Eugeni Xammar: Adolf Hitler o la simpleza desencadenada

La misteriosa «Entrevista a Hitler» de Eugeni Xammar, del 8 de noviembre de 1923


Contribución al debate de Knud Böhle (en alemán: Spanienecho, 5 de julio de 2024), traducción de Pascual Riesco Chueca (Spanienecho, 7 de agosto de 2024)


1. De qué trata esta contribución al debate

1.1 Objetivos

Hace poco más de cien años, el 8 de noviembre de 1923, se inició el golpe fraguado por Hitler-Ludendorff en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich. Ese mismo día se encontraba en Múnich el corresponsal español en el extranjero Eugeni Xammar. Según él, Hitler le concedió (a él y a su amigo y colega Josep Pla) una entrevista precisamente durante aquella jornada.

Pocas horas antes del golpe de Estado que debía convertirlo en dictador de Alemania por una noche, Adolf Hitler nos había concedido una entrevista que no dudamos en calificar de interesante (Xammar 2005, p. 204).

Por la noche, informa a sus lectores, presenció el golpe de Estado de Hitler en el Bürgerbräukeller.

Bien organizado y bien representado, un golpe de Estado como el que hemos tenido la suerte de pre­senciar en Múnich al cabo de veinticuatro horas de llegar, es una de las cosas que surten más efecto y que dejan un recuerdo para toda la vida (ibid., p. 187).

Así consta en los artículos publicados por Xammar en La Veu de Catalunya.1 Su artículo «El golpe de estado como espectáculo» (Xammar 2005, pp. 187-192) apareció allí el 17 de noviembre de 1923, seguido el 24 de noviembre de 1923 por «Adolf Hitler o la necedad desencadenada» (ibid., pp. 204-208), cuyo contenido principal es la entrevista que Xammar afirma haber mantenido con Hitler en las oficinas del Völkischer Beobachter, en adelante abreviado como VB, el 8 de noviembre de 1923.2

De estos dos artículos se ocupa el presente escrito. El artículo sobre el golpe en el Bürgerbräukeller es de alcance más limitado y solo tiene interés como evidencia de que Xammar ciertamente no estuvo presente en el acontecimiento sobre el que escribió. La entrevista a Hitler, en contraste, es la «la peça més controvertida del periodisme català» (Sánchez Piñol 2009; en la misma línea, Pla Barbero 2018). Porque si realmente hubo un encuentro y una conversación entre Hitler y Xammar en ese día histórico, sería sumamente interesante para la investigación sobre la persona de Adolf Hitler y el nacionalsocialismo.

Por supuesto, la importancia de una entrevista de este tipo como fuente histórica aumentaría aún más si se consigue desvelar aspectos inéditos acerca de su contenido. Sin embargo, para ello se requiere un meticuloso rigor textual y crítico de las fuentes. Habría que aclarar, por ejemplo, si la situación de la entrevista era formal o informal, si el entrevistador extranjero entendió correctamente las palabras de su entrevistado, si el entrevistador recordaba correctamente, si el entrevistador informó textual y verazmente de lo que se había dicho, o si atribuyó a su entrevistado algo que no había dicho o que no quería decir. Pues, en este último caso, la entrevista perdería gran parte de su validez como fuente histórica de información. Huelga decir que una entrevista a Hitler completamente inventada por un periodista de 1923 carece de valor para la investigación sobre el nazismo. Por lo tanto, la cuestión principal que hay que aclarar es si Eugeni Xammar entrevistó realmente a Hitler o simplemente se lo inventó. Si la entrevista llegó a producirse, habría que analizarla más a fondo en términos de crítica textual y de fuentes.

En el presente texto se defenderá la tesis ―aprovechando la discusión previa de autores españoles sobre el carácter genuino o no de la entrevista― de que hay que abandonar el supuesto de que la entrevista tuvo lugar. En las subsiguientes referencias a esta entrevista, que creemos fingida, acudiremos a una mención abreviada: «entrevista», o «entrevista a Hitler».3

Seguidamente rastrearemos y analizaremos las vías que han permitido a la «entrevista», una vez publicada en traducción alemana, acceder inesperadamente al estatus de fuente histórica fidedigna en la investigación alemana sobre el nacionalsocialismo.

La siguiente discusión pretende contribuir al debate sobre la autenticidad de la «entrevista» con el fin de dejar en claro si se trata de una entrevista falsa, carente de valor para la investigación histórica, o de una valiosa fuente histórica.

1.2 El corresponsal en el extranjero Eugeni Xammar

Antes de entrar en más detalles sobre la «entrevista», conviene presentar brevemente a Eugeni Xammar (1888-1973). El catalán es uno de los más destacados periodistas españoles, de una estirpe que hubo de desaparecer en gran medida de la conciencia pública durante los largos años del franquismo. Los artículos que escribió entre 1922 y 1924 como corresponsal en el extranjero desde Alemania para periódicos catalanes, y entre 1930 y 1936 para el diario madrileño Ahora, sólo volvieron a estar a disposición del público en edición antológica más de veinticinco años tras el final de la dictadura franquista.4

En tanto que corresponsal extranjero, Xammar adoptaba la perspectiva de observador ajeno al contexto, que, precisamente por su distanciamiento, lograba mostrar a su público español los aspectos grotescos y tragicómicos de la situación alemana. Por otra parte, Xammar estaba siempre bien informado, hasta el último detalle, sobre las personas, configuraciones y aconteceres de Alemania acerca de los que escribía.5 La lectura de varios periódicos diarios, ciertamente no solo alemanes, constituía un recurso decisivo para mantenerse bien informado.6 La combinación de su inconfundible estilo y sus amplios conocimientos imprime carácter a sus reportajes desde Alemania, que son asimismo de sumo interés para los lectores e historiadores alemanes que se ocupan de las décadas de 1920 y 1930. En su artículo, Xammar no nos interpela en su condición de nacionalista catalán políticamente conservador, sino ante todo como corresponsal de asuntos extranjeros catalán-español, democrático-burgués, activo en Alemania durante la República de Weimar.

1.3 Algunos datos sobre el golpe de Hitler-Ludendorff del 8 y 9 de noviembre de 1923

La Revolución de noviembre de 1918 tuvo su inicio en el levantamiento de los marineros de Kiel y pronto se extendió por toda Alemania. Condujo a la proclamación de la república y al derrocamiento de la monarquía en Berlín el 9 de noviembre de 1918. El 11 de noviembre de 1918, el armisticio de Compiègne puso fin a las hostilidades de la Primera Guerra Mundial, y el 28 de junio de 1919 se firmó el Tratado de Versalles.

La legitimidad de la República de Weimar era cuestionada por grupos y partidos monárquicos, nacionalistas, de extrema derecha y antisemitas. En el terreno propagandístico, los interrogantes sobre quién era culpable de la guerra desempeñaron un papel fundamental. El Mando Supremo del Ejército (OHL) intentó culpar a la socialdemocracia, a los políticos demócratas y a la «judería» de la derrota militar del Reich alemán en la Primera Guerra Mundial, una derrota de la que el principal responsable no era otro que el OHL («leyenda de la puñalada por la espalda»).

Para los enemigos de la República de Weimar en particular, el 9 de noviembre tenía un alto valor simbólico. Un escritor satírico alemán no podría haber sido más sarcástico que Xammar a la hora de penetrar en el meollo de los insultos y mentiras que circularon tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial; de paso, Xammar también sabe tender un puente que va desde el 9 de noviembre de 1918 hasta el golpe de Estado de Hitler-Ludendorff.

El día siguiente de nuestra llegada [a Múnich] era el día 8 de noviembre, vigilia del quinto aniversario de la revolu­ción alemana. La revolución alemana del 9 de noviembre fue organizada deprisa y corriendo por cuatro judíos pagados por Bélgica en el preciso momento en el que el ejército alemán iba a alcanzar la victoria decisiva. Esto en Baviera lo saben hasta los perros y los niños, y cuando llega el día del fin del año de la revolución criminal, los bávaros, con el alma enlutada, llenan las cervecerías hasta los topes. […] Discur­sos, gritos, canciones patrióticas y cerveza. Sobre todo cerveza. […] El aire se espesa y uno respira la atmósfera de golpe de Estado. Lo que parece extraño es que haya tarda­do cinco anos en llegar (Xammar 2005, p. 188 ss).

Una portada contemporánea de Simplicissimus, que incluimos aquí meramente como ilustración, está dedicada a los bávaros mencionados por Xammar.

Simplicissimus del 3.12.1923
Fuente: Simplicissimus del 3.12.1923, 28(1923)26, p. 441; en linea: http://www.simplicissimus.info/

Wolfgang Schieder (2023) describe sucintamente el complot Hitler-Ludendorff:

Los rumores de un inminente golpe del NSDAP circulaban por Baviera desde principios del otoño de 1923. Hitler encendió los ánimos con mítines multitudinarios y repetidos discursos en el circo Krone. Con todo, no había preparado logísticamente su golpe, si hemos de creer que la idea de dar ese arriesgado paso estaba tomada desde el principio. No era la primera ni iba a ser la última vez en que Hitler actuó de forma vacilante […]. El 26 de septiembre, el gobierno del estado bávaro de Eugen von Knilling declaró inesperadamente el estado de emergencia y nombró al ex ministro presidente Gustav Ritter von Kahr comisario general con poderes dictatoriales. Kahr prohibió los mítines públicos del NSDAP y se hizo así con el control. Programó una reunión para el 8 de noviembre en el Bürgerbräukeller de Múnich, a la que estaban invitadas todas las fuerzas antirrepublicanas de Baviera, con la excepción del NSDAP. […] De improviso, el movimiento de Hitler entraba en competencia con los grupos conservadores de Baviera. Esto le obligó a actuar sin preparación. Para adelantarse a Kahr, improvisó y adelantó la fecha del golpe […] (p. 41).

El 6 de noviembre de 1923, Hitler y sus compañeros de armas habían tomado una decisión fundamental: organizar un putsch. La fecha inicialmente prevista para la acción era el 10 o el 11 de noviembre. El 7 de noviembre de 1923, Hitler se reunió con los líderes de las organizaciones paramilitares pertenecientes a la Kampfbund para completar los preparativos del golpe.7 Es en esta reunión cuando se decide adelantar su fecha. A las ocho de la tarde del 7 de noviembre se tomó la decisión de dar el golpe el mismo 8 de noviembre y aprovechar el acto de von Kahr en presencia del gobierno bávaro y de muchos políticos de alto rango para tomar el gobierno y marchar sobre Berlín al día siguiente. Basándose en «falsos rumores» (Wien 2023, p. 233), los golpistas querían evitar que en el acto del Bürgerbräukeller se crearan hechos que contrarrestaran sus propias intenciones de derrocar al gobierno. La reunión conspirativa no concluyó hasta la noche del 8 de noviembre de 1923. El desarrollo del intento de golpe de Estado en la noche del 8 de noviembre de 1923 y al día siguiente es resumido así por Wolfgang Schieder:

Una vez iniciada la reunión, Hitler hizo que las SA acordonaran el Bürgerbräukeller y entró sin anunciarse en la abarrotada sala con unos pocos seguidores leales. Se subió a una silla y, ante el barullo que no cesaba, disparó al techo con una pistola. Luego gritó marcialmente: «Ha estallado la revolución nacional. La sala está ocupada por seiscientos hombres fuertemente armados. Nadie puede abandonar la sala. Si no hay calma inmediata, haré colocar una ametralladora en la galería. El gobierno de Baviera ha sido depuesto. Se ha formado un gobierno provisional». Nada de esto era cierto; la proclamación de una «revolución nacional» no era más que una farsa. Pero Hitler consiguió obligar a los tres líderes más importantes de los conservadores bávaros, el comisario general von Kahr, el comandante del Reichswehr (fuerzas armadas imperiales) en Baviera, Otto von Lossow, y el jefe de la policía estatal bávara, Hans Ritter von Seißer, a aceptar sus intenciones nacionalistas y revolucionarias. Sin embargo, parece que solo lo consiguió después de que el general Ludendorff también apareciera en escena en el Bürgerbräukeller y aprobara la revolución nacional de Hitler. Sin embargo, nada más escapar del Bürgerbräukeller, el trío de políticos bávaros anuló todas sus promesas y decidió oponerse a los planes golpistas de Hitler y Ludendorff. […]

Durante la noche del 8 al 9 de noviembre, los golpistas se dieron cuenta de que sus planes habían fracasado. Para Hitler fue una catástrofe a la que no veía salida. Fue Ludendorff quien propuso un escape con su apodíctica fórmula «marchemos». A sugerencia suya ―no de Hitler―, los golpistas decidieron desfilar por el centro de la ciudad la mañana del 9 de noviembre, posiblemente para ocupar el Ministerio de Guerra bávaro. […] La marcha, de unos dos mil hombres, se constituyó hacia el mediodía. Encabezada por Ludendorff, Hitler, su íntimo Scheubner-Richter, su guardaespaldas Graf, Hermann Göring y Friedrich Weber, líder nacionalsocialista del partido de extrema derecha «Liga del Oberland». En el Feldherrnhalle, el monumento bávaro a las anteriores victorias monárquicas, los golpistas se encontraron con una unidad armada de la policía estatal, que al parecer abrió fuego contra ellos inmediatamente sin previo aviso. Algunos golpistas respondieron a los disparos. En pocos minutos, catorce golpistas y cuatro policías yacían muertos en el suelo. Hitler no fue alcanzado […] (pp. 42 ss.).

Tras un infructuoso intento de fuga, Hitler fue detenido el 11 de noviembre y puesto bajo custodia.

1.4 La estructura del presente ensayo

Tras esta introducción (sección 1), se describe seguidamente el contenido de la «entrevista a Hitler» del 8 de noviembre de 1923, con el fin de sentar las bases necesarias para las explicaciones posteriores (sección 2). La sección tercera da voz a los críticos españoles que han expuesto dudas fundadas sobre la autenticidad de la entrevista. A continuación (sección 4), se plantean otras objeciones críticas basadas en el estudio de las fuentes. Posteriormente, se explica el antisemitismo exterminador de entonces en Alemania, esbozando el contexto en el que se sitúan y deben interpretarse las frases sobre la eliminación de los judíos en la entrevista (sección 5). Sigue un intento de reconstruir el curso de la jornada de Adolf Hitler en aquel 8 de noviembre de 1923 para aclarar si en dicha jornada pudo caber una entrevista con Xammar (sección 6). A continuación, se analiza la recepción de la «entrevista» en Alemania, donde ha llegado a convertirse en una respetada fuente de erudición histórica (sección 7). La sección 8 trata del fantástico reportaje de Xammar sobre el fallido golpe de Estado de Hitler que comenzó la noche del 8 de noviembre. La última parte (sección 9) trata de evaluar la entrevista fingida y el reportaje sobre el golpe en el Bürgerbräukeller, que Xammar no presenció en términos del daño que los artículos podían causar, situándolos en el contexto de la cultura mediática en la España de la época.

2. Descripción del artículo con la «entrevista a Hitler»del 8 de noviembre de 1923

El 24 de noviembre de 1923, el artículo «Adolf Hitler o la necedad desencadenada» apareció en La Veu de Catalunya.8 El fallido putsch Hitler-Ludendorff del 8 de noviembre quedaba más de dos semanas atrás. Hitler estaba en la prisión de Landsberg am Lech desde el 11 de noviembre de 1923.

El artículo contiene la siguiente información sobre el contexto de la entrevista. Se realiza en el despacho de Hitler en la redacción del VB. Hitler lleva su familiar gabardina con una cruz de gancho bordada en la bocamanga, no se quita la gorra, saluda con un marcial golpe de talón, ofrece a Xammar (y a su acompañante Josep Pla) sendas sillas y empieza a decir que los españoles son bienvenidos en Baviera, mientras que los italianos, ingleses, rumanos y holandeses no son de fiar: todos judíos. Queda asi introducida la cuestión judía como tema destacado.

[Hitler:] La cuestión judía es un cáncer que roe el organismo nacional germánico. Un cáncer político y so­cial. Afortunadamente, los cánceres políticos y sociales no son una enfermedad incurable. Tenemos la ex­tirpación. Si queremos que Alemania viva, debemos eliminar a los judíos…

[Xammar:] ¿A garrotazos?

[Hitler:] Ojalá, si no hubiera tantos. El pogromo es una gran cosa, pero hoy por hoy ha perdido buena par­te de su eficacia medieval. […] ¿Qué ganaríamos con apalear la población judía de Múnich si en el resto de Alemania los judíos continuaran siendo, como ahora, los dueños del dinero y de la política? En toda Alemania hay más de un millón de judíos. ¿Qué quiere hacer? ¿Los quiere matar a todos en una noche? Seria la gran solución, evidentemente, y si eso pudiera ocurrir la salvación de Alemania estaría asegurada. Pero no es posible. Lo he estudiado de todas maneras y no es posible. El mundo se nos echaría encima, en lugar de dar nos las gracias, que es lo que debería hacer. […] Ya hemos visto que el pogromo no era posi­ble. No queda sino la expulsión: la expulsión en masa. Con la expulsión de los judíos hace más de cuatro siglos, España…

[Xammar:] ¿Cree usted que hizo un buen negocio? (Xammar 2005, pp. 206-207, énfasis añadido, KB).

En dos ocasiones, Xammar interrumpe al monologante Hitler. En una de ellas le pregunta, de forma un tanto maliciosa y provocativa, si los judíos deberían ser destruidos a porrazos. El Hitler de la «entrevista» responde que ésa sería la mejor solución, pero que un pogromo ya no puede ser una solución hoy en día, y que la expulsión masiva es el método recomendable.

Cuando Hitler quiere referirse a la expulsión de los judíos en España, Xammar lo interrumpe de nuevo con una pregunta que alude a la clásica pregunta sobre si la expulsión de los judíos ha perjudicado a la economía española. El Hitler de la «entrevista» no responde a esta pregunta. En vez de ello, desarrolla su argumento de que el error de los Reyes Católicos fue permitir la conversión de los judíos para evitar la expulsión, y repite que la solución al problema pasa por la expulsión de toda la raza judía.

El problema judío, entérese de una vez por todas, no es religioso. Es un problema de raza. El modo de re­solverlo es la expulsión. Pero la expulsión rigurosa de todos cuantos sean de raza judía, tanto los practi­cantes como los indiferentes y como los conversos (Xammar 2005, p. 207, énfasis añadido por KB).

El artículo también contiene referencias al tipo de antisemitismo vigente en Baviera por entonces. El Hitler de la «entrevista» le dice a su entrevistador que, ciertamente, teniendo Xammar la nariz que tiene, habría sido objeto de alguna paliza. Declara este: «Hitler se ríe, y yo también, pero no tan a gusto como él» (Xammar 2005, p. 207). Constan documentalmente ataques y lesiones a judíos por nazis de la época (Reinicke 2018).

También es conocida e históricamente documentada la expulsión de judíos de Baviera a instancias del Comisario General del Estado Gustav von Kahr, a quien el gabinete bávaro había otorgado poderes dictatoriales el 26 de septiembre de 1923. El Hitler de la «entrevista» se refiere a ello:

[Hitler:] En Baviera la expulsión de judíos ya ha empezado, pero con timidez. Von Kahr expulsa, poco a poco, a todos los judíos que no son ciudadanos bávaros. Es muy poca cosa, pero hay que reconocer que no puede hacer más. Von Kahr tiene las manos atadas.

[Xammar:] ¿Por quién, si se puede saber?

[Hitler:] Se va a quedar de piedra. El defensor principal de los judíos en Baviera es el arzobispo de Múnich, el cardenal Faulhaber (Xammar 2005 p. 207).

Esta declaración no solo se emite en la «entrevista a Hitler». Ya había sido publicada dos días antes en el Völkischer Beobachter.

El 6 de noviembre, dos días antes del putsch, el Völkischer Beobachter había reaccionado al sermón de Faulhaber con ocasión del día de los Santos con un artículo titulado «El cardenal Faulhaber como protector de los judíos»; lo atacaba en tanto que «protector de los judíos» porque había afirmado «que los judíos también son seres humanos y que no debemos dejarles pasar hambre y frio en invierno». Pero todavía en el Congreso Católico de 1922, sin embargo, había hablado «de forma muy diferente» «utilizando palabras muy duras contra la prensa judía» (An­tonia Leugers 2014).

Desde el punto de vista de los lectores catalanes, es probable que la «entrevista» haya constituido una lectura sumamente divertida que juega con el horror: infoentretenimiento. Llama la atención poderosamente la forma periodística que reviste el tema de la expulsión de los judíos en la «entrevista». La expulsión de los judíos orientales de Baviera en 1923, la expulsión de los judíos en España bajo los Reyes Católicos y, en el futuro, la expulsión masiva por Hitler, se convierten en un relato bien trabado. El lector español atento comprende a través de la comparación: este Hitler es aún más antisemita, aún más radical, aún más racista que los Reyes Católicos.

Si la «entrevista» se representara como una pieza teatral, parecería un esperpento o un farsa de labriegos, según los énfasis creativos del director.9 La risa podría quedarse atascada en la garganta de algunos. Los protagonistas de la obra son, por un lado, un periodista español culto, brillante, provocador, entrometido; por otro, un patán poco presentable con un antisemitismo delirante. El propósito de la obra es divertir e instruir (¡!) al público. Hoy, la «entrevista» parece una fantasía literaria. A continuación, se analizarán con más detalle algunos aspectos del contenido.

3. Las dudas de los intelectuales catalanes sobre la legitimidad de la «entrevista»

En España, especialmente en Cataluña, se han planteado una y otra vez dudas sobre si la «entrevista a Hitler» fue una falsificación. En 2000, dos años después de la publicación de la edición catalana de los artículos de Xammar escritos entre 1922 y 1924 (Xammar 1998), se discutió públicamente por primera vez si la «entrevista» era una invención. Existen esencialmente dos pequeños artículos en periódicos catalanes en los que se argumentan las dudas sobre su autenticidad. También hay un artículo más extenso de Pla Barbero (2018) en la revista literaria Cuadernos Hispanoamericanos, que intenta reconstruir el debate y marca sus propios acentos.10

El periodista Lluís Permanyer (2000) escribe en La Vanguardia que la «entrevista a Hitler» era probablemente una invención, aunque no puede demostrarlo con datos irrefutables (Permanyer 2000, p. 2). En primer lugar, a Permanyer le parece poco probable que Hitler hubiera concedido una entrevista a los dos periodistas precisamente en el agitadísimo día del golpe de Estado.

En segundo lugar, el artículo no se publicó hasta el 24 de noviembre de 1923, es decir, en un momento en que Hitler ya estaba encarcelado tras el fallido golpe de Estado y no podía defenderse de las declaraciones que se le atribuyen, viéndolo del revés, el periodista podía tomarse impunemente muchas libertades en cuanto al contenido.

El tercer argumento ―y el más importante― esgrimido por Permanyer contra la autenticidad de la entrevista se basa en un examen de toda la obra de Xammar y Pla, que nunca volvieron a referirse a esta «entrevista», ni siquiera en sus textos autobiográficos. Según Permanyer, es difícil imaginar que alguien haya podido olvidar sin más un encuentro con Hitler, aunque fuera breve.

Resume pues Permanyer la cuestión: «En fin, una diablura inocente que cuadra con el perfil de Xammar, de Pla y también con el estilo de la época» (Permanyer 2000, p. 2).

Unos años más tarde, en 2009, el escritor Albert Sánchez Piñol, tampoco un desconocido en Alemania, retoma el caso en un breve artículo titulado «Mèrit i misteri» en el diario catalán Avui, en la estela de Permanyer. Como este, considera muy probable que la «entrevista a Hitler» sea una invención y que la «entrevista» nunca tuvo lugar, pero no quiere zanjar la cuestión.

Como Permanyer antes que él, duda de que Hitler hubiera podido encontrar tiempo para una entrevista el día del golpe de Estado del 8 de noviembre de 1923. Sospecha que el contenido de lo que tenemos ante nosotros podría proceder de rumores o de terceras personas cercanas a Hitler y no del propio Hitler. Los periodistas podrían haber añadido lo que se les ocurriera. También se refiere al hecho de que Hitler estaba en prisión en el momento de la publicación tras el fallido golpe de Estado. En otras palabras, Xammar tenía suficiente información, de fuentes diversas, para elaborar una entrevista con Hitler sin contar con Hitler.

En particular, Sánchez Piñol ve improbable que Hitler hubiera revelado a dos desconocidos algo que, por lo demás, evitó en la medida de lo posible: hacer una declaración pública precisa sobre su objetivo de exterminar a los judíos.11 Sánchez Piñol también sospecha que las referencias a la historia de España en la «entrevista» son añadidos casi gratuitos de Xammar que no parecen corresponderse con los conocimientos de Hitler.12

Sánchez Piñol ofrece una explicación plausible para el silencio de Xammar, mantenido durante toda su vida, sobre la «entrevista a Hitler». Cuando Hitler llega realmente al poder en 1933, pasa de ser un bufón fracasado a convertirse en un respetable objeto de investigación histórica, de modo que incluso sus primeras declaraciones pasen a ser muy relevantes para la investigación sobre el nazismo y Hitler. Habría sido vergonzoso que se asociara a los periodistas con una entrevista ficticia.

Como en el caso de Permanyer, la conclusión vuelve a acudir al argumento «[es] típico de Pla y Xammar» y el breve artículo termina con una dosis de humor: «Vaya par. ¿Ves lo brillantes que eran? Incluso cuando la pifian, no se puede evitar hablar de ellos».13

También es interesante el artículo de Pla Barbero, filólogo y especialista en Josep Pla, que conoció los artículos de Permanyer y Sánchez Piñol y trató con detalle el estatus de la «entrevista» (Pla Barbero 2018, en línea). Sostiene que la «entrevista» de alguna manera existió, pero al mismo tiempo reconoce que el contenido de la «entrevista» publicada estaba totalmente al arbitrio de los periodistas. Escribe: «[Xammar y Pla] tenían todas las credenciales literarias necesarias para haber reescrito el recuerdo de su entrevis­ta con Adolf Hitler, fuera como fuera este encuentro, fugaz, improvisado, predeterminado, exclusi­vo o con otros periodistas» (Pla Barbero 2018, en línea).

Pla Barbero demuestra así lo que le cuesta prescindir de la idea de que la «entrevista» existió de algún modo. Por ello, a diferencia de Permanyer y Sánchez Piñol, no interpreta el silencio sobre la «entrevista» como un indicio claro de que se trataba de una entrevista falsa. En cambio, se pregunta por qué los periodistas nunca volvieron a referirse a la «entrevista»: «quizás no se sintieron nunca muy orgullosos de ello. O temían que se les reprochara no ha­ber detectado en el dictador al loco peligroso que ya era».

La discusión española sobre el asunto ofrece un resultado importante: afloran serias dudas de que la «entrevista» pudiera haber tenido lugar el 8 de noviembre de 2013, el día del golpe, como afirma Xammar. Sin embargo, no puede dudarse de que Xammar podría haber tenido suficiente conocimiento de diversas fuentes para inventar una «entrevista a Hitler». Otro argumento en contra de la autenticidad de la «entrevista» es que contiene declaraciones de Hitler que no parecen encajar con él, como la abierta referencia al exterminio de judíos ante dos extranjeros, o las declaraciones sobre la historia de España. El hecho de que Hitler estaba en la cárcel cuando se publicó la «entrevista» alimenta aún más la sospecha de que se puso en boca de Hitler, con desahogo, cosas que procedían de la imaginación de Xammar.

Por tanto, aun en caso de haber existido una reunión entre Xammar y Hitler, el contenido reproducido en el artículo del periodista sería fruto de una manipulación y falsificación, y, por lo tanto, completamente desechable como fuente histórica. Sería indistinguible lo que se debe a la imaginación de Xammar y lo que Hitler dijo realmente. Un argumento de peso a favor de que la «entrevista» fue inventada en su totalidad o en gran parte es el hecho de que después de que Hitler llegara al poder y se convirtiera en una figura histórica, los periodistas no volvieron a referirse a la «entrevista», nunca más en toda su vida.

4. Algunos aspectos complementarios desde el punto de vista de la crítica de fuentes

A la luz de las fuentes disponibles, la cuestión de qué dimensión tuvieron las supuestas reunión y entrevista merece ser analizada. Xammar afirma que se les concedió «una entrevista», pero ¿fue realmente una entrevista? En una entrevista, el entrevistado sabe que lo que diga se publicará en un determinado órgano de prensa. En una entrevista entre un corresponsal extranjero y un político, también cabe suponer que el político intenta deliberadamente decirle al periodista lo que quiere que se publique. Es muy diferente, por ejemplo, si el Hitler de la entrevista suponía que estaba concediendo una entrevista destinada a ser publicada en un periódico (catalán) o si pensaba que el encuentro era una conversación informal y privada con personas afines.

El propio título del artículo y la caracterización de Hitler como un «un necio monumental, magnífico y destinado a hacer una carrera brillantísima (De esto último él está aún más convencido que nosotros mismos)» (Xammar 2005, p. 204) dejan claro que este artículo no llegó a oídos de Hitler ni de ninguno de sus compañeros de armas. Xammar, que trabajó como corresponsal extranjero en Alemania hasta 1937, debió de sentirse aliviado de que los nazis, obviamente, nunca se enteraran de sus cáusticas valoraciones sobre Hitler. Eso podría haberle costado caro ante unas SA y una Gestapo vengativas y asesinas. Por esta razón, Xammar no tuvo ciertamente ninguna motivación para atraer atención hacia sus artículos sobre Hitler hasta 1945.

Una segunda cuestión ya ha sido abordada por los autores catalanes escépticos. ¿Hasta qué punto puede diferir lo publicado de lo realmente dicho y cómo afronta el historiador esta diferencia? Los autores españoles se preguntaron sobre todo qué había añadido Xammar como producto de su imaginación. Además, habría que preguntarse si Xammar recordaba todo correctamente cuando escribió su artículo. Sería preciso averiguar si la entrevista fue grabada de alguna forma o si la memoria y la capacidad de recordar del periodista fueron la única base de la reproducción. También habría que preguntarse hasta qué punto Xammar entendía el alemán (de Hitler) en aquella época, en 1923. El hecho de que tradujera el Dr. Faustus de Thomas Mann después de la Segunda Guerra Mundial no significa necesariamente que ya dominara perfectamente el alemán más de veinte años antes, en el otoño de 1923.

Hay otros detalles en el artículo que no cuadran. Se habla de una gorra, que Hitler no se quitó. Las fotos de la época, que circulan por internet y en publicaciones impresas, muestran a Hitler sin gorra o con un sombrero blando. La idea de que Hitler pudiera dar un taconazo marcial ante Xammar y Pla tampoco parece creíble. El placer de Hitler por reunirse con los españoles también parece inverosímil, incluso si se tiene en cuenta el hecho de que el dictador Primo der Rivera había llegado recientemente al poder en España. En la «entrevista» es esta alegría la que supuestamente motiva a Hitler a expresarse con especial franqueza.14 En cambio, inesperadamente, los italianos salen muy mal parados («todos judíos»), pese a que Hitler era apasionado admirador del fascismo italiano, lo usaba de modelo, y gustaba de encontrarse con Mussolini.15

En cuanto al contenido, la forma en que Hitler se refiere a la «mejor solución» en la «entrevista» no encaja con la argumentación habitual de Hitler en aquella época. En una época en la que Hitler se pronunciaba públicamente en contra de los pogromos y a favor de un «antisemitismo de la razón», el fanfarroneo sobre los pogromos no suena coherente.16 En este contexto, una comparación con el artículo de Josep Pla sobre la supuesta reunión con Hitler también resulta reveladora.

Ambos inventaron (o falsificaron) la «entrevista», cada uno a su manera. El artículo de Pla se publicó el 28 de noviembre de 1923, unos días después del de Xammar (reproducido en Xammar 2005, pp. 208-213). Es interesante observar que todo el exceso verbal sobre el exterminio de los judíos, que Xammar pone en boca de Hitler, no aparece en Pla. En otras palabras, el delirante fanatismo antisemita de Hitler, que está en el centro de lo publicado por Xammar, no desempeña ningún papel en lo escrito por Pla.

Otro detalle interesante es que Josep Pla (que no entiende alemán) habla de un monólogo en su versión y ni siquiera desea ofrecer la apariencia de una conversación con Hitler. Por otra parte, mientras Pla subraya en su artículo que Hitler quería una nueva guerra, este aspecto no aparece en el artículo de Xammar. En las versiones que ofrecen Pla y Xammar sobre la entrevista, la forma y el contenido son tan diferentes que la credibilidad de los relatos de ambos periodistas se resiente.

En cuanto al contenido, tampoco parece muy convincente la afirmación tajante que hace el «Hitler de la entrevista» cuando insiste en la expulsión masiva como método a elegir. Por un lado, el NSDAP no especificó qué métodos utilizaría para perseguir a los judíos hasta 1933. En segundo lugar, el programa de veinticinco puntos del NSDAP de 1920 ya incluía una combinación de medidas previstas: «privación de todos los derechos civiles, prohibición de ocupar cargos públicos y de ejercer la prensa para los judíos alemanes, su expulsión en caso de desempleo y la expulsión de la mayoría de los judíos inmigrantes» (Wikipedia: Solución final 2024). Los editores de la edición crítica del Mein Kampf consideran que el antisemitismo de Hitler en aquella época se caracterizaba por el rechazo de los pogromos, la lucha legal y la eliminación de los derechos de los judíos y, en última instancia, la expulsión total de los judíos (Institut für Zeitgeschichte 2022: Mein Kampf, volumen 1, capítulo 2, comentario 172). Tampoco aquí se mencionan explícitamente los medios que debían emplearse para alcanzar este objetivo, ya que no existía la correspondiente decisión.

En conjunto, la abundancia de pruebas tendentes a sugerir una falsificación es abrumadora. Sin embargo, el argumento más sólido en contra de la autenticidad de la entrevista es el hecho de que todavía no existe ningún documento o testimonio de un tercero que demuestre que la «entrevista» tuvo lugar realmente. O, dicho de otro modo: lo crucial no estriba en demostrar que la «entrevista» no tuvo lugar, sino en confirmar que la entrevista se realizó. En este sentido, se requiere una inversión de la carga de la prueba. Hay que buscar en las memorias de los empleados de VB, en los diarios y notas de colegas, amigos y familiares, en las notas de otros periodistas extranjeros que tuvieron trato con Xammar. Mientras no haya pruebas positivas de un encuentro correspondiente entre Xammar y Hitler, debe suponerse una entrevista ficticia.

5. Sobre el antisemitismo aniquilador en Alemania y en la «entrevista» de Xammar

A veces se afirma que Hitler dio a conocer su antisemitismo radical de forma inusualmente abierta en la «entrevista», como nunca lo había hecho antes. La presentación de la edición española aún hoy habla de una «turbadora entrevista» que Xammar (y Pla) realizaron al futuro dictador en 1923 y «en la que este ya prefigura el holocausto» (Acantilado 2024, en linea). El prefacio de la traducción alemana del libro también se refiere a la entrevista «en la que Hitler esbozó con toda franqueza sus planes para el exterminio de los judíos […]» (Berenberg 2007, p. 9).

Otros autores van incluso más lejos y encuentran en la «entrevista» referencias a los planes de exterminio de los judíos, al Holocausto y a la Solución Final. En un comentario de Arcadi Espada (2005) en El País, por ejemplo, se cita un pasaje de la «entrevista», que es interpretado como una anticipación del Holocausto. Espada lee la «entrevista» como si el asesinato masivo de los judíos fuera lo que Hitler propuso y ella constituyera en realidad el primer anuncio de la Solución Final.17

Situar el mundo de pensamiento de Hitler en el contexto del «antisemitismo de exterminio», como denomina Peter Schäfer al fenómeno (2000, pp. 229 y ss.), puede ayudar a categorizar mejor los pasajes relevantes de la «entrevista». El hecho es que en Alemania se generalizó un antisemitismo de exterminio desde principios del siglo xix, el cual se radicalizó aún más apoyándose en teoría racial en la segunda mitad del siglo xix. Los judíos no debían ser integrados, sino eliminados. Sería más moderno hablar del objetivo de la limpieza étnica por motivos raciales. Los medios para este fin se denominan destierro, reasentamiento, deportación (por ejemplo, a Madagascar como propuso de Lagarde en 1885), exterminio.

En este antisemitismo radical tradicional siempre anidaba una pregunta latente y una sorda amenaza referente a qué medios drásticos podrían usarse para deshacerse de los judíos, cómo podrían ser eliminados. Por esta razón, los documentos del antisemitismo aniquilacionista también contienen el «presagio» de una solución final. Dos ejemplos lo ilustran.

Christian Jansen ha analizado el Judenspiegel de Hartwig von Hundt-Radowsky de 1818. Consigue demostrar que los primeros elementos centrales del antisemitismo racista y eliminatorio ya estaban formulados, como ilustra la siguiente cita.

[Hundt propone] la esterilización de todos los judíos varones, una prueba más de su convicción racial acerca de la incorregibilidad de los judíos y de la modernidad de su programa de persecución genética. Se mostraba inflexible al afirmar que solo la eliminación completa de los judíos podría salvar a la sociedad mayoritaria: «Lo mejor, sin embargo, sería limpiar completamente el país de esa plaga, y para ello hay dos formas de hacerlo. O bien exterminarlos por completo, o bien expulsarlos […] del país. […] Lo preferible sería llevar a todos los judíos de Alemania […] a la frontera, de camino a la tierra prometida» (Jansen 2011, p. 32).

Alexander Bein, investigador del antisemitismo moderno, ve «el primer y más significativo intento de apuntalar científicamente el ahora emergente movimiento antisemita […] a través de la filosofía, la biología y la historia» en la obra La cuestión judía como asunto de raza, moral y cultura (1881) del filósofo y economista nacional berlinés Eugen Dühring (1833-1921). El argumento de los antisemitas de que la cuestión judía era cosa de raza y no de religión, y que por tanto convertirse al cristianismo no podía ser una solución, no era por lo tanto nada nuevo en 1923.

Presentar [la cuestión judía] como una cuestión de religión es, en opinión de Dühring, un engaño y una ofuscación deliberados. «Incluso si todos los judíos se convirtieran a las iglesias dominantes, como deseaban los liberales, la cuestión judía no dejaría de existir. Al contrario, solo aumentaría el peligro y la amenaza para el pueblo». Dühring está seguro de que se impondrá la evidencia de «cuán incompatible con nuestros mejores instintos es la implantación de las características de la raza judía en nuestro ser. Según ello, la cuestión judía pertenece menos al pasado que al futuro. […] Una vez que esta raza ha sido entendida a fondo», dice Dühring ofreciendo claras pistas para el futuro, «uno se fija desde el principio otra meta, para la cual el camino no puede allanarse sin los medios más poderosos. Los judíos son […] una Cartago interna, cuyo poder los pueblos modernos deben romper para no sufrir de él la destrucción de sus fundamentos morales y materiales» y en otro lugar escribe Dühring: «Lo judío […] no puede eliminarse de otro modo que no sea por la eliminación de los propios judíos» (Bein 1958, p. 347).

Bein concluye que «la era de Hitler en realidad no tenía nada que añadir a los teóricos del antisemitismo» (Bein 1958, p. 360).18 La novedad no está en el pensamiento, sino en el hecho de que con el NSDAP nace un partido político que se caracteriza por un antisemitismo extremo, más o menos claramente expresado y violentamente practicado, según las circunstancias.19

Un discurso del 6 de abril de 1920 muestra claramente a Hitler en esta tradición de formular, por un lado, la máxima amenaza posible, pero sin especificar los medios:

Nos inspira la determinación implacable de llegar a la raíz del mal y exterminarlo sin contemplaciones. Para lograr nuestro objetivo, cualquier medio debe ser aceptable para nosotros, incluso si tenemos que coaligarnos con el diablo (reimpreso en Jäckel/Kuhn 1986, documento 61, pp. 184-204).

Pero incluso el vocabulario ―«erradicar», «eliminar», «suprimir», «extirpar», «hacer inofensivo», «exterminar», «destruir» o incluso, como en la presente cita, «exterminar»―, asociado a la noción enfermedades, alimañas o parásitos, sigue formando parte del antisemitismo de exterminio tradicional.

Cuando Hitler habla en la «entrevista» de un «tumor canceroso que se puede extirpar», sigue fiel al lenguaje del viejo antisemitismo de exterminio. Nada se pone en boca o se atribuye al Hitler de la «entrevista» en términos de antisemitismo que no pudieran conocer ya quienes, como Xammar, estaban familiarizados con Hitler, sus declaraciones y apariciones en cervecerías o en el circo Krone, el programa del NSDAP, el horizonte mental del antisemitismo tradicional, ideológicamente adaptado por vía racial, y la situación de Múnich en 1923.

Así lo confirma una entrevista que Hitler concedió en octubre de 1923 al periodista George Sylvester Viereck de The American Monthly, según Domeier un «simpatizante nazi» (2021, p. 426).20 En dicha entrevista, Hitler afirma:

Los judíos no son alemanes. Son un pueblo extranjero entre nosotros y se manifiestan como tal. […] Somos como un tuberculoso que no se da cuenta de que está condenado si no expulsa los microbios de sus pulmones. Las naciones, como los individuos, tienden a bailar de forma más frenética cuando están al borde del abismo. Por eso, digo, necesitamos medidas correctivas violentas, una medicina fuerte, tal vez una amputación. […] Queremos purgarnos de los judíos, no porque sean judíos, sino porque tienen una influencia nociva (Jäckel/Kuhn 1986, documento 578, pp. 1023-1026; traducción, PRC).21

El sueño (o la pesadilla) de una solución final siempre está latente en el lenguaje del viejo antisemitismo de exterminio. Sin embargo, ni leyendo a Hundt, ni a Dühring, ni al «Hitler de la entrevista», puede deducirse una anticipación mental o un anuncio de lo que significó históricamente la Solución Final en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Lo que los historiadores y el público entienden por Solución Final es el asesinato sistemático de todos los judíos europeos en todos los territorios bajo control del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, la Solución Final ha de entenderse como un eufemismo destinado a evitar hablar de asesinato masivo sistemáticamente planificado. La decisión política de asesinar sistemáticamente a todos los judíos europeos es fechada por los historiadores en otoño/invierno de 1941. Por lo tanto, situar la Solución Final, es decir, el Holocausto, en la mentalidad de 1923 es una proyección hacia atrás históricamente inaceptable.

6. La agenda de Hitler el 8 de noviembre de 1923, un día sin entrevistas

Los escépticos (entre ellos Jordi Amat 2019) dudan de que la «entrevista a Hitler» pudiera haber tenido lugar en la redacción del VB el día del putsch, el 8 de noviembre, como indica Xammar. En cualquier caso, la reconstrucción de la agenda de Hitler el 8 de noviembre de 1923 sugiere que la «entrevista» no tuvo lugar, ni en ese lugar ni ese día.22 Todavía no hay pruebas factuales que apoyen otra alternativa: que la entrevista con Hitler pudiera haberse efectuado en otro día y lugar.

La decisión de dar un golpe de Estado el 8 de noviembre de 1923 no se tomó hasta las ocho de la tarde del día anterior, el 7 de noviembre de 1923. El escaso tiempo de preparación aumentó inevitablemente la presión temporal y redujo las posibilidades de éxito del plan. Por lo tanto, el número de acciones que había que planificar, organizar y poner en marcha en un plazo mínimo era considerable. Esto incluía determinar el curso exacto de los acontecimientos, involucrar y fichar a los co-conspiradores, organizar las tropas de la Kampfbund y proporcionar apoyo propagandístico a través de agitadores y oradores, publicar un número especial de la VB, imprimir octavillas y carteles.

Después de medianoche, hacia la una de la madrugada del 8 de noviembre de 1923, Hitler parece haberse reunido con Hermann Esser (redactor del VB en 1920, jefe de propaganda del NSDAP en el Reich de 1923 a 1925) en su piso de Thierschstrasse 41. Por la mañana, a las diez, Hitler habría convocado a Rudolf Hess en su piso para explicarle sus cometidos en la ejecución del golpe (Wien 2023, p. 268). No está claro si Hitler pudo entrevistarse seguidamente con Hermann Esser, «que guardaba cama por ictericia» (Görtemaker 2023, p. 144), como defiende un biógrafo de Hess.23 Lo que es indiscutible es que Hitler fue llevado por su conductor esa mañana a la residencia privada de Ernst Pöhner y mantuvo con él una conversación de una hora. Al antiguo jefe de policía de Múnich se le ofreció el cargo de primer ministro tras el putsch. Pöhner aceptó.

Hitler no apareció por la redacción del VB hasta alrededor del mediodía, como describe Volker Ullrich: «A la hora de comer, Hitler, pálido de excitación, fusta en mano, irrumpió en la redacción del Völkischer Beobachter y declaró al sorprendido redactor jefe Alfred Rosenberg y a Ernst Hanfstaengl, que también estaba presente, que se había decidido a dar el golpe de Estado» (Ullrich 2022, p. 199). En la redacción del VB se pusieron entonces en marcha los preparativos periodísticos y propagandísticos para respaldar el golpe y la esperada toma del poder por Hitler. Como el golpe planeado seguía siendo un secreto, la redacción de la VB habría tenido cuidado a partir de ese momento de no permitir el acceso a la redacción a personas desconocidas.24

Ernst Hanfstaengl, un germano-estadounidense admirador de Hitler, que por entonces hacía las veces de portavoz de prensa extranjera del NSDAP, se puso en contacto con los periodistas estadounidenses Larry Rue (Chicago Tribune) y H. R. Knickerbocker (Conradi 2007, p. 86) y al parecer también facilitó a otros corresponsales extranjeros información avisando de que merecía la pena ir al Bürgerbräukeller por la tarde.

Lo que hizo Hitler en la tarde del 8 de noviembre y cuál fue su paradero no es algo que pueda reconstruirse a la ligera. Una nota de Hanfstaengl, que deseaba urgentemente comunicarse con Hitler por la tarde, dice: «No se pudo localizar a Hitler en ningún sitio. Se dijo que estaba en el mando de la división con el capitán Dietl para deliberaciones de peso» (Hanfstaengl 1970, p. 131).25 Si Hitler hubiera estado en las habitaciones del VB por la tarde, Hanfstaengl no habría permanecido ajeno a ello. Con qué otras personas y en qué lugares se reunió Hitler esa tarde puede quedar de momento en el aire. En cualquier caso, parece seguro que no hubo reuniones en las salas del VB donde Xammar afirma haber entrevistado a Hitler.26

Alrededor de las 18 horas, Hitler se encontraba en el Alto Mando de las SA en la Schellingstrasse, donde esperaba a Max Erwin Scheubner-Richter. A las 19 horas Hitler «visitó de nuevo la redacción del Völkischer Beobachter y el Alto Mando de las SA en la Schellingstrasse. Hitler invitó a Rosenberg a ir con él al Bürgerbräu. Hitler se sentó junto al conductor en la parte delantera, su guardaespaldas Graf con Rosenberg en la parte trasera» (Wien 2023, p. 283). Hitler y Rosenberg llegaron al Bürgerbräu poco después de las 20.00 horas (ibid., p. 283).

De la lectura de la literatura secundaria consultada se puede concluir que Hitler apareció solo una vez, visiblemente alterado, en el VB, sobre el mediodía, para informar a personas selectas sobre los planes del putsch, pero que ese día no había estado previamente en la redacción. Probablemente tampoco estuvo en el VB por la tarde, pues Hanfstaengl, que lo estaba buscando, se hubiera percatado de ello. Parece además bien poco probable una entrevista con visitantes extranjeros desconocidos en las salas del VB en la tarde del 8 de noviembre de 1923, debido a los complejos requisitos de organización y comunicación de los preparativos del golpe, el ritmo frenético y la tensión asociados, así como las obligaciones de secreto y seguridad. Al final de la tarde Hitler acude al VB con su chófer, su guardaespaldas y Rosenberg poco antes de partir hacia el Bürgerbräu.

Que Hitler se hubiera tomado un tiempo considerable en estas circunstancias para que dos españoles que le eran desconocidos escucharan sus puntos de vista sobre la cuestión judía, así como sus ideas de política económica,27 es altamente improbable, al igual que es improbable que tal entrevista hubiera pasado desapercibida y nadie la hubiera considerado digna de ser grabada o recordada. Ni Ernst Hanfstaengl, el «enlace con la prensa extranjera» (Hanfstaengl 1970, p. 135), que dedicó varias páginas de sus memorias a los acontecimientos del día de la intentona golpista, ni el diario de Paula Schlier, que trabajaba como secretaria en la redacción del VB, contienen referencia alguna a la entrevista o a los periodistas españoles. Sin duda, ambos habrían considerado notable una entrevista concedida por Hitler el día del golpe.

7. La «entrevista a Hitler» como fuente para la investigación sobre nazismo en Alemania

Una traducción al alemán del artículo de Xammar que contiene la «entrevista a Hitler», fue publicada por primera vez en 2007 por la editorial Berenberg como parte de la colección de artículos titulada Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922-1924 (Xammar 2007, pp. 145-148).

En un principio no se suscitaron sospechas sobre la autenticidad de la entrevista descrita. Ni había motivos para ello. Y es que la propia introducción editorial a las ediciones catalana y castellana (González Prada 2005, p. 10) no dudaba en ningún momento de que esa entrevista hubiera tenido lugar realmente. Como ya se ha señalado, en el prefacio de la traducción alemana del libro se afirma que a Xammar y Pla «se les concedió una entrevista exclusiva» en la que «Hitler expuso sus planes para el exterminio de los judíos […] con toda franqueza» (Berenberg 2007, p. 9).

El libro en su conjunto fue, con razón, muy bien recibido por periodistas e historiadores alemanes. Y así se inicia la andadura de la «entrevista» en tanto que fuente relevante para la investigación sobre Hitler. A partir de las observaciones introductorias del editor, que nadie puso en tela de juicio, una interpretación se impuso entre los autores de las reseñas. No cabía duda de que la «entrevista» tuvo lugar realmente el 8 de noviembre de 1923.

Christian Welzbacher (Süddeutsche Zeitung, 9 de octubre de 2007) se suma a la conversación sobre una entrevista exclusiva y habla de un «momento periodístico estelar», y Volker Ullrich de «una de las escasas entrevistas que un corresponsal extranjero pudo mantener con Hitler en aquella época, pocas horas antes del intento de golpe de Estado» (Die Zeit, 4 de octubre de 2007). El historiador Ernst Piper (Tagesspiegel 07.01.2008) deduce del texto que Hitler «parloteaba abiertamente sobre sus planes de exterminio de los judíos». La lectura que hace Wera Reusch (Deutschlandfunk 4.10.2007) la lleva a considerar que Hitler explicó en aquella ocasión su programa político con total franqueza y, entre otras cosas, anunció el exterminio de los judíos. Sin embargo, una lectura atenta de la «entrevista a Hitler», como ya se ha argumentado anteriormente, muestra que no puede concluirse que allí se revelaran los planes de Hitler para el exterminio de los judíos.

En 2014, la historiadora Edith Raim analizó en detalle la «entrevista a Hitler». Aspiraba a usar la entrevista para «redefinir el papel del antisemitismo de Hitler en relación con el sorprendente contraste entre la palabra hablada y la escrita» (Raim 2014, p. 53). Podría la entrevista ofrecer evidencias de que Hitler expresaba su antisemitismo de forma más contundente en el discurso oral que en el escrito. Por último, la «entrevista» adquiere su consagración entre los historiadores al ser utilizada como fuente en la edición crítica de Mein Kampf (Institut für Zeitgeschichte 2022, nota 172, en línea). Los historiadores Domeier (2021) y Dipper (2022), por citar dos ejemplos, ya utilizan la «entrevista» en sus obras de forma habitual como fuente plenamente establecida, que no suscita sospechas.

Las reseñas muestran el asombroso poder de los «paratextos», en particular el encuadre mediante prefacios e introducciones. El «encuadre» por parte de editores competentes genera confianza y reduce el posible escepticismo y las dudas sobre la autenticidad de la entrevista. Por eso no es de extrañar que las reseñas de los diarios se basen en lo que queda sentado en los prefacios.28

Por supuesto, se habría esperado un tratamiento más crítico de las fuentes por parte de los historiadores, que tienen que preguntarse qué valor tiene la entrevista como fuente histórica. Independientemente de si la reunión y la entrevista tuvieron lugar realmente o no, una crítica en profundidad de las fuentes podría haber llevado a darse cuenta de que el valor de la entrevista como fuente histórica es extremadamente cuestionable. Los argumentos críticos más importantes contra la autenticidad de la entrevista ya se han mencionado anteriormente.

Una cuestión específica de crítica de fuentes se plantea en relación con la traducción de la que partieron los revisores e historiadores alemanes. Desde este punto de vista, es interesante la traducción del español «eliminar» como «aniquilar». En catalán y castellano, «eliminar» puede significar tanto «retirar, quitar de enmedio» como «aniquilar, exterminar». Dado que Hitler utilizó la frase «quitar de enmedio a los judíos» varias veces, «retirar» también habría sido una traducción posible y plausible en el contexto de la entrevista. Ello sería semánticamente compatible con una expulsión masiva, mientras que si elegimos la traducción en su acepción extrema (exterminar), implica matar y asesinar.

Las dudas sobre la autenticidad de la entrevista sólo se plantearon tardíamente en Alemania, y no por parte del gremio de historiadores. En 2022, Frank Henseleit, redactor, traductor y editor de las obras de Manuel Chaves Nogales, habla de la «entrevista a Hitler» de 1923 (Henseleit 2022, p. 30). Lo hace en el contexto de su introducción al volumen Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes, una recopilación de reportajes de Chaves Nogales desde Alemania en abril y mayo de 1933 para el periódico Ahora29. Utiliza una especie de digresión titulada «Eugeni Xammar y Josep Pla inventan una “entrevista” con Adolf Hitler: una farsa». En esta digresión, acusa a Xammar (y a Pla) de «fraude» en lo tocante a la «entrevista a Hitler» y a la editorial alemana de «dudosa práctica editorial» porque «no investigó el fraude periodístico a pesar de las repetidas referencias» (ibid. p. 35).

Henseleit ve el contenido esencial de la «entrevista» en «el anuncio de Hitler de que quería exterminar a los judíos como programa político prioritario» (ibid., p. 31). Dado que estas declaraciones fueron puestas en boca del «Hitler de la entrevista» por Xammar, Henseleit se pregunta por la motivación subyacente de Xammar. En su opinión, la «entrevista a Hitler» atestigua «un profundo antisemitismo en parte de la élite española y catalana» (ibid.., p. 32). «Las fantasías de Xammar sobre cómo resolver el “problema” […] surgieron de forma bastante obvia de un profundo antisemitismo…». (ibid., p. 33). Pero no hay justificación ni pruebas de que el artículo de Xammar del 24 de noviembre de 1923 exprese, no el antisemitismo de Hitler, sino el de Xammar y el de ciertas élites españolas.

Cabe señalar que Henseleit ha llevado el debate sobre la autenticidad de la entrevista al ámbito germanoparlante, y también coincide en señalar que en la discusión catalana y española es difícil liberarse de la idea de que la «entrevista a Hitler» existió de alguna manera (Henseleit 2022, p. 30s.).

8. Un artículo perfecto sobre el golpe de Hitler, escrito por alguien que no estuvo allí

El relato de Xammar sobre el golpe en el Bürgerbräukeller ha sido ampliamente elogiado en la prensa alemana. Ofrecemos algunos ejemplos: el editor y autor de la introducción, Heinrich von Berenberg (2007), fija el tono: «Ha producido algunas de las mejores y más sarcásticas páginas jamás escritas sobre el golpe de Hitler en Múnich en noviembre de 1923. Casi se podría pensar que Lion Feuchtwanger lo había estudiado antes de escribir su novela política clave Éxito» (2007, p. 9).

Paul Stänner (2008) opina en Deutschlandfunk: «Xammar ve los acontecimientos en Alemania, país que recorrió extensamente, como un espectador teatral que contempla un drama o como alguien que va al cine a ver una película: Hitler como actor en una de vaqueros; la crónica de este golpe de estado entre los vapores de cerveza y los humos de tabaco del Bürgerbräukeller ofrece una descripción encantadoramente cómica de una farsa macabra. Xammar sabía con quién estaba tratando, había entrevistado a Hitler poco antes».

Volker Ullrich (Die Zeit) aprecia en la crónica de Xammar «una de las descripciones más reveladoras de este acontecimiento, que oscila entre la seriedad sangrienta y lo grotesco» (Ullrich 2007). Andreas Mix (Berlíner Zeitung) sintetiza así: «con este reportaje grandilocuente, Xammar caracteriza el golpe de Estado de Hitler como una travesura de aficionados a cargo de pequeños burgueses fanfarrones: un espectáculo hecho de espesa alegría cervecera y grandes gestos» (Mix 2007). Ernst Piper (Tagesspiegel) descubre «un análisis claro de los acontecimientos que expone el intento de putsch en toda su ridiculez» (Piper 2008).

El núcleo decisivo en la presente discusión es el universalmente asumido testimonio presencial de Xammar, que aquí cuestionamos. Si se lee la obra estándar sobre el putsch de Hitler de 1923 de Harold J. Gordon jr. (1971, pp. 256-261), se aprecian claras divergencias con respecto a la versión de Xammar no solo en los detalles, sino también en el curso general de los acontecimientos en el Bürgerbräukeller. Como Xammar escribía para un público español, la exactitud puede haber sido menos importante para él que la exageración y la simplificación efectista, independientemente de si estuvo allí o no.

Lo especial de la descripción que hace Xammar del golpe no constituye el valor principal de su relato, como tampoco la exactitud de lo que describe. El mérito más destacable radica en sus extraordinarias dotes estilísticas, que incluyen la autoironía y el sarcasmo (véase la cita de la sección 1.4). Al principio del artículo sobre el golpe, Xammar escribe con autoironía (consciente de que no estuvo allí):

Elaborar una relación de los hechos que permita al lector hacerse cargo, sin haber estado allí, de lo que ha sido este golpe de Estado de Baviera, reconocemos que es tarea superior a nuestras fuerzas. Lo vamos a intentar, de todos modos, porque ésta es la forma que tenemos de ganarnos la vida y no nos queda otro remedio (Xammar 2005, p. 187).

La prueba de que él mismo no estuvo allí la proporciona un pasaje de sus memorias, grabado en 1974/75, que no puede ser más claro:

Aquella tarde, Josep Pla y yo saciábamos la sed en el Franziskaner Bräu. […] Ya he dicho, ¿no?, que aquella tarde en que Josep Pla y yo nos quitábamos la sed en el Franziskaner Bräu, en otra bodega muniquesa ―la Hofbräu, si no me equivoco― estaban ocurriendo grandes cosas. De corta duración, pero grandes. Para ser exactos, un golpe de Estado organizado por una variopinta colección de grupos y facciones de derechas, tanto autorizados públicamente como clandestinos, encabezados por tres grandes personalidades: el general Ludendorff, primer adjunto del mariscal von Hindenburg durante la guerra, el jefe del gobierno bávaro von Kahr y la joven estrella del delirante patriotismo germánico, Adolf Hitler. Cuando Josep Pla y yo nos acostamos en la noche más bien fría del 9 de noviembre, ni él ni yo teníamos idea de que aquella noche sería histórica. Y, como leímos en los periódicos al día siguiente, de forma espectacular (Xammar 1991, pp. 265 y ss., traducción PRC).30

De hecho, el curso del intento de golpe se conoció con bastante detalle a través de diversas declaraciones de von Kahr, que constituyeron la base de muchos reportajes periodísticos (Bischl 2023). Poco después de frustrar el golpe, parte de la prensa alemana también reconoció el carácter chapucero y grotesco del acontecimiento y lo explotó. El 10 de noviembre de 1923, Ernst Feder puso el título «El fin de la carnavalada» a un suelto en el Berliner Tageblatt, y la noticia se conoció también en América. Larry Rue, que realmente estuvo presente, escribió sobre los acontecimientos en el Chicago Tribune del 11 de noviembre bajo el título «Tribune Man Gives First Eyewitness Story of Ludendorff’s Ill-fated Bavarian Coup». El artículo también inventa el término «opera bouffe revolt» para referirse al intento de golpe.31

Por lo tanto, Xammar aún tuvo tiempo de hacer consultas, reunirse con colegas, leer periódicos alemanes e internacionales y trabajar en su artículo, que se publicó el 17 de noviembre de 1923 en el periódico catalán La Veu de Catalunya con el título «El golpe de estado como espectáculo» (2005, pp. 187-192.).

9 Consideraciones finales

En esta contribución al debate, hemos presentado argumentos en defensa de la opinión de que esta «entrevista», no confirmada por nadie ―ni por el propio Xammar ni por nadie más―, nunca tuvo lugar. Consideramos necesario invertir la carga de la prueba. No es necesario probar que la entrevista no tuvo lugar, sino que deben encontrarse pruebas positivas que demuestren, en su caso, que la entrevista en cuestión sí tuvo lugar. Mientras no existan tales pruebas, hay que suponer que la entrevista es una invención literaria.

Los historiadores deberían renunciar a la entrevista como fuente fiable. Hay cierta paradoja en el hecho de que Eugeni Xammar probablemente nunca habló de su entrevista inventada para no quedar como un falsario ante el gremio de historiadores y el público. Este silencio, sin embargo, hizo posible que la «entrevista» fuera considerada auténtica y utilizada como fuente histórica cuando fue redescubierta y reeditada.

Otro resultado importante de la discusión aquí presentada es que, aun si surgieran pruebas de una conversación entre Xammar y Hitler, la «entrevista a Hitler» no pasaría a ser una fuente históricamente fiable. Porque es más que obvio que los comentarios de Hitler en esta «entrevista» dependen decisivamente de la imaginación literaria de Xammar.

La extraordinaria influencia de los prólogos e introducciones de editores y redactores de renombre en la percepción e interpretación de los textos en las reseñas pertinentes resulta ser asombrosa. La fiabilidad y reputación de estas autoridades han impedido que se plantearan preguntas escépticas y se acometiera la imprescindible crítica de fuentes.

Un ejemplo que pone especialmente de manifiesto este problema es la interpretación de los pasajes sobre la cuestión judía en la «entrevista». Los editores y redactores han marcado la pauta. Se quisieron adivinar evidencias de los planes de Hitler para exterminar a los judíos e incluso se prefiguró el Holocausto y la Solución Final. Algunos incluso consideran que el texto es profético en este sentido.

Pero el texto, leído con atención, no permite tales interpretaciones. Proyecciones retrospectivas tras la catástrofe conducen a falsas interpretaciones científicamente inadmisibles. Estas interpretaciones también ignoran y distorsionan la evidente intención de Xammar. No pretendía profetizar nada, sino presentar a Hitler y su antisemitismo fanático como espantosos y al mismo tiempo como francamente ridículos y grotescos.

Una falsificación es una falsificación. De acuerdo con ello, Xammar no puede ser exonerado de la acusación de haber violado la ética profesional periodística. De otro orden es la cuestión del daño que Xammar pueda haber causado con su falsa entrevista. El perjuicio causado a sus lectores es probablemente insignificante. Del lado positivo, Xammar demostró drásticamente a sus lectores el antisemitismo radical y eliminatorio de Hitler, pero también les proporcionó un conocimiento detallado de la Baviera antisemita cuando informó sobre la expulsión de los judíos orientales en Baviera o sobre el conflicto del NSDAP con la Iglesia católica en la persona del cardenal Michael von Faulhaber.

El valor principal de los reportajes de Xammar desde Alemania, según nuestra interpretación, estribaba no en su factualidad (que a menudo era deficiente), sino en su conocimiento excepcionalmente bueno de la situación alemana y su estilo inconfundible y ameno, que se unían para formar una forma específica de infoentretenimiento.

En aras a una evaluación ponderada, que no solo aplique los estándares actuales al pasado, habría que incluir también las condiciones de contorno características de la «industria periodística española y sus estilos de redacción» en el marco de una crítica de fuentes extendida, «a fin de comprender los contextos en los que se escribieron los artículos» (Welzbacher 2007).

Merece la pena recordar la apreciación de Permanyer de que una entrevista ficticia era por entonces totalmente acorde con el carácter de Xammar y Pla y con el estilo de la época. La referencia al estilo de la época es interesante porque podría significar que (ya) entonces, en los años veinte, era más importante ofrecer una buena historia que una que se ciñera estrictamente a los hechos y en la que fuera esencial haber estado allí.

Una buena historia significaba contar al lector algo emocionante desde una perspectiva en primera persona. Para ello era útil la garantía explícita de que el reportero era un testigo presencial. Esto puede verse también, por ejemplo, en el caso del periodista y reportero estrella Manuel Chaves Nogales, aureolado como ningún otro por el prestigio de ser el «hombre que estuvo allí». En su reportaje sobre la defensa de Madrid durante la guerra civil, dice estar presente en Madrid como autor, pero como persona es demostrable que estuvo en Valencia durante aquellos días (Morató 2023, p. 20).

Xammar no pudo defraudar las expectativas de los lectores de la época en cuanto a la exigencia de que el autor estuviera allí e informara de experiencias vividas. Sus artículos, ambientados en el día del golpe hitleriano del 8 de noviembre de 1923, habrían resultado frustrantes y aburridos si se hubieran limitado a ser una recopilación de lo que había leído y de lo que había averiguado a través de conversaciones. La «entrevista» también podría haberse reconstruido y presentado como un relato del antisemitismo radical y fanático de Adolf Hitler a partir de discursos, documentos y conversaciones con nazis. Pero ello no era una opción atrayente. Frente a un Adolf Hitler indefenso en la cárcel, Xammar se arriesgó a intentar sacar adelante una entrevista ficticia a modo de esperpento que sacara chispas de un tema que en aquel momento solo interesaba moderadamente (estando el NSDAP ilegalizado e Hitler en la cárcel).

Se entiendan como se entiendan, los artículos de Xammar del 8 de noviembre de 1923 siguen inspirándonos hoy en día para reflexionar sobre las falsificaciones, la verdad literaria y la crítica rigurosa de las fuentes.

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Notas

[1] La Veu de Catalunya era el portavoz catalán del partido nacionalista catalán conservador burgués Lliga Regionalista, dirigido por Francesc Cambó. Además de los dos artículos periodísticos mencionados, Xammar también publicó, sobre el putsch de Hitler, el artículo «Von Kahr explica el golpe de estado de Múnich» (ibid., pp. 200-203) el 23 de noviembre de 1923. Más de un mes antes, el 9 de octubre de 1923, ya había presentado en el mismo periódico una breve y cáustica caracterización de Hitler, basada en una fotografía (ibid., pp. 168-169). Las citas de los artículos se retoman en la traducción de Ana Prieto Nadal (Xammar 2007).

[2] Políticamente, cabe destacar que la censura establecida por Primo de Rivera (13.9.1923-28.1.1930) intervino en en el texto de Xammar del 24 de noviembre tachando tres líneas de una columna. Una y otra vez se ha conjeturado que la supresión afectaba a un pasaje sobre la expulsión de los judíos de España. Otro motivo de cábalas es el hecho de que Xammar dejara de escribir para La Veu de Catalunya por un tiempo, tras el 24 de noviembre, lo cual ha sido puesto en relación, sin pruebas pero sin titubeos, con el artículo censurado que, según se dice, le costó el puesto (González Prada 1998, von Berenberg 2007, Henseleit 2022). Por cierto, el artículo apareció cuatro días después, en castellano, (sin los pasajes tachados y, por supuesto, sin el texto desconocido previamente redactado para La Veu de Catalunya) en La Correspondencia de Valencia (Xammar 1923, en línea), periódico que en aquel momento representaba la posición de los regionalistas valencianos próximos a Francesc Cambó. Sobre la valoración política de los acontecimientos en el seno de la Lliga Regionalista y sus órganos de prensa, hay que señalar que muchos catalanistas conservadores de la Lliga, aunque no todos, acogieron favorablemente la dictadura de Primo de Rivera, al menos en un primer momento (Smith 2010). Ello llevó a una virtual escisión dentro de La Correspondencia de Valencia, con algunos opositores a la dictadura que abandonaron la redacción (entrada «La Correspondencia de Valencia» en Enciclopèdia.cat 2024, en línea).

[3] Cabe añadir en este punto que el posteriormente célebre periodista y escritor Josep Pla publicó un artículo titulado «Cosas de Baviera: Hitler (monólogo)» en el diario catalán La Publicitat unos días más tarde que Xammar, concretamente el 28 de noviembre. El contenido de este artículo se supone también inspirado en el encuentro con Hitler (Xammar 2005, pp. 208-213). «El monólogo de Hitler» debe considerarse tan ficticio como la «Entrevista a Hitler». Por cierto, no cabe duda de que el alemán era una lengua del todo ajena para Pla.

[4] En 1998, se publicaron de nuevo los artículos de Xammar de los años 1922-1924 en catalán con el título L’ou de la serp (Xammar 1998). En 2005 se tradujeron al castellano (El huevo de la serpiente, Xammar 2005). Una traducción al alemán de la colección de ensayos titulada Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922-1924 [El huevo de la serpiente. Informes desde la Alemania de los años de la inflación, 1922-1924] fue publicada por Berenberg Verlag (Xammar 2007). Los artículos escritos para Ahora en los años treinta han aparecido en 2005 con el título Crónicas desde Berlín (1930-1936).

[5] Los artículos disponibles en línea de Charo González Prada (1998) y Jordi Amat (2019) ofrecen una breve información sobre la figura de Xammar, al igual que la excelente introducción de Charo González Prada (2005) a las Crónicas desde Berlín.

[6] A Xammar lo describe Josep Pla como «terrible devorador de diarios» (cit. González Prada 2005, p. 18).

[7] La Deutscher Kampfbund [liga alemana de combatientes], una coalición de organizaciones paramilitares, incluía a las SA (Hermann Göring), la Bund Reichsflagge [liga de la bandera imperial] (Adolf Heiß) y la Bund Oberland [liga del Oberland] (Friedrich Weber). El líder militar de la Kampfbund era el teniente coronel retirado Hermann Kriebel (1878-1941), mientras que Max Erwin von Scheubner-Richter (1884-1923) ocupaba el cargo de director gerente. Adolf Hitler asumió la dirección política de la Kampfbund el 25 de septiembre de 1923 (Zelnhefer 2024).

[8] Tanto la versión en catalán del artículo como la publicada en castellano están disponibles en línea (véase en la bibliografía: Xammar 1923).

[9] La historiadora Edith Raim, que asume la autenticidad de la «entrevista», confirma sin querer la impresión de que se trata de un montaje. De la «entrevista» deduce que el 8 de noviembre de 1923 Hitler se dirigió a los periodistas catalanes de forma «ordenada y locuaz» y especula con la posibilidad de que se sintiera «animado a hablar abiertamente por la perspectiva de la proyectada “toma del poder a través del golpe» y que el lenguaje inusualmente claro pudiera estar relacionado con el hecho de que reconociera «espíritus afines» en los españoles, que se declaraban partidarios del dictador Primo de Rivera (Raim 2014, pp. 58-60).

[10] Estos tres autores examinaron explícitamente la cuestión de la autenticidad de la entrevista. Las dudas sobre el carácter genuino de esta también emergen como comentarios colaterales de otros autores, como el ya mencionado Jordi Amat (2019). El historiador e investigador de medios de comunicación Guillamet Lloveras escribe: «Una hipòtesi versemblant és que es tracti d’una entrevista fictícia» (2022, p. 16 ss.). El historiador Josep Maria Fradera (citado en Nopca 2023, en línea) afirma: «es lícito preguntarse si la famosa entrevista se produjo o no».

[11] De hecho, es improbable que Hitler accediera a revelar nada nuevo a dos desconocidos. No obstante, contrariamente a lo que sugiere Sánchez Piñol, según la opinión que desarrollaremos más adelante (véase la sección 5 para más detalles), la «entrevista» no ofrece datos nuevos sobre el exterminio de los judíos, sino que se nutre de generalidades, bien conocidas, del entorno antisemita.

[12] Es difícil juzgar hasta qué punto Hitler conocía la historia española. Al menos merece la pena mencionar que en «Mein Kampf» no se ocupa de la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos. En otro lugar presenta al dictador español Primo de Rivera como una especie de Mussolini: «Un general catalán marchó contra Madrid, primero con una brigada, pero luego con una división, y finalmente todo el país se puso a sus pies. Cuando se pone en marcha, todavía no está ganada toda España, Madrid no es España, pero está ganada» (Jäckl/Kuhn 1986, p. 1116 (28 de febrero de 1924, el tercer día de instrucción en el juicio Hitler-Ludendorff).

[13] En el original: «Quin parell. Veuen com eren uns genis? Fins i tot quan l’espifien no pots no parlar d’ells».

[14] Alfred Rosenberg, a la sazón redactor jefe del VB, estaba manifiestamente muy interesado por la recién instaurada dictadura española, como demuestra una anotación del diario de Paula Schlier. Schlier era periodista de tendencia socialdemócrata. Se hizo emplear por el VB como secretaria con el fin de obtener encubiertamente información sobre el NSDAP. Anota en su diario que el 28 de octubre de 1923, un partidario español de Primo de Rivera acudió a la redacción y mantuvo una enjundiosa conversación con Rosenberg: «Hoy ha estado aquí un español, un revolucionario fanático, que ha traído noticias del vuelco político en su patria. Fue recibido como un príncipe y se sentó en la habitación del redactor jefe. R. me había mandado llamar para que ayudara a taquigrafiar lo más sustancial del relato del español. […] Durante el relato de este, me pareció que el redactor jefe se sentía cada vez más boyante y animado. Se levantó y estrechó la mano del español. Su ironía se había desvanecido. No llegó a decir: “la revolución de España será un incentivo para nosotros; pero se le leía en la mirada que dirigió a los ojos del extranjero mientras lo acompañaba a la puerta» (Schlier 2018, ebook, p. 85).

[15] Las notas de Leo Lania son interesantes en este contexto. También en octubre de 1923, este periodista políticamente de izquierdas, que hablaba un excelente italiano, se había presentado de incógnito en la redacción del VB con una carta de recomendación falsificada del hermano de Mussolini como «enlace entre el partido fascista y el “movimiento hermano alemán» (Lania 1954, p. 227). Recibió un trato excelente, se le asignó un intérprete, mantuvo conversaciones con Hitler y otros peces gordos nazis antes de ser desenmascarado al cabo de ocho días y lograr salir con vida a duras penas. Su experiencia demuestra el gran interés de los nacionalsocialistas por los contactos con los fascistas italianos. Basándose en sus encuentros con Hitler, escribió: «Su convicción [la de Hitler] de su misión y su grandeza era absolutamente genuina. En este sentido era franco. También en su antisemitismo» (1954, p. 227). Lania comprendió asimismo que Hitler reunía entre sus objetivos la futura conquista del poder con la militarización de Alemania y una nueva guerra. Poco tiempo después, Lania escribió sobre sus aventuras y hallazgos en el Vossische Zeitung.

[16] El rechazo de los pogromos se encuentra explícitamente en los siguientes documentos: (1) Jäckel/Kuhn 1986, documento nº 61: Múnich, 16 de septiembre de 1919: Carta a Adolf Gemlich = dictamen pericial sobre antisemitismo elaborado por encargo de sus superiores militares, pp. 88-90 y ss. (2) Jäckel/Kuhn 1986, documento nº 91: Múnich, 6 de abril de 1920: Contribución al debate en una reunión del NSDAP, pp. 119 ss. (3) Jäckel/Kuhn 1986, documento nº 136: Múnich, 13 de agosto de 1920: Discurso en una reunión del NSDAP, «¿Por qué somos antisemitas?», pp. 184-204.

[17] Y en caso de que Xammar se hubiera inventado la «entrevista», según añade Espada, entonces el periodista habría predicho proféticamente la solución final. Pero esta opinión no se ve respaldada por el texto, ni por la intención de Xammar. Xammar no quería cuchichear sobre un futuro sombrío, sino, según el punto de vista aquí propuesto, hacer ver a sus lectores que las opiniones de Hitler sobre el problema judío eran, ciertamente espantosas, pero también «divertidísimas» (Xammar 2005, p. 208) y que no había que tomar en serio a Hitler.

[18] Roman Töppel, investigador de los antisemitas contemporáneos que influyeron de forma particular en el pensamiento racial de Hitler, nombra a Richard Wagner, Houston Stewart Chamberlain, Julius Langbehn, Heinrich Claß, Theodor Fritsch, Erwin Baur, Eugen Fischer, Fritz Lenz, así como a Paul Bang, Dietrich Eckart, Otto Hauser, Hans F. K. Günther y Alfred Rosenberg (Töppel 2016, p. 31).

[19] Töppel también señala (2016, p. 21) que «judío» y «judaico» acabaron convirtiéndose en claves de todo aquello contra lo que luchaban los nacionalsocialistas. Y, en efecto, citas en que se asocia judaísmo con marxismo, pacifismo y democracia se encuentran con frecuencia. He aquí un ejemplo: «Alemania solo podrá vivir si se barre con escoba de hierro la pocilga de la corrupción judía, la hipocresía democrática y el fraude socialista» (Völkischer Beobachter, 15 de mayo de 1921, reimpreso en Jäckel/Kuhn 1986, pp. 393 y ss.).

[20] Hitler concedió la primera entrevista destinada al exterior al corresponsal en el extranjero Karl von Wiegand, la cual apareció en The Bridgeport Telegram el 13 de noviembre de 1922 (Domeier 2021, p. 350). El corresponsal del diario ABC en Berlín, Javier Bueno García, que firmaba sus artículos como Azpeitua, publicó la que probablemente sea la primera entrevista con Hitler en un periódico español el 6 de abril de 1923 (Pla Barbero 2018, en línea).

[21] En el original: «The Jews are not German. They are an alien people in our midst and manifest themselves as such […] We are like a consumptive, who does not realize that he is doomed unless he expels the microbes from his lungs. Nations, like individuals, are apt to dance most wildly when they are nearest the abyss. Hence, I say, we need violent correctives, strong medicine, maybe amputation. […] We wish to purge ourselves from the Jews not because they are Jews, but because they are a disturbing influence».

[22] Para reconstruir los acontecimientos del 8 de noviembre de 1923 hemos usado principalmente el meticuloso trabajo de Bernhard Wien sobre los intentos de golpe de Estado de 1923 (Wien 2023). Sin embargo, ha de señalarse que la comunidad investigadora no parece haber elaborado ninguna cronología confirmada y detallada de lo que hizo Hitler ese día.

[23] Hitler había hablado con Esser tan solo unas horas antes, pero ello no descarta que hiciera además una visita al «afectado en su salud» (Wien 2023, p. 311). En cualquier caso, está claro que Esser participó de diversas formas el 8 de noviembre de 1923, por ejemplo, en las labores de propaganda que respaldaron el putsch (ibid., p. 307 y ss.) o como orador en el Löwenbräukeller por la noche (ibid., p. 311 y ss.).

[24] Paula Schlier describe vigorosamente lo ocurrido en la redacción en la noche del 8 de noviembre y al día siguiente en su diario, que fue publicado más tarde (Schlier 2018).

[25] En la entrada de Wikipedia sobre Eduard Dietl (Wikipedia: Eduard_Dietl 2024) se afirma que desde la primavera de 1923 impartía entrenamiento militar a las SA de Múnich; en la noche del 8 de noviembre de 1923 se iba a celebrar una sesión de entrenamiento nocturno para unidades de las SA, la Liga del Oberland y la Hermannbund. Es plausible suponer que Hitler se reunió con Dietl la tarde anterior al golpe planeado, en el cual estaba previsto que se desplegaran tropas de la Kampfbund.

[26] Por cierto, el propio Xammar ofrece indicaciones falsas sobre el paradero de Hitler en la tarde del 8 de noviembre de 1923, pues escribe en su artículo del 23 de noviembre «Von Kahr explica el golpe de Múnich» que Hitler había estado asistiendo a una reunión con von Kahr en esas horas. Es evidente que no fue así. Los hechos son complicados y sólo tienen un interés marginal. El artículo de Xammar se basa en una declaración bien documentada del Comisariado General del Estado del 9 de noviembre de 1923 y en otra declaración procedente de una conferencia de prensa el 10 de noviembre de 1923, a la que Xammar asistió. Xammar cita a von Kahr así: «En la tarde del ocho de noviembre, me reuní con representantes de las asociaciones y sociedades patrióticas para una discusión final». Allí, von Kahr argumentó que era demasiado pronto para la acción directa y continuó: «Esa es mi opinión, y después de darla a conocer, todos los presentes, incluidos Hitler y Ludendorff, estuvieron de acuerdo». En su declaración, sin embargo, von Kahr hace referencia a una reunión celebrada el 6 de noviembre. Dice textualmente: «Dos días antes de la reunión, que fue interrumpida por el ataque de Hitler, mantuve una discusión profunda y confidencial con todos los representantes y dirigentes de las asociaciones nacionales bávaras; Hitler y el jefe militar de la Kampfbund también estaban presentes» (Bischel 2023, p. 68: declaraciones en la rueda de prensa del Comisariado General del Estado del 10 de noviembre de 1923). Así que ello ocurría sobre la tarde del 6 de noviembre. A ello se añade, cosa que Xammar no podía saber, que más tarde, el 10 de diciembre, la Comisaría General del Estado tuvo incluso que admitir «que Hitler no estaba presente en el debate» (Bischel 2023, p. 105). Pla Barbero (2018 en línea) supone, basándose en el engañoso artículo de Xammar, que Hitler asistió a la reunión en la tarde del 8 de noviembre y que, por tanto, sólo tuvo tiempo de reunirse con Xammar y Pla en la mañana del 8 de noviembre.

[27] «Mañana tendremos ocasión de exponer sus concepciones económicas y políticas» (Xammar 2005, p. 208), se anuncia al final de la «entrevista». Según los editores alemanes , el artículo anunciado no se materializó porque Xammar dejó de ser empleado de La Veu de Catalunya después de la primera parte de la «entrevista» (Xammar 2005, p. 148).

[28] Otras reseñas que también dan por supuesta la autenticidad de la entrevista proceden de Sabine Fröhlich (NZZ, 8 de octubre de 2007), Marie Luise Knott (taz, 13 de octubre de 2007), Rainer Hank (FAZ, 3 de junio de 2008), Wolfgang Benz (Zeitschrift für Geschichtswissenschaft 2007), s.a. (Cicero 2007) y, en fecha más reciente, Armin Fuhrer (Focus, 3 de junio de 2022).

[29] Una reseña detallada de este libro se publicó en Spanienecho (Böhle 2024).

[30] En el original: «Aquell vespre Josep Pla i jo ens fèiem passar la set al celler de la Franziskaner Bräu […]. Deia, doncs, que aquell vespre, mentre Josep Pla i jo ens fèiem passar la set a la Franziskaner Bräu, en un altre celler de Munic ―el de la Hofbräu, si no vaig errat― passaven coses grosses. Efímeres, però grosses. Exactament, un cop d’Estat organitzat per una munió bigarrada de grups i grupets de dreta, públics i clandestins, al davant de la qual s’havien posat tres grans personatges: el general Ludendorff, primer lloctinent del mariscal Von Hindenburg du­rant la guerra, el cap del govern bavarès Von Kahr, i la jove estrella del patriotisme germànic delirant, Adolf Hit­ler. En ficar-nos al llit Josep Pla i jo, aquella nit del 9 de novembre era més aviat freda, ni ell ni jo no sospitàvem que fos històrica. Ho fou, segons llegírem als diaris de l’endemà d’una manera espectacular» (Xammar 1991, pp. 265 y ss.).

[31] Un capítulo del libro de Gary Klein (1997) examina el tratamiento periodístico del golpe y el eco producido en tres periódicos: New York Times, Chicago Daily Tribune y Chicago Daily News. Según Klein, Ludendorff estuvo mucho más expuesto a las implacables burlas y mofas de la prensa estadounidense que Hitler (p. 18). En una caricatura, él, y no Hitler (como en Xammar), aparece como «dictador por un día». Katherine Blunt (2015) analizó la valoración de Hitler realizada en el New York Times, The Christian Science Monitor y The Washington Post antes y después del putsch de Hitler (1923-1924). Llega a la conclusión de que Hitler había dejado de ser tomado en serio tras el fallido golpe, y que su posterior ascenso fue una sorpresa para muchos estadounidenses.


Eugeni Xammar: El huevo de la serpiente; traducción de Ana Prieto Nadal; presentación de Charo González Prada. El Acantila­do: Barcelona 2005; ISBN: 9788496489165

  • El golpe de Estado como espectáculo, pp. 187-192.
  • Adolf Hitler o la necedad desencadenada, pp. 204-208.


Eugeni Xammar: Adolf Hitler oder die entfesselte Dummheit

Das mysteriöse »Hitler-Interview« des Eugeni Xammar vom 8. November 1923

Diskussionsbeitrag von Knud Böhle


1. Worum es in diesem Diskussionsbeitrag geht

1.1 Zielsetzungen

Vor etwas mehr als 100 Jahren, am 8.11.1923, begann der Hitler-Ludendorff Putsch im Münchner Bürger­bräukeller. An dem Tag hielt sich auch der spanische Auslandskorrespondent Eugeni Xammar in München auf. Nach seinen Angaben gewährte Hitler ihm (und seinem Freund und Kollegen Josep Pla) tagsüber ein Interview.

Nur wenige Stunden vor dem Staatsstreich, der ihn für eine Nacht zum Diktator von Deutschland machen sollte, hat uns Adolf Hitler ein Interview gewährt, das man zweifellos als interessant bezeichnen kann (Xammar 2007, S. 145).

Abends war er dann, so lässt er seine LeserInnen wissen, Augenzeuge des Hitlerputsches im Bürgerbräu­keller.

Es gibt wenig Eindrucksvolleres als einen gut organisierten und inszenierten Putsch, wie den, den mitzuerleben ich das Glück und das Vergnügen hatte, kaum dass ich vierundzwan­zig Stunden in München war (ebd., S. 134).

So steht es in den Artikeln, die von Xammar in der Veu de Catalunya veröffentlicht wurden.1 Am 17.11.1923 erschien dort sein Artikel »Der Putsch als Spektakel« (Xammar 2007, S. 134f.), am 24.11.1923 folgte »Adolf Hitler oder die entfesselte Dummheit« (ebd. S. 145-148), dessen wesentlicher In­halt das Interview ist, das Xammar mit Hitler in den Räumen des Völkischen Beobachters, im Folgenden kurz VB, am 8.11.1923 geführt haben will.2

Um diese beiden Artikel geht es im Folgenden. Dabei ist der Artikel über den Putsch im Bürgerbräukeller eine Nebensache und von Interesse nur insofern als sich zeigen lässt, dass Xammar bei dem Ereignis, über das er schrieb, schlicht nicht zuge­gen war. Bei dem »Hitler-Interview« indes handelt es sich um das »umstrittenste Stück des katalanis­chen Journalismus« (Sánchez Piñol 2009, ähnlich auch Pla Barbero 2018).3 Denn wenn es an jenem geschichtsträchtigen Tag ein Treffen und ein Gespräch zwischen Hitler und Xammar gab, wäre das für die Forschungen zur Person Adolf Hitlers und des Nationalsozialis­mus höchst interessant.

Die Bedeutung eines solchen Interviews als historische Quelle würde freilich weiter stei­gen, wenn es dar­in inhaltlich etwas Neues zu erfahren gäbe. Das zu beurteilen, setzt allerdings textkritische und quellen­kritische Akribie und Rigorismus voraus. Dabei wäre etwa zu klären, ob die Interview-Situation formell oder informell war, ob der ausländische Interviewer die Worte seines Gesprächspartners richtig verstan­den hat, ob der Interviewer sich korrekt erinnert hat, ob der Interviewer wortgetreu und wahrhaftig wie­dergab, was gesagt wurde, oder er seinem Interviewpartner etwas unterschob, was dieser nicht gesagt oder so nicht gemeint hatte. Auch in diesem Fall wäre das Interview als his­torische Informationsquelle weitgehend wertlos. Dass ein gänzlich fingiertes Hitler-Interview eines Journalisten aus dem Jahr 1923 für die NS-Forschung wertlos ist, versteht sich von selbst. Die vorrangig zu klärende Streitfrage ist demnach, ob Eugeni Xammar das »Hitler-Interview« tatsächlich geführt oder bloß erfunden hat. Gab es dieses Interview, wäre es weiter text- und quellenkritisch zu prü­fen.

In diesem Beitrag wird – die spanische Diskussion um die Echtheit des Interviews aufgrei­fend – argu­mentiert, dass die Annahme, es habe dieses Interview gegeben, aufzugeben ist. Wenn im Fol­genden von diesem, wie gezeigt werden soll, fingierten Interview die Rede ist, wird das, wo nö­tig, typogra­fisch deut­lich gemacht als »Interview« oder »Hitler-Interview«.4

Es wird darüber hinaus nachgezeichnet und diskutiert, wie nach dem Erscheinen der deutschen Überset­zung, das »Interview« erstaunlicherweise in der deut­schen For­schung zum Nationalsozialismus den Status einer vertrauens­würdigen historischen Quelle erlangen konn­te.

Die Absicht der folgenden Erörterung ist es, die Diskussion um die Echtheit des »Interviews« voranzu­treiben, um Klarheit darüber zu gewinnen, ob es sich um ein für die historische Forschung wertloses, fin­giertes Interview handelt oder um eine wertvolle historische Quelle.

1.2 Der Auslandskorrespondent Eugeni Xammar

Bevor näher auf den Artikel mit dem »Interview« eingegangen wird, soll Eugeni Xammar (1888-1973) kurz vorgestellt werden. Der Katalane gehört zu den bedeuten­den spanischen Journalisten, die in den lan­gen Jahren des Franquismus weitgehend aus dem öffentlichen Bewusstsein verschwunden waren. Die Ar­tikel, die er als Auslandskorrespondent aus Deutschland zwischen 1922 und 1924 für katalanische Zeitun­gen und von 1930 bis 1936 für die Madrider Tagesz­eitung Ahora verfasste, wurden erst mehr als 25 Jahre nach dem Ende der Franco-Diktatur in Auswahlbänden wieder öffentlich zugänglich gemacht.5

Als Auslandskorrespondent nahm Xammar die Perspektive eines unbeteiligten Beobachters ein, dem es gerade aus dieser Distanz heraus gelang, seinem spanischen Publikum die grotesken und tragikomi­schen Sei­ten der deutschen Verhältnisse vor Augen zu führen. Gleichzeitig war Xammar stets bestens und bis ins De­tail über die Personen, Konstellationen und Ereignisse in Deutschland, über die er schrieb, infor­miert.6 Die Lektüre mehrerer, sicherlich nicht nur deutscher Tageszeitun­gen, war ein wichtiges Mittel, um gut informiert zu sein.7 Beides zusammen, unverwechselbarer Stil und um­fassende Kenntnisse, charakte­risieren seine Berichte aus Deutschland, die auch für eine deutsche Leserschaft und die HistorikerInnen, die sich mit den 1920er und 1930er Jahren befassen, hoch interessant sind. Im vorlie­genden Beitrag inter­essiert Xammar nicht als politisch konservativer katalanischer Nationalist, sondern nur als katalanisch-spanischer, bürgerlich-de­mokratischer Auslandskorrespondent, der zur Zeit der Wei­marer Republik in Deutschland tätig war.

1.3 Einige Fakten zum Hitler-Ludendorff-Putsch vom 8./9. November 1923

Die Novemberrevolution von 1918 begann mit dem Kieler Matrosenaufstand und erfasste alsbald ganz Deutschland. Sie führte am 9.11.1918 in Berlin zur Ausrufung der Republik und zum Sturz der Monar­chie. Am 11. 11.1918 wurden mit dem Waffenstillstand von Compiègne die Kampfhandlungen des Ersten Weltkriegs beendet, der Versailler Vertrag wurde dann am 28. Juni 1919 unterzeichnet.

Von Seiten monarchistischer, völkischer, rechtsextremer und antisemitischer Gruppen und Parteien wurde die Legitimität der Weimarer Republik in Frage gestellt. Auf propagandistischer Ebene spielte die Kriegs­schuldfrage eine große Rolle. Die Oberste Heeresleitung (OHL) versuchte die Schuld an der von ihr zu verantwortenden militärischen Niederlage des Deutschen Reiches im Ersten Weltkrieg auf die Sozialde­mokratie, demokratische Politiker und das »Judentum« zu schieben (»Dolchstoßlegende«).

Der 9. November hatte gerade für die Feinde der Weimarer Republik eine hohe symbolische Bedeutung. Sarkastischer als Xammar hätte auch ein deutscher Satiriker den Katzenjammer und die Lü­gengespinste, die nach der Niederlage Deutsch­lands im Ersten Weltkrieg kursierten, nicht auf den Punkt bringen kön­nen, wobei Xammar zudem die Brücke zu schlagen weiß vom 9. November 1918 zum Hitler-Ludendorff-Putsch.

Der Tag nach meiner Ankunft [in München] war der achte November, der Vor­abend des fünften Jah­restags der deutschen Revolution. Die deutsche Revoluti­on vom neunten No­vember wurde in aller Eile von einer Handvoll von Belgien bezahlter Juden organisiert, und zwar genau in dem Augenblick, in dem Deutschland vor dem entscheidenden Sieg stand. Das wissen in Bayern selbst die Hunde und Kinder, und an jenem Tag der verbrecherischen Revolution strö­men die Bayern mit trauernder Seele in Massen in die Bierkeller. … Es gibt Re­den, Geschrei, patriotische Lieder und Bier. Vor allem Bier. … Die Luft wird immer di­cker, und man kann den Putsch förmlich riechen. Es ist erstaunlich, dass er fünf Jahre auf sich hat warten lassen (Xammar 2007, S. 134f.).

Ein zeitgenössisches Titelblatt des Simplicissimus, das an dieser Stelle nur der Illustration dient, gilt den Bayern, von denen bei Xammar die Rede ist.

Quelle: http://www.simplicissimus.info/

Wolfgang Schieder (2023) hat den Hitler-Ludendorff konzis beschrieben:

Seit dem frühen Herbst 1923 gab es in Bayern schon Gerüchte über einen bevorstehenden Putsch der NSDAP. Mit Massenversammlungen und mehrfachen Reden im Zirkus Krone heizte Hitler die Stim­mung an. Er versäumte es jedoch, seinen Putsch logistisch vorzubereiten ‒ wenn er ihn den ursprüng­lich überhaupt riskieren wollte. Es war nicht das erste und es sollte nicht das letzte Mal sein, dass Hit­ler zögerlich handelte […]. Am 26. September nämlich verhängte die bayerische Staatsregierung unter Eugen von Knilling überraschend den Ausnahmezustand und setzte den früheren Ministerpräsidenten Gustav Ritter von Kahr als Generalkommissar mit diktatorischen Vollmachten ein. Kahr verbot öffent­liche Kundgebungen der NSDAP und riss damit das Ruder an sich. Für den 8. November setzte er eine Versammlung im Münchner Bürgerbräukeller an, zu der alle republikfeindlichen Kräfte Bayerns ein­geladen wurden ‒ außer der NSDAP. […] Hitlers Bewegung stand mit einem Mal in Konkurrenz zu den konservativen Gruppierungen Bayerns. Er wurde dadurch unvorbereitet zum Handeln gezwungen. Um Kahr zuvorzukommen, improvisierte er und zog den Termin für einen Putsch […] vor (S. 41).

Am 6. 11.1923 war auf Seiten Hitlers und seiner Mitstreiter die grundsätzliche Entscheidung für einen Putsch gefallen. Das zunächst ange­dachte Datum für die Aktion war der 10. oder 11. November gewesen. Am 7.11.1923 traf sich Hitler mit den Füh­rern der paramilitärischen Organisationen, die zum Kampfbund ge­hörten, zur weiteren Vorbereitung des Putsches.8 Erst bei diesem Treffen wurde ausgemacht, den Putsch vorzuverlegen. Am Abend des 7.11. um 20 Uhr fiel dann die Entscheidung, bereits selbst am 8.11. loszu­schlagen und dafür die Veranstaltung von Kahrs im Beisein der Bayrischen Regierung und vieler Hono­ratioren zu nutzen, um selbst die Regierung zu erobern und am Folgetag einen Marsch auf Berlin zu un­ternehmen. Die Putschisten wollten auf Basis »falscher Gerüchte« (Wien 2023, S. 233) verhindern, dass auf der Ver­anstaltung im Bürgerbräukeller Tatsachen geschaffen würden, die ihren eigenen Umsturzintent­ionen entgegenstan­den. Das konspira­tive Treffen endete erst in der Nacht zum 8.11.1923. Den Ab­lauf des Putschversuches am Abend des 8.11.1923 und am Folgetag fasst Wolfgang Schieder so zusam­men:

Nach Beginn der Versammlung ließ Hitler den Bürgerbräukeller durch die SA abriegeln und drang un­angemeldet mit einigen Getreuen in den überfüllten Saal ein. Er stieg auf einen Stuhl und schoss, als der Lärm sich nicht legen wollte, mit einer Pistole in die Decke. Dann brüllte er martialisch: »Die na­tionale Revolution ist ausgebrochen. Der Saal ist von 600 Schwerbewaffneten besetzt. Niemand darf den Saal verlassen. Wenn nicht sofort Ruhe ist, werde ich ein Maschinengewehr auf die Galerie stellen lassen. Die bayerische Regierung ist abgesetzt. Eine provisorische Regierung ist gebildet.« Nichts davon traf zu, die Ausrufung einer ’nationalen Revolution‘ war nicht mehr als eine Farce. Es gelang Hitler zwar, die drei wichtigsten Führer der bayerischen Konservativen, den Generalkommissar von Kahr, den Befehlshaber der Reichswehr in Bayern, Otto von Lossow, und den Chef der bayrischen Landespolizei, Hans Ritter von Seißer, zur Zustimmung zu seinen nationalrevolutionären Absichten zu zwingen. Selbst das aber scheint ihm erst gelungen zu sein, nachdem auch General Ludendorff im Bürgerbräukeller auf den Plan getreten war und Hitlers nationale Revolution gebilligt hatte. Kaum war das bayerische Politikertrio dem Bürgerkeller jedoch entkommen, widerrief es alle Zusagen und be­schloss, sich gegen Hitlers und Ludendorffs Putschpläne zu stellen. […]

In der Nacht vom 8. auf den 9. November wurde den Putschisten klar, dass ihre Pläne gescheitert wa­ren. Für Hitler war das eine Katastrophe, zu deren Überwindung er keine Idee hatte. Es war Luden­dorff, der mit seiner apodiktischen Formel »Wir marschieren« einen Ausweg wusste. Auf seinen ‒ nicht Hitlers ‒ Vorschlag hin beschlossen die Putschisten am Morgen des 9. November einen Marsch durch die Innenstadt, möglicherweise, um das bayerische Kriegsministerium zu besetzen. … Der De­monstrationszug von etwa 2000 Mann formierte sich gegen Mittag. Mit Ludendorff, Hitler, seinem In­timus Scheubner-Richter, seinem Leibwächter Graf, Hermann Göring sowie Friedrich Weber, dem na­tionalsozialistischen Führer des rechtsradikalen »Bundes Oberland«, an der Spitze. An der Feldherrn­halle, dem bayerischen Gedenkort früherer monarchischer Siege, stießen die Putschisten auf eine be­waffnete Einheit der Landespolizei, welche allem Anschein nach ohne Vorwarnung sofort das Feuer gegen sie eröffnete. Einige Putschisten schossen zurück. In wenigen Minuten lagen vierzehn Putschis­ten sowie vier Polizisten tot am Boden. Hitler wurde nicht getroffen… (S. 42f.)

Nach einem misslungenen Fluchtversuch wurde Hitler am 11. November verhaftet und in Untersuchungs­haft genommen.

1.4 Zum Aufbau der vorliegenden Erörterung

Nach dieser Einführung (Abschnitt 1) wird im Folgenden der Artikel mit dem »Hitler-In­terview« vom 8.11.1923 inhaltlich beschrieben, um die nötige Grundlage für die weiteren Ausführun­gen zu legen (Ab­schnitt 2). In Abschnitt 3 kommen die spanischen Kritiker zu Wort, die begründete Zweifel an der Echt­heit des Inter­views angemeldet haben. Im Anschluss daran (Abschnitt 4) werden zusätzliche quellenkriti­sche Ein­wände vorgebracht. Es folgen Erläuterungen zum modernen Vernichtungsantisemitismus in Deutschland, der den Kontext bildet, in dem die Sätze zur Judenvernichtung im »Interviewtext« stehen und zu interpre­tieren sind. (Abschnitt 5). Im Anschluss daran wird versucht, den Tagesablauf Adolf Hit­lers am 8. November 1923 zu rekonstruieren, um besser ein­schätzen zu können, ob ein Interview mit Xammar an dem Tag hätte stattfinden können (Abschnitt 6). Danach wird auf die Rezeption des »Inter­views« in Deutschland eingegangen, wo das »Hitler-Inter­view« zur veritablen Quelle der Geschichtswis­senschaft avancieren konnte (Ab­schnitt 7). In Abschnitt 8 wird auf die fantastische Report­age Xammars über den gescheiterten Hitlerputsch, der am Abend des 8. November begann, ein­gegangen. In der Schlussbetrachtung (Abschnitt 9) wird versucht, das fingierte Interview und den »Augenzeugenbe­richt« ohne Augenzeugenschaft unter dem Aspekt des Schadens, den die Artikel verursachen konn­ten, zu bewer­ten und ansatzweise in den Kontext der damaligen Medienkultur in Spanien einzuord­nen.

2. Beschreibung des Artikels mit dem »Hitler-Interview« vom 8.11.1923

Am 24. November 1923 erschien der Artikel »Adolf Hitler oder die entfesselte Dummheit« in der Veu de Catalunya.9 Der gescheiterte Hitler-Ludendorff-Putsch vom 8. November lag mehr als zwei Wochen zu­rück. Hitler saß seit dem 11.11.1923 in der Strafanstalt Landsberg am Lech ein.

Zur Interview-Situation gibt es folgende Hinweise in dem Artikel: Ort ist ein Büro Hitlers in den Redakti­onsräumen des VB. Hitler trägt seinen bekannten Regenmantel mit aufgesticktem Haken­kreuz am Ärmel, behält seine Mütze auf, grüßt mit militärischem Hacken­schlag, bietet Xammar (und seinem Begleiter Jo­sep Pla) Stühle an und legt los, dass Spanier in Bay­ern willkommen seien, während man den Italienern, Engländern, Rumänen und Holländern nicht trauen dürfe. Das seien alles Juden. Damit ist die Juden­frage als Thema gesetzt.

[Hitler:] Die Judenfrage ist ein Krebsgeschwür, das unseren deutschen nationalen Organismus zer­frisst. Ein politi­sches und soziales Krebsgeschwür. Glücklicherweise sind die sozialen und politischen Geschwüre nicht unheilbar. Man kann sie herausschneiden. Wenn wir wollen, dass Deutschland lebt, müssen wir die Ju­den vernichten…

[Xammar:] Mit Prügeln?

[Hitler] Das wäre das beste, aber sie sind zu viele. Ein Po­grom ist eine großartige Sache, aber heutzu­tage hat es einen Gutteil seiner mittelalterlichen Wirkungskraft verloren. […] Was hätten wir davon, die jüdische Be­völkerung von München auszurotten, wenn die Juden im übrigen Land, so wie jetzt, weiterhin über Geld und Politik herrschen? In ganz Deutschland gibt es mehr als eine Million Juden. Was wollen Sie tun? Sie alle über Nacht umbringen? Das wäre natürlich die beste Lösung, und wenn man das zuwege brächte, wäre Deutschland ge­rettet. Aber das ist nicht möglich. Ich habe das Pro­blem von allen Seiten un­tersucht: es ist nicht möglich. Die Welt würde über uns herfallen, anstatt uns zu danken, was sie eigentlich tun sollte. […] Wir haben schon gesehen, dass es mit Pogromen nicht geht. Also bleibt nur die Vertrei­bung: die Massenvertreibung. Spanien hat vor mehr als vierhun­dert Jah­ren mit der Vertreibung der Juden…

[Xammar:] Glauben Sie, dass Spanien sich damit einen Gefallen getan hat? (Xammar 2007, S. 146f., Hervorhebungen, KB)

An zwei Stellen also unterbricht Xammar den monologisierenden Hitler. Einmal fragt er etwas maliziös-pro­vozierend nach, ob die Juden mit Prügeln vernichtet werden soll­en. Der Hitler des »Interviews« ant­wortet sinngemäß, dass das zwar die beste Lösung wäre, dass ein Pogrom heute jedoch keine Lö­sung mehr sein könne, sondern die Massen­vertreibung das Mittel der Wahl sei.

Als Hitler auf die Vertreibung der Juden in Spanien zu sprechen kommen will, unterbricht ihn Xam­mar erneut mit einer Frage, die auf die bekannte Diskussion anspielt, ob die Vertreibung der Juden der spani­schen Ökonomie geschadet hat. Der Hitler des »Interviews« geht auf diese Frage nicht ein. Stattdessen entwi­ckelt er seine Argumentation, dass der Fehler der Katholischen Könige gewesen sei, den Ju­den die Konvertierung zu gestatten, um der Vertreibung zu entgehen, und er wiederholt, dass die Lösung des Pro­blems in der Vertreibung der gesamten jüdischen Rasse liege.

Das Judenproblem […] ist kein religiöses Problem. Es ist ein rassisches Problem, und seine Lösung liegt in der Vertreibung. Aber in der strikten Vertreibung der gesamten jüdischen Rasse, sowohl der praktizie­renden Juden wie auch der gleichgültigen oder der konvertierten (Xammar 2007, S. 147., Hervorhebung, KB).

In dem Artikel finden sich auch Hinweise auf den konkreten Antisemitismus in Bayern in jener Zeit. Der Hitler des »Interviews« teilt Xammar mit, dass er mit seiner Nase si­cherlich Prügel bezogen hätte. Hitler lacht, Xammar ebenfalls »allerdings nicht ganz so aus vollem Herzen« (Xammar 2007, S. 146). Angriffe auf und Verletzungen von Juden durch die Nazis aus der Zeit sind dokumentiert (Reinicke 2018).

Bekannt und historisch belegt ist auch die Ausweisung von Juden aus Bayern auf Veranlassung des Gene­ralstaatskommissars Gustav von Kahr, den das bayeri­sche Kabinett am 26. September 1923 mit diktatori­schen Vollmachten ausgestattet hatte. Der Hitler des »Interviews« geht darauf ein:

[Hitler:] In Bayern hat die Judenvertreibung schon begonnen, aber zaghaft. Von Kahr weist nach und nach alle Juden aus, die keine bayerischen Bürger sind. Das ist sehr wenig, aber man muss von Kahr zugestehen, dass er nicht mehr tun kann. Ihm sind die Hände gebunden.« (S. 147).

[Xammar:] Darf man wissen, von wem?

[Hitler:] Sie werden bass erstaunt sein. Der größte Verteidiger der Juden in Bayern ist der Erzbischof von München, Kardinal Faulhaber (Xammar 2007, S. 147f.).

Diese Aussage gab es nicht nur aus dem Munde des »Interview-Hitlers«. Sie war bereits zwei Tage zuvor schon im Völkischen Beobachter zu lesen gewesen.

Am 6. November, also zwei Tage vor dem Putsch, hatte der Völkische Beobach­ter unter dem Titel »Kardinal Faulhaber als Judenschützer« auf Faulhabers Al­lerseelenpredigt re­agiert und griff ihn als »Judenschützer« an, weil er gesagt habe, »dass auch die Juden Men­schen seien, und dass wir auch diese im Winter nicht hungern und frieren lassen dürften.« Noch auf dem Katholikentag 1922 habe er aber »ganz anders« gesprochen »indem er sehr scharfe Worte gegen die Judenpresse gebrauchte« (An­tonia Leugers 2014).

Aus Sicht der katalanischen Le­serschaft dürfte es sich bei dem »Interview« um eine höchst unter­haltsame Lektüre, die mit Entsetzlichem spielt, gehandelt haben: Infotainment. Wie das Thema Vertreibung der Ju­den in dem »In­terview« journalistisch aufge­zogen wird, ist beeindruckend. Die Vertreibung von Ostjuden aus Bayern 1923, die Judenvertreibung in Spanien unter den Katholischen Königen und in Zukunft die Massenvertrei­bung durch Hitler werden er­zählerisch in einen Zusammenhang gebracht. Die aufmerksame spani­sche Leserschaft versteht durch den Vergleich: dieser Hitler ist noch antisemitischer, noch radikaler, noch rassistischer als die Katholischen Könige.

Wollte man das »Interview« als Stück aufführen, ähnelte es je nach Ak­zentsetzung des Regisseurs einer Groteske (Esperpento) oder einem Bauernschwank.10 Das La­chen könnte dabei manchem im Halse ste­cken bleiben. Die Protagonisten des Stücks: auf der einen Seite ein kultivierter, blitzge­scheiter, provozie­render, sich einmischender spanischer Reporter, auf der anderen Seite ein Dummkopf mit einem fast deli­rierendem Antisemitismus, den man zur Be­lustigung und Belehrung (!) des Publikums vorführen kann. Das »Interview« mutet heute wie eine literarische Fantasie an. Auf inhaltliche Aspekte wird im Folgenden noch näher eingegangen.

3. Die Zweifel katalanischer Intellektueller an der Echtheit des »Interviews«

In Spanien, besonders in Katalonien, wurden immer wieder Zweifel laut, ob es sich bei dem »Hit­ler‑In­terview« nicht um einen Fake handele. Im Jahr 2000, also zwei Jahre nach der Veröffentli­chung der kata­lanischen Ausgabe der zwischen 1922 und 1924 geschriebenen Artikel Xammars (Xammar 1998), wurde erstmals öffentlich räsoniert, ob es sich bei dem »Interview« um eine Erfin­dung han­dele. Es sind im We­sentlichen zwei kleinere Artikel in katalanischen Zeitungen, in denen die Zwei­fel an der Echtheit argu­mentativ ausgeführt werden. Dazu kommt ein längerer Beitrag von Pla Bar­bero (2018) in der Literatur­zeitschrift Cuadernos Hispanoamericanos, der die Debatte zu rekonstru­ieren versucht und eigene Akzen­te setzt.11

Der Journalist Lluís Permanyer (2000) schreibt in La Vanguardia, dass es sich bei dem »Hitler-Inter­view« um eine Erfindung handeln dürfte, wenngleich er das nicht mit unbestreitbaren Daten beweisen könne (Permanyer 2000, S. 2). Erstens kommt es Permanyer unwahrscheinlich vor, dass Hitler just am hekti­schen Tage des Put­sches den beiden Journal­isten ein Interview gewährt haben sollte.

Zweitens sei der Artikel erst am 24.11.1923 veröffentlicht worden, also zu einem Zeitpunkt als Hit­ler nach dem fehlgeschlagenen Putsch bereits inhaftiert war und sich gewissermaßen nicht mehr ge­gen das wehren konnte, was ihm zugeschrieben wurde, oder andersherum, sich der Journalist un­gestraft viele in­haltliche Frei­heiten herausnehmen konnte.

Das dritte und wichtigste Argument gegen die Echtheit des Interviews ergibt sich bei Permanyer aus einer Überprüfung der gesamten Werke von Xammar und Pla, die niemals mehr – auch nicht in ihren autobio­grafischen Texten – auf dieses »Interview« zu sprechen kamen. Es sei doch schwer vorstellbar, – so Per­manyer –, dass jemand eine Begegnung mit Hitler, auch wenn sie nur kurz war, einfach vergessen haben sollte.

Permanyers Fazit: »una diablura inocente« also ein unschuldiges Schelmenstück, dass seiner Meinung nach zum Charakter von Xammar und Pla sowie zu dem Stil der Epoche passen würde.12

Einige Jahre später, 2009, geht der auch in Deutschland nicht unbekannte Schriftsteller Albert Sán­chez Piñol in einem kurzen Beitrag »Mèrit i misteri« in der katalanischen Zeitung Avui noch einmal auf den Fall ein und schließt an Permanyer an. Wie die­ser hält er es für sehr wahrscheinlich, dass es sich bei dem »Hitler-Interview« um eine Erfindung handelt und das »Interview« niemals stattgefun­den hat, aber ganz festlegen möchte auch er sich nicht.

Er bezweifelt, ähnlich wie schon Permanyer zuvor, dass sich Hitler am Tag des Putsches am 8.11.1923 Zeit für ein Interview genommen hätte. Er vermutet, dass das, was man da inhaltlich vor sich hat, eher vom Hören-Sagen oder von Dritten aus der Umgebung Hitlers stammen könnte und nicht von Hitler selbst. Die Journalisten könnten hinzugefügt haben, was ihnen in den Sinn kam. Er rekurriert auch wie­derum darauf, dass Hitler zum Zeitpunkt der Veröffentlichung nach dem gescheiterten Putsch in Haft war. Mit anderen Worten: Xammar hatte genügend In­formationen, aus welchen Quellen auch immer, um sich ein Hitler-Interview ohne Rücksichten auf Hitler auszu­denken.

Insbesondere bezweifelt Sánchez Piñol, dass Hitler gerade zwei Fremden gegenüber etwas offenbart ha­ben sollte, was er sonst tunlichst vermied: sich öffentlich konkret zum Ziel der Judenvernichtung zu äu­ßern.13 Sánchez Piñol vermutet auch, dass die Bezüge zur spanischen Geschichte in dem »In­terview« qua­si freie Zugaben von Xammar sind, die nicht durch Kenntnisse Hitlers gedeckt schei­nen.14

Für das lebenslange Schweigen Xammars zum »Hitler-Interview« hat Sánchez Piñol eine plausible Erklä­rung. Der Um­stand, dass Hitler 1933 tatsächlich an die Macht kam, machte aus einem gescheiterten Hanswurst ei­nen Gegen­stand der historischen Forschung und ließ damit auch frühe Äußerungen hoch re­levant für die NS- und Hitler-Forschung werden. Da wäre es peinlich gewesen, mit einem erfun­denen Interview in Ver­bindung gebracht zu werden.

Wie schon bei Permanyer ist das Fazit wieder vom Typ: »typisch Pla und Xammar« und mit einer Dosis Humor endet der kurze Artikel (sinngemäß): »Was für ein Paar. Sehen Sie, wie genial sie wa­ren? Selbst wenn sie etwas Unerlaubtes anstellen, kann man nicht anders, als über sie zu reden«.15

Von Interesse ist weiter der Artikel von Pla Barbero, Philologe und Josep-Pla-Spezialist, der die Artikel Perma­nyers und Sánchez Piñols kannte, und sich eingehend mit dem Status des »Interviews« be­fasste (Pla Bar­bero 2018, online). Er hält daran fest, dass es das »Interview« irgendwie gegeben hat, sieht aber gleichzei­tig, dass der Inhalt des veröffentlichten »Interviews« ganz von den Jour­nalisten abhing. Er schreibt: »[Xammar und Pla] verfügten über alle notwen­digen literarischen Qua­lifikationen, um die Erinnerung an ihr Interview mit Adolf Hitler neu zu schreiben, wie auch immer dieses Treffen war, flüchtig, improvi­siert, vorher festgelegt, exklusiv oder mit anderen Journalisten« (Pla Barbero 2018 online, Übersetzung KB).16

Pla Barbero zeigt damit, wie schwer es ihm fällt, sich von der Vorstellung zu trennen, dass es das »Inter­view« doch irgendwie gab. Anders als Permanyer und Sánchez Piñol nimmt er das Beschweigen des »In­terviews« folglich auch nicht als deutlichen Hinweis dafür, dass es sich um ein fingiertes In­terview han­delte. Statt­dessen überlegt er, warum die Journalisten nie mehr auf das »Interview« zu sprechen kamen »[Aber] Vielleicht waren sie nie besonders stolz darauf. Oder sie hatten Angst, sich dem Vorwurf auszu­setzen, in dem Diktator nicht den gefährlichen Wahnsinnigen erkannt zu haben, der er damals bereits war« (Übersetzung KB).17

Es bleibt als Ergebnis der spanischen Diskussion festzuhalten, dass es massive Zweifel gibt, dass das »In­terview«, wie von Xammar behauptet, am 8.11.2013, dem Tag des Putsches, hätte stattfinden können. Es gibt allerdings keine Zweifel daran, dass Xammar genug Wissen aus diversen Quellen haben konn­te, um ein »Hit­ler-Interview« zu erfinden. Gegen die Authentizität des »Interviews« wird außerdem angeführt, dass es Äußerungen Hitlers enthält, die nicht zu ihm zu passen scheinen, wie die offene Thematisierung der Ju­denvernichtung gegenüber Fremden oder die Einlassungen zur spanischen Geschichte. Der Um­stand, dass Hitler in Haft war, als das »Inter­view« erschien, nährt weiter den Verdacht, dass Hitler unge­hemmt Dinge in den Mund gelegt wurden, die der Fantasie Xammars ent­stammten.

Selbst wenn es also ein Treffen Xammar-Hitler gegeben haben sollte, wäre der Inhalt, der in dem Artikel Xammars wieder­gegeben wird, manipuliert und verfälscht und damit als historische Quelle völlig un­brauchbar. Es wäre ununterscheidbar, was sich der Fantasie Xammars verdankt und was Hitler wirklich geäußert hat. Ein starkes Argument dafür, dass das »Interview« gänzlich oder gro­ßenteils erfunden wurde, ist der Umstand, dass die Jour­nalisten, nachdem Hitler an die Macht ge­kommen und zur geschichtlichen Figur geworden war, nicht auf das »Interview« zu sprechen kamen – nie mehr in ihrem ganzen Leben.

4. Einige ergänzende quellenkritische Aspekte

Quellenkritisch wäre zu fragen, welchen Status das Treffen und das Gespräch gehabt haben sollen. Es heißt bei Xammar, dass das Interview »gewährt« wurde, aber handelt es sich überhaupt um ein Interview? Bei einem Interview weiß der Interviewte, dass das, was er äußert, in einem be­stimmten Presseorgan ver­öffentlicht wird. Im Interview eines Auslandskorrespondenten mit einem Politiker ist zudem zu unterstel­len, dass der Politiker gezielt versucht, den Journalisten mitzuteilen, was er öffentlich verbreitet sehen will. Es macht zum Beispiel einen großen Unterschied, ob der Hitler des Interviews davon ausging, dass er ein für die Veröffentlichung bestimmtes Interview für eine (kata­lanische) Zeitung gab oder er das Treffen für ein informelles, privates Gespräch unter Gesinnungs­genossen hielt.

Schon die Überschrift des Artikels und die Charakterisierung Hitlers als ein »gewaltiger, großartiger Dummkopf, der zu einer glanzvollen Karriere berufen ist (wovon er noch fester überzeugt ist, als wir es sind« (Xammar 2007, S. 145), macht deutlich, dass dieser Artikel weder Hitler noch einem seiner Mit­streiter zur Kenntnis gebracht wurde. Xammar, der bis 1937 als Auslandskorrespondent in Deutschland tätig war, dürfte erleichtert registriert haben, dass die Nazis seine ätzenden Einschät­zungen Hitlers offen­sichtlich nie in Erfahrung brachten. Das hätte ihn angesichts einer rachsüchti­gen und mordbe­reiten SA und Gestapo teuer zu stehen kommen können. Von daher hatte Xammar bis 1945 sicher keine Motivation, auf seine Artikel über Hitler, aufmerksam zu machen.

Eine zweite Frage wurde schon bei den skeptischen katalanischen Autoren angesprochen. In wie­weit kann das Veröffentlichte vom wirklich Gesagten abweichen und wie geht der Historiker mit dieser Differenz um? Die spanischen Autoren fragten sich in erster Linie, was Xammar an Erfunde­nem hinzugefügt hat. Ergänzend wäre zu fragen, ob Xammar alles korrekt erinnerte, als er seinen Artikel schrieb. Es wäre in Er­fahrung zu bringen, ob das Interview in ir­gendeiner Form aufgezeich­net wurde oder ob allein das Ge­dächtnis und die Erinnerungsfähigkeit des Journalisten der Wieder­gabe zugrunde lagen. Außerdem wäre zu fragen, wie gut Xam­mar damals, 1923, (Hitlers) Deutsch verstehen konnte. Dass er nach dem zweiten Weltkrieg den Dr. Faustus von Thomas Mann übersetz­te, muss nicht heißen, dass er bereits mehr als zwanzig Jahre zuvor, im Herbst 1923 schon perfekt Deutsch konnte.

Es gibt weitere Einzelheiten in dem Artikel, die nicht stimmen wollen. Es wird von einer Mütze (gorra in der kata­lanischen und spanischen Fassung des Artikels) gesprochen, die Hitler nicht ab­setzte. Die Fotos aus der Zeit, die etwa im Netz und in gedruckten Publikationen kursieren, zeigen Hitler entweder ohne Kopfbedeckung oder mit einem weichen Hut. Auch die Vorstellung, dass Hit­ler vor Xammar und Pla die Hacken zusammenschlug, wirkt nicht glaubwürdig. Übertrieben klingt auch die, die Zunge Hitlers lösen­de Freude über die Spani­er, weil in Spanien, so wird nahegelegt, seit wenigen Wo­chen der Diktator Primo de Rivera an der Macht war.18 Die Italiener kommen dagegen (»alles Juden«) uner­wartet schlecht weg, obwohl Hitler für den italie­nischen Faschismus schwärmte, sich daran orient­ierte und gerne Kontakt mit Mussolini aufgenommen hätte.19

Inhaltlich will die Art, wie der Hitler des »Interviews« sich über die »beste Lösung« auslässt, nicht zu Hitlers damals üblicher Argumentation passen. In einer Zeit, in der Hitler sich öffentlich gegen Pogrome und für einen »Antisemitismus der Vernunft« aussprach, klingt das Schwadronieren über Pogrome nicht stimmig.20 In dem Zusammenhang ist auch ein Vergleich mit dem Artikel Josep Plas über die angebliche Begegnung mit Hitler aufschlussreich.

Bei­de erfanden (oder verfälschten) das »Interview«, jeder auf seine Weise. Der Artikel Plas erschien am 28. No­vember 1923, ein paar Tage später als der Artikel Xammars (abgedruckt in: Xammar 2007, S. 149-152). Interessant ist, dass der gan­ze verbale Exzess zur Judenvernichtung, den Xammar seinem Hitler in den Mund gelegt hat, bei Pla nicht vorkommt. Anders gesagt, der delirierende antisemitische Fanatis­mus Hitlers, der bei Xammar im Zen­trum steht, spielt bei Pla keine Rolle.

Ein weiteres interessantes Detail ist, dass (der nicht deutsch verstehende) Josep Pla in seiner Ver­sion von einem Monolog spricht und erst gar nicht den Anschein eines Gesprächs mit Hitler erwe­cken will. An­dersherum, während Pla in seinem Artikel als wichtige Informati­on herausstellt, dass Hitler einen neuen Krieg will, taucht dieser Aspekt in dem Artikel Xammars nicht auf. In der Wiedergabe des Interviews durch Pla und Xammar fallen Form und Inhalt so unterschiedlich aus, dass die Glaubwürdigkeit der Dar­stellung beider Journalisten leidet.

Inhaltlich will auch die einseitige Festlegung, die der »Hitler des Interviews« vornimmt, wenn er die Massenvertreibung als Mittel der Wahl herausstellt, nicht recht stimmig erscheinen. Zum einen legte die NSDAP bis 1933 nicht fest, welche Methoden sie bei der Verfolgung der Juden anwenden würde. Zum anderen taucht schon im 25-Punkte-Pro­gramm der NSD­AP von 1920 eine Kombination an vorgesehenen Maßnahmen auf: »Entzug der vollen Bürgerrechte, ein Berufsverbot für öf­fentliche Ämter und Presselei­tung für die deutschen Juden, bei Erwerbslosigkeit ihre Ausweisung sowie die Vertreibung eines Großteils zugewanderter Juden« (Wikipedia: Endlösung 2024). Die Herausgeber der kritischen Ausgabe von »Mein Kampf« sehen Hitlers damals vertretenen Antisemitismus ge­prägt durch die Ablehnung von Pogromen, die gesetzliche Bekämpfung und Besei­tigung der Rechte der Juden und in letzter Konsequenz die Entfer­nung der Juden überhaupt (Institut für Zeitge­schichte 2022: Mein Kampf, Band 1, Kapitel 2, Kommentar 172). Die Mittel, die für das Erreichen des Ziel anzuwenden sind, werden auch hier nicht explizit genannt, weil es keine entsprechende Festlegung gab.

Aufs Gesamt gesehen ist die Fülle der Indizien, die für ein fingiertes Interview sprechen, erdrückend. Das stärkste Argument gegen die Echtheit des Interviews liefert allerdings die Tatsache, dass es bis heute kei­nerlei Dokument oder Zeugnis von dritter Seite gibt, mit dem sich belegen ließe, dass es das »Interview« gegeben hat. Oder an­ders for­muliert: Die Frage kann nicht sein, ob jemand beweisen kann, dass das »In­terview« nicht stattge­funden hat, sondern dass es stattgefunden hat. Zu fordern ist also in diesem Sinne eine Beweislastum­kehr. In Memoiren von Mitarbeitern des VB, in Tagebüchern und Notizen von Kolle­gen, Freunden und Ver­wandten, in Notizen von anderen Auslandsjournalisten, die mit Xam­mar zu tun hatten, wäre zu fahnden. Solange es keinen positiven Nachweis für ein entsprechendes Treffen Xammars mit Hitler gibt, ist von ei­nem fingierten Interview auszugehen.

5. Zum Vernichtungsantisemitismus in Deutschland und in Xammars »Interview«

Es wird gelegentlich behauptet, dass Hitler in dem »Interview« sei­nen radikalen Antisemitismus unge­wöhnlich offen, wie sonst nie, kommunizierte. In der spanischen Verlagsankündigung wird noch heute von dem verstörenden Interview gespro­chen, das Xammar (und Pla) bereits 1923 mit dem späteren Dikta­tor führten und in dem dieser be­reits den Holocaust vorgezeichnet habe.21 Auch im Vorwort zur deutschen Übersetzung des Buches wird von dem Interview gesprochen, »in dem Hitler seine Pläne zur Judenver­nichtung […] in aller Offenheit darlegte« (Berenberg, S. 9).

Andere Autoren gehen noch weiter und finden in dem »Interview« sogar Hinweise auf Pläne zur Juden­vernichtung, den Holocaust und die Endlösung. In einer Einlassung von Arcadi Espada (2005) in El País zum Beispiel wird eine Stelle aus dem »Interview« her­ausgegriffen und in Richtung Holocaust-Vorweg­nahme interpretiert. Espada liest das »Interview« so, als wäre der Massenmord an den Juden das, was Hit­ler vorschlüge und das wäre ja dann eigent­lich die erstmalige Ankündigung der Endlösung (la solución fi­nal).22

Hitlers Denkwelt in den Kontext des »Vernichtungsantisemitismus« zu stellen, wie Peter Schä­fer das Phä­nomen nennt (2000. S. 229 ff), kann helfen, die entsprechenden Passagen im »Interview« besser ein­zuordnen. Tatsache ist, dass seit Anfang des 19. Jahrhunderts ein Vernichtungsantisemitismus in Deutsch­land anzutreffen ist, der sich in der letzten Hälfte des 19. Jahrhunderts noch rassentheore­tisch radikalisier­te. Die Juden sollten nicht integriert, sondern entfernt werden. Moderner ließe sich vom Ziel rassistisch begründeter ethnischer Säu­berung sprechen. Die Mittel dazu heissen: Abschiebung, Umsied­lung, Depor­tation (etwa nach Mada­gaskar wie 1885 von de Lagar­de vorgeschlagen), Vernichtung.

Diesem althergebrachten radikalen Antisemitismus wohnte latent immer schon die Frage und dumpfe Dro­hung inne, mit welchen drastischen Mitteln man die Juden loswerden, wie man sie ent­fernen kann. Von daher lässt sich in den Dokumenten des Vernich­tungsantisemitismus auch der »Vor­schein« einer Endlösung ausmachen. An zwei Beispielen lässt sich das zeigen.

Christian Jansen hat den »Judenspiegel« des Hartwig von Hundt-Radowskys von 1818 ana­lysiert. Er kann zeigen, wie früh bereits zentrale Elemente des rassistischen und eliminatorischen Antisemi­tismus formuliert wurden, wie das folgende Zitat verdeutlicht.

[Hundt schlägt] die Sterilisation aller männlichen Juden vor – ein weiterer Be­leg für seine rassische Überzeugung von der Unverbesserlichkeit der Juden und für die Modernität seines genetischen Verfol­gungsprogramms. Unumstößlich stand für ihn fest, dass nur eine vollständige Elimination des Juden­tums die Mehrheitsgesell­schaft retten könne: ‚Am Beßten wäre es jedoch, man reinigte das Land ganz von dem Ungeziefer, und hierzu giebt es gleichfalls zwei Mittel. Entweder, sie durchaus zu vertilgen, oder sie […] zum Lande hinauszujagen. […] Am Gerathensten wäre es daher, man brächte die Juden, welche in Deutschland […] sämmtlich auf den Schub, und nach dem gelobten Land hin’« (Jansen 2011, S. 32)

Alexander Bein, der zum modernen Antisemitismus geforscht hat, sieht »den ersten und bedeutends­ten Versuch, die nun entstehende antisemitische Bewegung […] durch Philosophie, Biologie und Geschichte wissenschaftlich zu unterbauen« in der Schrift »Die Judenfrage als Rassen-, Sitten- und Kulturfrage« (1881) des Berliner Philosophen und Nationalökonomen Eugen Dühring (1833-1921). Die Argumentation der Antisemiten, dass die Judenfrage eine Frage der Rasse und keine der Religi­on sei, und dass der Über­tritt zum Christentums deshalb keine Lösung darstellen kann, ist folglich im Jahre 1923 keineswegs neu.

Sie [die Judenfrage] als Frage der Religion darzustellen, ist nach Dührings Mei­nung eine bewusste Ir­reführung und Verdunkelung. »Selbst wenn alle Juden zu den herrschenden Kirchen überträten, wie es die Liberalen wünschten, würde die Ju­denfrage nicht zu existieren aufhören. Im Gegenteil, Gefahr und Bedro­hung für die Völker würden dadurch nur wachsen«. Dühring ist sicher, dass sich die Erkenntnis durchsetzen wird, »wie unverträglich mit unseren besten Trieben die Einimpfung der Eigenschaften der Judenrace in unsere Zustände sei. Hier­nach liegt die Juden­frage weniger hinter uns als vor uns«. … »Wo diese Race ein­mal gründlich erkannt ist«, meint Dühring mit klaren Andeutungen für die Zu­kunft, »da steckt man sich von vornherein ein weiteres Ziel, zu welchem der Weg nicht ohne die kraft­vollsten Mittel zu bahnen ist. Die Juden sind […] ein in­neres Carthago, dessen Macht die modernen Völker brechen müssen, um nicht selbst von ihm eine Zerstörung ihrer sittlichen und materiellen Grundlagen zu erleiden« und an anderer Stelle schreibt Dühring: »Die Judenhaftigkeit lässt sich … nicht anders als mit den Juden selbst be­seitigen« (Bein 1958, S. 347).

Bein kommt zu dem Schluss »Die Hitlerzeit hatte tatsächlich gedanklich nichts den Theoretikern des An­tisemitismus hinzuzufügen« (Bein 1958, S. 360).23 Das Neue liegt hier nicht im Denken, son­dern darin, dass mit der NSDAP eine politische Partei entsteht, zu deren Markenzeichen ein extrem­er, je nach Um­ständen mehr oder weniger deutlich vorgetragener und gewaltsam praktizierter Anti­semitismus gehört.24

Eine Rede vom 6. April 1920 zeigt Hitler deutlich in dieser Tradition stehend, einer­seits die größtmögli­che Drohung auszusprechen, andererseits aber die Mittel nicht konkret zu machen:

[…] es beseelt uns die unerbittliche Entschlossenheit, das Übel an der Wurzel zu packen und mit Stumpf und Stiel auszur­otten. Um unser Ziel zu erreichen, muss uns jedes Mittel recht sein, selbst wenn wir uns mit dem Teufel verbinden müssten (abgedruckt in Jäckel/Kuhn 1986, Doku­ment 61, S. 184-204).

Aber selbst das Vokabular »Ausmerzen«, »Ausschalten«, »Beseitigen«, »Ent­fernen«, »Unschädlichma­chen«, »Vertilgen«, »Vernichten« oder sogar wie hier zitiert »Ausrotten« bezogen auf Krankheiten, Unge­ziefer oder Parasiten, gehört noch zum traditionellen Vernichtungs­antisemitismus.

Wenn Hitler in dem »Interview« vom »Krebsgeschwür, das man herausschneiden kann« spricht, dann ist das noch die Sprache des alten Vernichtungsantisemitismus. Dem Hitler des »Interviews« wird an Antise­mitismus nichts in den Mund gelegt oder zuges­chrieben, was nicht schon denen, wie Xammar, bekannt sein konnte, die sich mit Hitler, seinen Aussagen und Auftritten in Bier­kellern oder im Circus Krone, dem Programm der NSDAP, dem Denkhorizont des überkommenen und rassistisch modernisierten Antisemi­tismus und den Münchener Verhältnissen im Jahr 1923 auskannt­en.

Das bestätigt ein Interview Hitlers vom Oktober 1923, das er dem Journalisten George Sylvester Viereck, laut Domeier ein »Nazi-Sympathisant« (2021, S. 426) vom The American Monthly gewähr­te.25 In dem In­terview26 sagt Hitler:

Die Juden sind keine Deutschen. Sie sind ein fremdes Volk in un­serer Mitte und treten als solches auf. […] Wir sind wie ein Schwindsüchtiger, der nicht begreift, dass er dem Unter­gang geweiht ist, wenn er nicht die Mikroben aus seiner Lun­ge austreibt. Natio­nen, wie auch Individuen, neigen dazu, am wil­desten zu tan­zen, wenn sie dem Abgrund am nächs­ten sind. Deshalb, sage ich, brauchen wir gewaltsa­me Korrektive, starke Medizin, vielleicht eine Amputation. […] Wir wollen uns von den Juden säu­bern, nicht weil sie Juden sind, sondern weil sie einen schädlichen Einfluss haben (Jäckel/Kuhn 1986, Dokument 578, S. 1023-1026; Übersetzung, KB).

In der Sprache des alten Vernichtungsantisemitismus schwingt latent stets der (Alp)Traum einer Endlö­sung mit. Aber daraus lässt sich weder bei Hundt, Düring oder Hitler eine gedankliche Vorwegnahme oder Ankündigung dessen ableiten, was Endlösung historisch im Zuge des Zweiten Weltkriegs bedeuten sollte. Was unter Historikern und in der Öffentlichkeit als Endlösung verstanden wird, ist die systemati­sche Er­mordung aller europäi­schen Juden in allen Gebieten mit Zugriff des NS-Regimes noch wäh­rend des Zweiten Weltkrieges. In dem Zusammenhang war Endlösung damals als Euphemismus zu verstehen, um nicht vom syste­matisch geplanten Massenmord sprechen zu müssen. Die politische Entscheidung zur sys­tematischen Ermordung aller europäischen Juden wird von Historikern auf Herbst/Winter 1941 datiert. Es ist deshalb eine geschichtswissenschaftlich abzulehnende Rückpro­jektion, die Endlösung, also den Holo­caust, in die Gedankenwelt von 1923 zu ver­setzen.

6. Hitlers Tagesablauf am 8. November 1923, ein Tag ohne Interview

Die Skeptiker (darunter auch Jordi Amat 2019) bezweifeln, dass das »Hitler-Interview«, wie von Xammar behauptet, am Tage des Putsches am 8.11. in den Redaktionsräumen des VB stattgefunden haben könnte. Die Rekonstruktion von Hitlers Tagesablauf am 8.11.1923 legt jedenfalls nahe, dass es das »Interview« nicht gegeben hat, nicht an jenem Ort und nicht an jenem Tag.27 Für die Alternati­ve, dass das Hitler-Inter­view an anderem Ort, zu anderer Zeit stattgefunden haben könnte, gibt es bis heute keinen konkreten Hin­weis.

Erst am Abend des 7.11.1923 um 20 Uhr war die Entscheidung gefallen, am 8.11.1923 zu putschen. Die kurze Vorbereitungszeit erhöhte zwangsläufig den Zeitdruck und senkte die Erfolgschancen des Vorha­bens. Die Zahl der Aktionen, die in kürzester Zeit geplant, orga­nisiert und auf den Weg gebracht werden mussten, war folglich beachtlich. Dazu gehörten die ge­naue Festlegung des Ablaufs, das Einweihen und die Verpflichtung von Mitverschwörern, die Organisati­on der Truppen des Kampf­bundes sowie die propa­gandistische Begleitung durch Agitatoren und Redner, die Herausgabe ei­ner Sondernummer des VB, der Druck von Flugblättern und Plakaten.

Nach Mitternacht, gegen ein Uhr am 8.11.1923, soll Hitler sich noch in seiner Wohnung in der Thierschstr. 41 mit Hermann Esser (1920 Schriftleiter des VB, 1923-1925 Reichspropagandaleiter der NSDAP) besprochen haben. Am Morgen bestellte Hitler Rudolf Heß auf 10 Uhr zu sich in seine Woh­nung, um ihm sei­ne Aufgaben bei der Durchführung des Putsches zu erklären (Wien 2023, S. 268). Ob Hitler danach, wie etwa ein Heß-Biograph schreibt, zu Hermann Esser fuhr, »der mit einer Gelbsucht das Bett hütete« (Gör­temaker 2023, S. 144) ist zweifelhaft.28 Unstrittig ist, dass sich Hitler an jenem Morgen zur Privatwoh­nung von Ernst Pöhner chauffieren lässt und mit ihm ein etwa einstündi­ges Gespräch führ­te. Dem ehema­ligen Polizeichef von München wurde angetragen, nach dem Putsch Ministerpräsident zu werden. Er war einverstanden.

In den Redaktionsräumen des VB tauchte Hitler erst gegen Mittag auf, wie Volker Ullrich anschaulich be­schreibt: »Um die Mittagszeit stürmte Hitler, bleich vor Erregung, die Reitpeitsche in der Hand, in die Redaktion des ‚Völkischen Beobachters‘ und erklärte dem überraschten Chefredakteur Alfred Rosenberg und dem ebenfalls anwesenden Ernst Hanfstaengl, dass er sich zum Putsch entschlossen habe« (Ullrich 2022, S. 199). In der Redaktion des VB werden daraufhin publizistische und propagandistische Vorbereitun­gen zur Flankierung des Putsches und der erwarteten Regierungsübernahme Hitlers in Gang gesetzt. Da der ge­plante Putsch noch Geheimsache ist, wird man in der Redaktion des VB ab diesem Zeitpunkt darauf ge­achtet haben, Unbekannten keinen Zutritt in die Redaktionsräu­me zu gewähren.29

Ernst Hanfstaengl, deutsch-amerikanischer Hitlerbewunderer, der zu der Zeit eine Art Auslands-Presse­sprecher der NSDAP war, kontaktiert die amerikanischen Journalisten Larry Rue (Chicago Tribune) und H. R. Knickerbocker (Conradi 2007, S. 86) und versorgt offenbar auch weitere Aus­landskorrespondenten mit Hinweisen, dass es sich lohne, abends in den Bürgerbräukeller zu gehen.

Was Hitler am Nachmittag des 8.11. tat und wo er sich jeweils befand, ist nicht ohne Weite­res mi­nutiös zu rekonstruieren. Ein Hinweis von Hanfstaengl, der Hitler nachmittags dringend sprechen wollte, lautet: »Hitler war nir­gends zu erreichen. Es hieß, er sei zu wichtigen Beratungen im Divisionskommando bei Haupt­mann Dietl« (Hanfstaengl 1970, S. 131).30 Wäre Hitler nachmittags in den Räumen des VB gewe­sen, wäre das Hanfstaengl nicht verborgen geblieben. Welche Personen Hitler an jenem Nachmittag an welchen Orten sonst noch getroffen hat, kann an dieser Stelle offenbleiben. Gesichert scheint jedenfalls, dass es keine Begegnungen in den Räumen des VB gab, wo Xammar Hitler interviewt haben will.31

Ab ca. 18 Uhr war Hitler beim Oberkom­mandos der SA in der Schellingstrasse und erwartete dort Max Erwin Scheubner-Richter. Um 19 Uhr besuchte Hitler »noch ein­mal die Redaktion des Völkischen Beob­achters und das Oberkommando der SA in der Schellingstraße. Hitler lud Rosenberg ein, mit ihm zum Bürgerbräu zu fahren. Vorn saß Hitler neben dem Fahrer, hinten Leibwächter Graf neben Rosenberg« (Wien, S. 283). Kurz nach 20 Uhr kamen Hitler und Rosenberg am Bürgerbräu an (Wien 2023, S. 283).

Aus der Lektüre der herangezogenen Sekundärliteratur ist zu folgern, dass Hitler einmal mittags aufgeregt im VB erscheint, um ausgewählte Personen in die Putschpläne einzuweihen, vorher an diesem Tag aber nicht in der Redaktion gewesen war. Nachmittags war er vermutlich auch nicht im VB, da Hanfstaengl, der ihn suchte, das mitbekommen hätte. Ein Interview mit unbekannten, ausländischen Besuchern in den Räumen des VB am Nachmittag des 8.11.1923 erscheint auch wegen der hohen Organisations- und Kom­munikationserfordernisse der Putschvorbereitung, der damit verbundenen Hektik und Anspannung sowie der Geheimhaltungs- bzw. Si­cherheitserfordernisse wegen unwahrscheinlich. Abends ist Hitler dann nur noch kurz vor der Abfahrt zum Bürger­bräu mit Chauffeur, Leibwächter und Rosenberg im VB.

Dass Hitler sich unter diesen Umständen beachtliche Zeit für zwei ihm unbekannte Spanier genommen hätte, um seine Ansichten zur Judenfrage darzulegen, aber auch seine wirtschaftspolitischen Vorstellun­gen zu erläutern,32 ist höchst unwahrscheinlich, wie es auch unwahrscheinlich ist, dass solch ein Interview unbeobachtet ge­blieben wäre und von niemandem für aufzeichnungs- oder erinnerungswert befun­den worden wäre. Weder bei Ernst Hanf­staengl, dem »Verbindungsmann zur ausländischen Pres­se« (Hanf­staengl 1970, S. 135), der in seinen Memoiren mehrere Seiten dem Geschehen am Tage des Putschver­suchs widmete, noch im Tagebuch von Paula Schlier, die als Sekretärin in der Redaktion des VB tätig war, finden sich Hinweise auf das Interview und die spanischen Journalisten. Beide hätten ein solches von Hitler am Tag des Putsches gewährtes Interview sicher für bemerkenswert gehalten.

7. Das »Hitler-Interview« als Quelle der NS-Forschung in Deutschland

In deutscher Übersetzung erschien der Artikel Xammars, in dem die Schilderung eines Interviews mit Hitler im Zentrum steht, erstmals 2007 im Berenberg Verlag als Teil der Aufsatzsammlung mit dem Titel »Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922-1924« (S. 145-148).

Zweifel an der Authentizität des beschriebenen Interviews gab es zunächst nicht. Dazu gab es auch keinen Grund. Denn die redaktionelle Einleitung zur katalanischen und spanischen Ausgabe (González Prada 2005, S. 10) hat selbst an keiner Stelle in Zweifel gezogen, dass dieses Interview tatsächlich stattgefunden hat. Wie bereits bemerkt, wird im Vorwort zur deutschen Übersetzung des Buches davon gesprochen, dass Xammar und Pla »ein Exklusi­vinterview gewährt« worden sei, »in dem Hitler seine Pläne zur Judenver­nichtung […] in aller Of­fenheit darlegte« (Berenberg 2007, S. 9).

Das Buch insgesamt erfuhr zu Recht bei deutschen Journalisten und Historikern eine außerordent­lich po­sitive Aufnahme. Und damit begann auch die Karriere des »Interviews« als relevanter Quelle der For­schungen zu Hitler.33 Anknüpfend an die einlei­tenden Bemerkun­gen des Verlegers, die niemand weiter hinterfragte, wurde eine bestimmte Lesart bei den Rezensenten do­minant. Nirgends wird bezweifelt, dass es das »Interview« wirklich am 8.11.1923 gegeben hat.

Christian Welzbacher (Süddeutsche Zeitung 9.10.2007) greift die Rede vom Exklusivinterview auf und spricht von ei­ner »journalistischen Sternstunde« und Volker Ullrich von einem »der seltenen Interviews, die ein ausländi­scher Korrespondent damals mit Hitler, nur wenige Stunden vor dem Staatsstreichversuch, führen durfte« (DIE ZEIT 4.10.2007). Der Historiker Ernst Piper (Tagesspiegel 07.01.2008) liest in dem Text, dass Hit­ler »ganz offen über seine Pläne zur Vernichtung der Juden schwadronierte«. Wera Reusch (Deutschland­funk 4.10.2007) liest heraus, dass Hitler in dem Interview völlig un­verblümt sein politisches Pro­gramm erklärt und unter anderem die Vernichtung der Juden angekün­digt habe. Die genaue Lektüre des »Hitler-Interviews«, wie bereits oben argumentiert, zeigt jedoch, dass nicht davon die Rede sein kann, dass dort Hitlers Pläne zur Vernichtung der Juden offengelegt würden.

Ausführlich, und nicht nur für das Feuilleton, geht die Historikerin Edith Raim 2014 auf das »Hitler-In­terview« ein. Das Interview soll ihr helfen, »die Rolle von Hitlers Antisemitismus hinsichtlich des ekla­tanten Gegensatzes von gesprochenem und geschriebenem Wort neu zu bestimmen« (S. 53). Es könnte als Beleg dafür dienen, dass Hitler in der mündlichen Rede seinen Antisemitismus unverblümter zum Aus­druck brachte als in schriftlicher Form. Die höheren Weihen der Historiker erhält das »Interview« schließ­lich dadurch, dass es als Quelle in der kri­tischen Ausgabe von »Mein Kampf« verwendet wird (Institut für Zeitgeschichte 2022, Anmerkung 172, online). Die Historiker Domeier (2021) und Dipper (2022), um zwei Beispiele zu nennen, nutzen das »Interview« in ihren Arbeiten bereits wie selbstverständlich als nicht weiter zu hinterfragende Quelle.

An den Besprechungen lässt sich die erstaunliche Macht von »Paratexten«, hier insbesondere die Rah­mung durch Vorwor­te und Einführungen, zeigen. Das »Framing« durch kompetente HerausgeberInnen er­zeugt Ver­trauen und reduziert mögliche Skepsis und Zweifel an der Echtheit des Interviews. Es wundert folglich nicht, dass die Re­zensionen in den Tageszeitungen auf den Vorgaben der Vorworte aufbauen.

Von HistorikerInnen, die sich fragen müssen, was das Interview als historische Quelle wert ist, wäre frei­lich eine quellenkritischere Herangehensweise zu erwarten gewesen. Unabhängig davon, ob es das Tref­fen und das Interview wirklich gab oder nicht, hätte eingehende Quel­lenkritik zu der Einsicht führen kön­nen, dass der Wert des Interviews als historische Quelle äußerst fragwürdig ist. Die wichtigsten quellen­kritischen Argu­mente, die gegen die Echtheit des Interviews sprechen, wurden weiter oben bereits ge­nannt.

Eine spezifische quellenkritische Frage ergibt sich mit Blick auf die Übersetzung, von der die deut­schen Rezensenten und Historiker ausgingen. Unter diesem Gesichtspunkt ist die Übersetzung von »eliminar« als »vernichten« interessant. Im Katalanischen und Spanischen kann »eliminar« sowohl »entfernen« als auch »ver­nichten« heißen. Da Hitler die Formel von der Entfernung der Juden mehrfach benutzte, wäre auch »ent­fernen« eine mögliche und im Kontext des Interviews plausible Übersetzung gewesen. Entfer­nung der Juden wäre semantisch mit Massenvertreibung kompatibel, Vernich­tung impliziert dagegen Tö­tung und Ermordung.

Zweifel an der Echtheit des Interviews wurden in Deutschland erst spät, und nicht vonseiten der Histo­rikerzunft, laut. Im Jahr 2022 kommt Frank Hense­leit, Herausgeber, Übersetzer und Verleger der Werke von Manuel Chavez No­gales, in seiner Einleitung zu dem Band »Deutschland im Zeichen des Hakenkreu­zes«, einer Sammlung von Re­portagen aus Deutschland im April und Mai 1933 für die Zeitung Ahora34, auch auf das »Hitler-In­terview« von 1923 zu sprechen (Henseleit 2022, S. 30). Dazu dient ihm eine Art Exkurs mit dem Titel »Eu­geni Xammar und Josep Pla erfinden ein ‚Interview‘ mit Adolf Hitler – eine Far­ce«. In diesem Ex­kurs wirft er Xammar (und Pla) bezogen auf das »Hitler-Interview« »Betrug« vor und dem deutschen Verlag eine »zweifelhafte Editionspraxis«, weil dieser dem »journalistischen Betrug trotz mehrfachen Hinweises nicht nachging« (ebd., S. 35).

Den Kern des fingierten Interviews sieht Henseleit in »Hitlers Ankündigung, die Juden auslöschen zu wol­len, und zwar als vorrangige politische Agenda« (ebd., S. 31). Da diese Aussagen dem Hitler des »In­terviews« von Xammar in den Mund ge­legt wur­den, entsteht für Henseleit die Frage, wie Xammar dazu kam. Seiner Ansicht nach zeugt das »Hitler-In­terview« »von einem tiefen Antisemitismus in Teilen der spanischen und kata­lanischen Elite« (ebd., S. 32). »Die Fantasterei Xammars, wie man das ‚Problem‘ lö­sen könne, […] ent­sprang ganz offensichtlich einem tiefen Antisemitismus…« (ebd., S. 33). Begründun­gen und Belege, in welcher Weise Xammars Arti­kel vom 24.11.1923 nicht Hitlers, sondern Xammars An­tisemitismus und den gewisser spanischer Eliten zum Ausdruck bringt, bleiben aus.

Festzuhalten bleibt, dass Henseleit die Debatte um die Echtheit des Interviews in den deut­schen Sprach­raum getragen hat und beizupflichten ist ihm auch, dass es in der katalanisch-spanis­chen Diskussi­on schwerfällt, sich von dem Gedanken zu trennen, dass es das »Hitler-Interview« doch irgendwie gab (Henseleit 2022, S. 30f.).

8. Ein perfekter Artikel über den Hitler-Putsch von einem, der nicht dabei war

Xammars Schilderung des Putsches im Bürgerbräukeller wurde vielfach in höchsten Tönen in der deut­schen Presse gelobt. Es fol­gen einige wenige Beispiele: Der Verleger und Verfasser der Einleitung, Hein­rich von Beren­berg (2007) gibt den Ton vor: »Dem Münchener Hitler-Putsch im November 1923 hat er einige der besten und sarkas­tischten Seiten gewidmet, die je darüber geschrieben wurden. Fast könnte man meinen, Lion Feuchtwan­ger habe sie studiert, ehe er seinen politischen Schlüsselroman ‚Erfolg‘ schrieb« (2007, S. 9).

Paul Stänner (2008) sagt im Deutschlandfunk: »Xammar betrachtet die Geschehnisse in Deutsch­land, das er ausgiebig bereiste, wie ein Theaterzuschauer ein Drama oder ein Kinogänger einen Film. Hitler als Cowboy-Darsteller. Die Reportage dieses Putsches im Bier- und Tabaksdunst des Bürgerbräukellers ist eine hinreißend komische Schilderung einer makabren Posse. Xammar wuss­te, mit wem er es zu tun hat­te, er hatte Hitler kurz zuvor interviewt.«

Volker Ullrich (Die ZEIT) liest »eine der aufschlussreichsten Schilderungen dieses zwischen bluti­gem Ernst und Groteske schwankenden Ereignisses« (Ullrich 2007). Andreas Mix (Berliner Zei­tung) fasst zu­sammen: »In einer grandiosen Reportage charakterisierte Xammar den Hitler-Putsch als dilettantischen Streich bramabasierender Kleinbürger: ein Spektakel aus dumpfer Bierseligkeit und großen Gesten« (Mix 2007). Ernst Piper (Tagesspiegel) erkennt »eine klare Analyse des Ge­schehens, die den Putschversuch in seiner ganzen Lächerlichkeit entlarvt« (Piper 2008).

Der Punkt, um den es in der vorliegenden Erörterung geht, ist die allseits unterstellte Augenzeugenschaft Xammars, die hier bestritten wird. Liest man in dem Standardwerk zum Hitlerputsch 1923 von Harold J. Gor­don jr die Passa­ge zum Ablauf des Putsches nach (1971, S. 256 -261), sind deutliche Unterschiede zur Version Xammars in Details, aber auch im Gesamtablauf der Ereignisse im Bürgerbräukeller festzu­stellen. Da Xammar für eine spanische Leserschaft schrieb, mag ihm Exaktheit weni­ger wichtig gewesen sein als effektvolle Zuspitzung und Vereinfachung ‒ unabhängig davon, ob er dabei war oder nicht.

Das Besondere an der Schilderung des Putsches durch Xammar liegt weder im Neuigkeitswert seines Be­richts noch in der Ge­nauigkeit des Dargestellten, sondern in seinen außergewöhnlichen stilistischen Fä­higkeiten, wozu unter anderem Selbst­ironie und Sarkasmus (siehe das Zitat in Abschnitt 1.4) gehören. Den Artikel über den Putsch einleitend schreibt Xammar selbstironisch (wissend, dass er nicht dabei war):

Ich gebe zu, es übersteigt meine Fähigkeiten, den Putsch in Bayern so zu schil­dern, dass der Leser ihn sich vorstellen kann, ohne dabei gewesen zu sein. Wenn ich es dennoch versuche, so deshalb, weil ich meinen Lebensunterhalt damit verdiene und mir nichts anderes übrig­bleibt (Xammar 2007, S. 134).

Den Beweis dafür, dass er selbst nicht dabei war, liefert eine Passage aus seinen Memoiren35, aufgezeichnet 1974/75, die nicht eindeutiger sein kann:

An diesem Abend löschten Josep Pla und ich unseren Durst im Franziskaner Bräu. […] Ich habe es schon gesagt, nicht wahr, dass wir an diesem Abend, als Josep Pla und ich unseren Durst im Franzis­kaner Bräu löschten, in einem ande­ren Münchner Keller – dem Hofbräu, wenn ich mich nicht irre – große Dinge passierten. Kurzlebig, aber groß. Genau gesagt, ein Staatsstreich, organisiert von einem bunt zusammengewürfelten Haufen rechter Gruppen und Grüppchen, öffentlich zugelassenen und klandestinen, an deren Spitze sich drei große Per­sönlichkeiten positioniert hatten: der General Luden­dorff, während des Krieges erster Stellvertreter des Marschalls von Hindenburg, der Kopf der bayeri­schen Regierung von Kahr und der junge Stern des delirierenden germanischen Patrio­tismus, Adolf Hitler. Als Josep Pla und ich in der ziemlich kalten Nacht des 9. November zu Bett gingen, ahnten we­der er noch ich, dass in dieser Nacht Ge­schichte geschrieben wurde. Und zwar, wie wir in den Zeitun­gen des nächsten Tages lasen, auf spektakuläre Weise (Xammar 1991, S. 265f., Übersetzung KB).

In der Tat wurde der Hergang des Putschversuches durch verschiedene Erklärungen von Kahrs, die die Grundlage viele Zeitungsberichte bildete, recht detailliert bekannt (Bischl 2023). Alsbald hatten auch Tei­le der deutschen Presse nach der Niederschlagung das Dilettantische und Komische des Vorgangs erkannt und schlachteten es aus. Am 10.11.1923 titelte Ernst Feder im Berliner Tageblatt »Das Ende der Hans­wurstiade«, und auch in Amerika weiß man Bescheid. Larry Rue, der wirklich dabei war, schreibt am 11. November in der Chicago Tribune über die Ereignisse unter dem Titel »Tribune Man Gives First Eyewit­ness Story of Ludendorff’s Ill-fated Bavarian Coup«. In dem Ar­tikel wird nebenbei auch die Bezeich­nung »opera bouffe revolt« für den Putschversuch erfunden.36

Xammar hatte also noch etwas Zeit, um sich umzuhören, Kollegen zu treffen, deutsche und interna­tionale Zeitungen zu lesen und an seinem Artikel zu arbeiten, der dann am 17. November 1923 in der katalani­schen Zeitung La Veu de Catalunya mit dem Titel »Der Putsch als Spektakel« (2007, S. 134f.) veröffent­licht wurde.

9 Schlussbetrachtung

In dem vorliegenden Diskussionsbeitrag wurde argumentiert, dass davon auszugehen ist, dass ein »Inter­view«, das von nie­mandem bestätigt wird – nicht von Xammar selbst und auch von keinem anderen –, nicht stattgefunden hat. Plädiert wird für eine Beweislastumkehr. Es muss nicht bewiesen werden, dass das Interview nicht stattfand, sondern es müssen positive Belege gefunden werden, die anzeigen, dass es das frag­liche Interview gab. Solange es einen solchen Nachweis nicht gibt, ist davon auszugehen, dass das Inter­view eine literarische Erfindung ist.

HistorikerInnen sollten das Interview nicht mehr als verlässliche Quelle verwenden. Eine gewisse Ironie liegt darin, dass Eugeni Xammar vermutlich deshalb niemals auf sein erfundenes Hitler-Interview zu sprechen kam, um vor der Historikerzunft und der Öffentlichkeit nicht als Fälscher dazustehen. Dieses Beschweigen aber ermöglichte erst, das »Interview« bei seiner Wiederentdeckung und erneuten Veröffent­lichung für authentisch zu halten und als historische Quelle zu verwenden.

Ein wichtiges Ergebnis der vorgelegten Erörterung liegt auch darin, dass selbst für den Fall, dass doch noch Belege für ein Gespräch Xammar-Hitler auftauchen sollten, aus dem »Hitler-Interview« keine histo­risch belastbare Quelle würde. Denn zu offenkundig ist, dass die Ausführungen Hitlers in diesem »Inter­view« entscheidend von Xammars literarischer Imagination abhängen.

Erstaunt hat die außerordentliche Prägekraft der Vorworte und Einleitungen renommierter Verlage und HerausgeberInnen für die Wahrnehmung und Interpretation der Texte in relevanten Rezensio­nen. Vertrau­enswürdigkeit und Renommee dieser Instanzen haben skeptische Nachfragen und erfor­derliche Quellen­kritik erst gar nicht aufkommen lassen.

Ein Beispiel, das diese Problematik besonders deutlich macht, ist die Interpretation der Passagen zur Ju­denfrage in dem »Interview«. Die Verleger und Herausgeber haben den Ton vorgegeben. Es wurden die Plä­ne Hitlers zur Judenvernichtung herausgelesen und sogar Vorzeichen des Holocaust und der Endlö­sung darin erkannt. Manche halten den Text in dieser Hinsicht sogar für prophetisch.

Der Text aber gibt solche Deutungen, genau gelesen, nicht her. Wissenschaftlich unzulässige Rückprojek­tionen nach der Katastrophe führen zu falschen Interpretationen. Diese Interpretationen verdrehen zudem die offenkundige Intention Xammars. Dieser wollte nichts prophezeien, sondern Hitler und seinen fanati­schen Antisemitismus als entsetzlich und gleichzeitig als geradezu lächerlich und gro­tesk vorführen.

Ein Fake ist ein Fake. Insofern ist Xammar nicht von dem Vorwurf zu entlasten, gegen das journa­listische Berufsethos verstoßen zu haben. Auf einer anderen Ebene liegt die Frage, welchen Scha­den Xammar mit seinem fingierten Interview angerichtet hat. Der Schaden, den er bei seinen Lese­rInnen anrichtete, dürfte zu vernachlässigen sein. Auf der Habenseite wäre zu verbuchen, dass Xam­mar seinen Lesern den radika­len, eliminatorischen Antisemitismus Hitlers drastisch vor Augen führ­te, aber zusätzlich auch Detail­kenntnisse über das antisemitische Bayern vermittelte, wenn er über die Ausweisung der Ostjuden in Bay­ern oder über den Konflikt der NSDAP mit der ka­tholischen Kirche in Gestalt des Kardinals Michael von Faulhaber informierte.

Die Berichte Xam­mars aus Deutschland waren, so die Annahme, nicht wegen ihrer Aktualität (die oft nicht gegeben war) attraktiv, sondern wegen seiner außergewöhnlich guten Kenntnisse der deutschen Ver­hältnisse und wegen seines unverwechselbaren, unter­haltsamen Stils, die zu einer spezifi­schen Form des Infotainment zusammenkamen.

Für eine angemessene Bewertung, die nicht nur Maßstäbe von heute auf die Vergangenheit anwen­det, wä­ren im Sinne einer erweiterten Quellenkritik auch die zeittypischen Rahmenbedingungen des »spanischen Zeitungswesens und seiner Schreibweisen« quellenkritisch einzubeziehen, »um die Zu­sammenhänge zu verstehen, unter denen die Beiträge entstanden« (Welzbacher 2007).

Zu erinnern ist an die Einschätzung Permanyers, dass ein fingiertes Interview damals durchaus zum Cha­rakter von Xammar und Pla sowie dem Stil der Epoche passte. Der Hinweis auf den Stil der Epoche ist interessant, weil damit gemeint sein könnte, dass es (bereits) damals in den 1920er Jahren unter Umstän­den wichtiger war, eine gute Geschichte abzuliefern als eine, die sich strikt an die Tatsachen hielt und bei der man unbe­dingt selbst dabei gewesen sein musste.

Eine gute story bedeutete, der Leserschaft etwas Spannendes als selbst Erlebtes aus der Ich-Per­spektive zu er­zählen. Eine ausdrückliche Versicherung der Augenzeugenschaft des Reporters war dafür hilfreich. Das lässt sich zum Beispiel auch für den Journalisten und Star-Reporter Manuel Chavez Nogales zeigen, der wie kein anderer den Nimbus des »Mannes, der dabei war« be­saß. In seiner Re­portage über die Ver­teidigung Madrids im Bürgerkrieg ist er als Autor in Madrid dabei, als Person hielt er sich jedoch in den Tagen nachweislich in Valencia auf (Morató 2023, S. 20).

Die Erwartung der damaligen LeserInnen, dass der Autor dabei zu sein und über Erlebtes zu berich­ten habe, konnte auch Xammar nicht enttäuschen. Seine Artikel, die am Tag des Hitlerputsches vom 8.11.1923 an­gesiedelt sind, bloß als Kompilation von Gelesenem und über Gespräche Erfahrenem zu er­kennen, wäre frustrierend und langweilig gewesen. Auch das »Interview« hätte als Darstellung des radi­kalen, fa­natischen Antisemitis­mus des Adolf Hitler aus Reden, Dokumenten und Gesprächen mit Nazis re­konstruiert und präsentiert werden können. Das war indes keine attraktive Option. Angesichts eines wehrlosen Adolf Hitler in Haft, riskier­te Xammar den Versuch, ein fin­giertes Interview als Groteske durchzubringen, um aus einem zu dem Zeitpunkt nur noch mäßig interes­santen Thema (NSDAP verboten, Hitler in Haft) noch einmal Funken zu schlagen.

Wie immer man die Artikel Xammars vom 8.11.1923 versteht, sie regen heute noch an, über Fake, litera­rische Wahrheit und rigorose Quellenkritik nachzudenken.

Anmerkungen

  1. La Veu de Catalunya (Die Stimme Kataloniens) war das katalanische Sprachrohr der von Francesc Cambó an­geführten bürgerlich-konservativen, katalanisch-nationalistischen Partei Lliga Regionalista. Außer den beiden genannten Zeitungsartikeln veröffentlichte Xammar noch am 23.11.1923 im Zusammenhang mit dem Hitlerputsch quasi als Ergänzung »von Kahr erklärt den Münchener Putsch« (ebd., S. 142-144). Mehr als einen Monat vorher, am 9.10.1923, hatte er schon in derselben Zeitung, auf Basis eines Fotos, eine kurze, ätzende Charakterisierung Hitlers veröf­fentlicht (ebd., S. 116). ↩︎
  2. Politisch ist von Interesse, dass die mit der Diktatur Primo de Riveras (13.9.1923-28.1.1930) eingeführte Zen­sur in Xammars Beitrag vom 24. November eingriff, indem sie drei Zeilen einer Spalte schwärzen lies. Immer wie­der wurde spekuliert, dass es bei der Streichung um eine Passage zur Vertreibung der Juden aus Spanien ging. Ein weiterer Anlass für Spekulationen ist der Umstand, dass Xammar nach dem 24. November eine Zeit lang nicht mehr für die Veu de Catalunya schrieb, was ohne Belege und ohne Zögern mit dem zensierten Artikel in Verbindung gebracht wird, der ihn seine Stelle gekostet haben soll (González Prada 1998, von Berenberg 2007, Henseleit 2022). Übrigens erschien der Artikel vier Tage später (ohne die Schwärzungen und selbstver­ständlich ohne den unbekannten in La Veu de Catalunya zuvor geschwärzten Text) auf Spanisch in La Correspondencia de Valencia (Xammar 1923, online), einer Zeitung, die zu dem Zeitpunkt die Position der valencianischen Regio­nalisten vertrat, die Francesc Cambó nahestanden. Bei der politischen Beurteilung der Vorgänge innerhalb der Lli­ga Regionalista und ihrer Presseorgane ist zu bedenken, dass viele konservative Katalanisten der Lliga, aber eben nicht alle, die Diktatur Primo de Riveras zumindest anfangs begrüßten (Smith 2010). Innerhalb der Correspondencia de Valencia kam es deswegen sogar zu einer Abspaltung, bei der die Gegner der Diktatur die Redaktion verließen (Eintrag La Correspondencia de Valencia in der Enciclopèdia.cat 2024, online). ↩︎
  3. Im Original: »la peça més controvertida del periodisme català«. ↩︎
  4. Ergänzt sei an dieser Stelle, dass der später sehr berühmte Journalist und Schriftsteller Josep Pla einige Tage später als Xammar, nämlich am 28. November, in der katalanischen Zeitung La Publicitat einen Artikel »Ge­schichten aus Bayern: Hitlers Monolog« veröffentlichte, dessen In­halt ebenfalls das Treffen mit Hitler wiederge­ben soll (Xammar 2007, S. 149-152). »Hitlers Monolog« ist als genau so fiktiv anzusehen wie das »Hitler-In­terview«. Als sicher gilt übrigens, dass Pla kein Deutsch verstand. ↩︎
  5. 1998 wurden zunächst die frühen Artikel Xammars auf Katalanisch unter dem Titel L’ou de la serp veröffent­licht (Xammar 1998). Es folgte im Jahr 2005 die spanische Übersetzung El huevo de la serpiente (Xammar 2005). In deutscher Übersetzung erschien die Aufsatzsammlung unter dem Titel Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922-1924 im Berenberg Verlag (Xammar 2007). Bislang nur auf Spanisch erschien eine Sammlung der für Ahora geschriebenen Beiträge (Xammar 2005) unter dem Titel Crónicas desde Berlín (1930-1936). ↩︎
  6. Über Xammar als Persönlichkeit informieren kurz die online verfügbaren Artikel von Charo González Prada (1998) und Jordi Amat (2019), und etwas ausführlicher die vorzügliche Einleitung von Charo González Prada (2005) zu den Crónicas desde Berlín. ↩︎
  7. Josep Pla charakterisierte Xammar als »un terrible devorador de diarios« (zit. nach González Prada 2005, S. 18.). ↩︎
  8. Zum »Deutschen Kampfbund«, eine Vereinigung paramilitärischer Organisationen, gehörten die SA (Hermann Göring), die Reichsflagge (Adolf Heiß) und der Bund Oberland (Friedrich Weber). Militärischer Führer des Kampfbundes war Oberstleutnant a.D. Hermann Kriebel (1878-1941), das Amt des Geschäftsführers hatte Max Erwin von Scheubner-Richter (1884-1923) inne. Am 25. September 1923 hatte Adolf Hitler die politische Lei­tung des Kampfbunds übernommen (Zelnhefer 2024). ↩︎
  9. Beide, die katalanische und die spanischsprachige Veröffentlichung des Artikels sind online verfügbar (siehe im Literaturverzeichnis Xammar 1923). ↩︎
  10. Die Historikerin Edith Raim, die von der Echtheit des »Interviews« ausgeht, bestätigt indirekt den Eindruck, es mit der Inszenierung eines Schwanks zu tun zu haben. Sie liest aus dem »Interview« heraus, dass Hitler sich am 8.11.1923 den katala­nischen Jour­nalisten gegenüber »aufgeräumt und redselig« äußerte, und sie spekuliert, dass ihn womög­lich »die Aussicht auf die geplante ‚Machtübernahme‘ durch den Putsch zu einem offene­ren Wort animier­te« und die außergewöhnlich deutliche Sprache womöglich damit zusammenhing, dass er in den Spani­ern, die sich als Anhänger des Diktators Primo de Riveras ausgaben, »verwand­te Seelen« erkannte (Raim 2014, S. 58-60). ↩︎
  11. Diese drei Autoren haben explizit die Frage nach der Echtheit des Interviews untersucht. Zweifel an der Echtheit des Interviews finden sich als Nebenbemerkungen auch bei einer Reihe anderer Autoren, etwa bei dem bereits zitierten Jordi Amat (2019). Der Historiker und Medienforscher Guillamet Lloveras schreibt: »Es ist eine plausi­ble Hypothese, dass es sich um ein fiktives Interview handelt« (im Original: »Una hipòtesi versemblant és que es tracti d’una entrevista fictícia« (2022, S. 16f.). Der Historiker Josep Maria Fradera (zitiert in Nopca 2023, online) meint: »Es ist legitim, sich zu fragen, ob das berühmte Interview tatsächlich stattgefunden hat oder nicht« (im Original: »Es lícito pregutarse sí la famosa entrevista se produjo o no«). ↩︎
  12. Im Original: »En fin, una diablura inocente que cuadra con el perfil de Xammar, de Pla y también con el estilo de la época« (Permanyer 2000, S. 2). ↩︎
  13. In der Tat ist es als unwahrscheinlich anzusehen, dass Hitler gerade zwei Fremden gegenüber etwas mit Neuig­keitswert offenbaren sollte. Anders als Sánchez Piñol nahelegt, wird nach der hier vertretenen Meinung (aus­führlich dazu Abschnitt 5) in dem »Interview« aber nichts Neues zur Judenvernichtung kundgetan, sondern aus der bekannten antisemitischen Ideenwelt geschöpft. ↩︎
  14. Es ist schwer zu beurteilen, wie gut Hitler die spanische Geschichte kannte. Erwähnens­wert mag immerhin sein, dass er in »Mein Kampf« die Judenvertreibung der katholischen Könige nicht auf­greift, und sich den spanischen Diktator Primo de Rivera als eine Art Mussolini zurechtlegt: »Ein katalanischer General zog aus gegen Madrid, erst mit einer Brigade, aber es wird eine Division daraus, und endlich liegt ihm das ganze Land zu Füßen. Als er marschiert, ist noch immer nicht ganz Spanien gewonnen, Madrid ist nicht Spanien, aber es wird gewonnen« (Jäckl/Kuhn 1986, S. 1116 (28.2.1924 = Dritter Verhandlungstag im Hitler-Luden­dorff-Prozess). ↩︎
  15. Im Original: »Quin parell. Veuen com eren uns genis? Fins i tot quan l’espifien no pots no parlar d’ells«. ↩︎
  16. Im Original: »[Xammar y Pla] tenían todas las credenciales literarias necesarias para haber reescrito el recuerdo de su entrevis­ta con Adolf Hitler, fuera como fuera este encuentro, fugaz, improvisado, predeterminado, exclusi­vo o con otros periodistas«. ↩︎
  17. Im Original: »[Pero] quizás no se sintieron nunca muy orgullosos de ello. O temían que se les reprochara no ha­ber detectado en el dictador al loco peligroso que ya era«. ↩︎
  18. Nachweisbar hatte die neu errichtete spanische Diktatur bei Alfred Rosenberg, damals Chefredakteur des VB, großes Interesse gefunden, wie ein Tagebucheintrag von Paula Schlier belegt. Diese, eine sozialdemokratisch den­kende Journalistin, hatte sich als Sekretärin im VB einstellen lassen, um undercover Erkenntnisse über die NSD­AP zu gewinnen. Sie notiert in ihrem Tagebuch, dass am 28. Oktober 1923 ein spanischer Anhänger Primo de Riveras in die Redaktion kam und ein intensives Gespräch mit Rosenberg führte: »Heute war ein Spanier da, ein fanatischer Revolutionär, der von dem Umsturz in seiner Heimat Kunde brachte. Er wurde wie ein Fürst emp­fangen und saß im Zimmer des Chefredakteurs. R. hatte mich rufen lassen, damit ich Wichtiges aus der Er­zählung des Spaniers mitstenographiere. […] Während der Erzählung des Spaniers schien es mir, als werde es dem Chefredakteur immer leichter und freier zu Mute. Er stand auf, schüttelte dem Spanier die Hand. Seine Iro­nie war geschwunden. Er sagte nicht: Spaniens Revolution wird uns ein Ansporn sein, aber es sprach aus dem Blick, mit dem er dem fremden Herrn, ihn zur Tür geleitend, bedeutsam in die Augen sah.« (Schlier 2018, Kind­le-Version, S. 85). ↩︎
  19. In diesem Zusammenhang sind die Aufzeichnungen Leo Lanias von Interesse. Ebenfalls im Oktober 1923 hatte sich dieser politisch links stehende, ausgezeichnet Italienisch sprechende Journalist ebenfalls undercover mit ei­nem selbst gefälschten Empfehlungsschreiben von Mussolinis Bruder als »Verbindungsmann zwischen faschis­tischer Partei und der ‚deutschen Bruderbewegung’« in der Redaktion des VB vorgestellt (Lania 1954, S. 227). Er wurde vorzüglich behandelt, bekam einen Dolmetscher, führte Gespräche mit Hitler und weiteren Nazi-Grö­ßen, bevor er nach acht Tagen enttarnt wurde und nur knapp mit dem Leben davon kam. Seine Erfahrung belegt das überaus große Interesse der Nationalsozialisten an Kontakten mit den italienischen Faschisten. Zu Hitler schreibt er auf Basis seiner Begegnungen: »seine [Hitlers] Überzeugung von seiner Mission und seiner Größe, die war unbedingt echt. In diesem Punkt war er ehrlich. Und in seinem Antisemitismus.« (1954, S. 227). Lania verstand auch, dass Hitler eine künftige Machteroberung mit dem Ziel der Militarisierung Deutschlands und ei­nem neuen Krieg verband. Lania schrieb über sein Abenteuer und seine Erkenntnisse wenig später in der »Vos­sischen Zeitung«. ↩︎
  20. Die Ablehnung von Pogromen findet sich explizit in folgenden Dokumenten: (1) Jäckel/Kuhn 1986, Dokument Nr. 61: München, 16. September 1919: Brief an Adolf Gemlich = Gutachten über den Antisemitismus erstellt im Auftrag seiner militärischen Vorgesetzten, S. 88-90f. (2) Jäckel/Kuhn 1986, Dokument Nr. 91: München, 6. April 1920: Diskussionsbeitrag auf einer NSDAP-Versammlung, S. 119f. (3) Jäckel/Kuhn 1986, Dokument Nr. 136: München, 13. August 1920: Rede auf einer NSDAP-Versammlung »Warum sind wir Antisemiten«, S. 184-204. ↩︎
  21. Aus der aktuellen Verlagsbeschreibung (Acantilado 2024): »Viajaron [Xammar und Pla] juntos a Renania y a Baviera, desde donde describieron entre otras cosas los consejos de guerra franceses a ciudadanos alemanes poco dispuestos a colaborar o el frustrado golpe de Estado de Hitler en una cervecería de Múnich, así como una turbadora entrevista que mantuvieron con el futuro dictador en una época tan temprana como 1923, en la que és­te ya prefigura el holocausto«. ↩︎
  22. Und wenn Xammar, so eine weitere Überlegung Espadas, das »Interview« erfunden hätte, dann hätte ja der Journalist die Endlösung prophetisch vor­ausgesagt. Diese Sichtweise ist vom Text her, aber auch von der Inten­tion Xammars nicht gedeckt. Xammar wollte nicht von einer düsteren Zukunft raunen, sondern, so die hier vor­geschlagene Sichtweise, seiner Leserschaft vor Augen führen, dass die Ansichten Hitlers zum Judenproblem zwar entsetzlich, aber auch »äußerst erheiternd« wären (Xammar 2007, S. 148) und Hitler nicht ernst zu nehmen sei. ↩︎
  23. Roman Töppel, der untersucht hat, welche zeitgenössischen Antisemiten Hitlers Rassedenken in besonderer Weise beeinflusst haben, nennt Richard Wagner, Houston Stewart Chamberlain, Julius Langbehn, Heinrich Claß, Theodor Fritsch, Erwin Baur, Eugen Fischer, Fritz Lenz sowie Paul Bang, Dietrich Eckart, Otto Hauser, Hans F. K. Günther und Alfred Rosenberg (Töppel 2016, S. 31). ↩︎
  24. Töppel weist (2016, S. 21) auch darauf hin, dass »Jude« und »jüdisch« letztendlich zu Chiffren werden für alles, was die Nationalsozialisten bekämpften. Und in der Tat sind die Kombinationen von Judentum mit Marxismus, Pazi­fismus, Demokratie vielfach anzutreffen. Dazu ein Beispiel: »Deutschland wird nur leben können, wenn der Saustall jüdischer Korruption, demokratischer Heuchelei und sozialistischen Betrugs mit eisernem Besen ausge­fegt wird« (Völkischer Beobachter vom 15. Mai 1921, abgedruckt in Jäckel/Kuhn 1986, S. 393f.). ↩︎
  25. Das erste Auslandsinterview überhaupt gab Hitler dem Auslandskorrespondenten Karl von Wiegand, das am 13. November 1922 in The Bridgeport Telegram erschien (Domeier 2021, S. 350). Der Korrespondent der Tageszei­tung ABC in Berlin, Javier Bueno García, der seine Artikel mit Azpeitua zeichnete, veröffentlichte am 6. April 1923 das vermutlich erste Interview mit Hitler in einer spanischen Zeitung (Pla Barbero 2018, online). ↩︎
  26. Im Original: »The Jews are not German. They are an alien people in our midst, and manifest themselves as such […] We are like a consumptive, who does not realize that he is doomed unless he expels the microbes from his lungs. Nations, like individuals, are apt to dance most wildly when they are nearest the abyss. Hence, I say, we need violent correctives, strong medicine, maybe amputation. […] We wish to purge ourselves from the Jews not because they are Jews, but because they are a disturbing influence.« ↩︎
  27. Bei der Rekonstruktion der Ereignisse am 8.11.1923 wurde in erster Linie auf die akri­bische Arbeit von Bern­hard Wien zu den Putschversuchen des Jahres 1923 zurückgegriffen (Wien 2023). Anzumerken ist gleich­wohl, dass bislang keine konsolidierte, von der Forschergemeinschaft anerkannte minutiöse Chronologie von Hitlers Tagesablauf vorzuliegen scheint. ↩︎
  28. Hitler hatte Esser zwar erst vor ein paar Stunden gesprochen, aber das schließt nicht aus, dass er dem »gesund­heitlich Angeschlagenen« (Wien 2023, S. 311) einen Besuch abstattete. Jedenfalls steht fest, dass Esser am 8.11.1923 auf unterschiedliche Weise mittat, etwa bei der den Putsch flankierenden Propagandaarbeit (ebd., S. 307f.) oder als Redner abends im Löwenbräukeller (ebd., S. 311f.). ↩︎
  29. Das Geschehen in der Redaktion am Abend des 8.11. und am Folgetag hat Paula Schlier in ihrem Tagebuch an­schaulich beschrieben und später auch veröffentlicht (Schlier 2018). ↩︎
  30. Im Wikipedia-Eintrag zu Eduard Dietl (Wikipedia: Eduard_Dietl 2024) heißt es, dass dieser seit dem Frühjahr 1923 die Münchner SA militärisch ausbildete, und dass am Abend des 8. November 1923 eine Nachtausbildung von Einheiten der SA, des Bundes Oberland und des Hermannbundes stattfinden sollte. Ein Treffen Hitlers mit Dietl am Nachmittag vor dem geplanten Putsch, bei dem Truppen des Kampfbundes zum Einsatz kommen soll­ten, anzunehmen, ist plausibel. ↩︎
  31. Übrigens setzte Xammar selbst eine Falschmeldung über den Aufenthalt Hitlers am Nachmittag des 8.11.1923 in die Welt, indem er in seinem Artikel vom 23. November »von Kahr erklärt den Münchener Putsch« schrieb, Hit­ler habe zu der Zeit an einer Sitzung mit von Kahr teilgenommen. Dem war nachweislich nicht so. Der Sach­verhalt ist kompliziert und nur am Rande interessant. Der Artikel Xammars beruht auf einer gut dokumentierten Erklä­rung des Generalstaatskommissari­ats vom 9.11.1923 und einer weiteren Erklärung auf einer Pressekonfe­renz vom 10.11.1923, an der Xammar teil­nahm. Xammar gibt von Kahr wie folgt wieder: »Noch am Nachmit­tag des achten November habe ich mich mit Vertretern der vaterländischen Vereine und Gesellschaften zu einem letzten Ge­spräch getroffen.« Dort argumen­tierte von Kahr, dass es für eine direkte Aktion zu früh sei, und fuhr fort: »Das ist meine Ansicht, und nachdem ich sie kundgetan hatte, zeigten sich alle Anwesenden, darunter Hit­ler und Lu­dendorff, einverstanden«. Von Kahr bezieht sich in seiner Verlautbarung aber auf eine Versammlung vom 6. No­vember. Dort heißt es wörtlich: »Ich hatte zwei Tage vor der Versammlung, die durch Hitlers Überfall gestört wurde, eine eingehende vertrau­ensvolle Aussprache mit allen Vertretern und Führern der bayrischen va­terländischen Verbände; auch Hitler und der militärische Führer des Kampfbundes waren anwesend« (Bischel 2023, S. 68 – Erklärungen auf der Presse­konferenz des Generalstaatskommissariats am 10. November 1923). Es ging also um den Nachmittag des 6. No­vember. Dazu kommt, was Xammar nicht wissen konnte, dass das Gene­ralstaatskommissariat später, am 10. De­zember, sogar eingestehen musste, »dass Hitler bei der Aussprache nicht anwesend war« (Bischel 2023, S. 105). Pla Barbero (2018 online) nimmt auf Basis des irreführenden Artikels von Xammar an, Hitler habe am 8.11. nach­mittags an jener Sitzung teilgenommen und habe deshalb bloß am Morgen des 8.11. Zeit gehabt, um sich mit Xammar und Pla zu treffen. ↩︎
  32. »Morgen werden wir seine wirtschaftlichen und politischen Ideen darstellen« (Xammar 2007, S. 148), lautet eine Ankündigung am Ende des »Interviews«. Zu dem Artikel kommt es aber nicht, so die Herausgeber des Bandes, weil Xammar nach dem ersten Teil des »Interviews« nicht weiter bei der Veu de Catalunya beschäftigt wurde (ebd., S. 148). ↩︎
  33. Weitere Rezensionen, die ebenfalls die Echtheit des Interviews annehmen, stammen von Sabine Fröhlich (NZZ v. 8.10.2007), Marie Luise Knott (taz v. 13.10.2007), Rainer Hank (FAZ v. 3.6.2008), Wolfgang Benz (Zeit­schrift für Geschichtswissenschaft 2007), o.A. (Cicero 2007) und dem Nachzügler Armin Fuhrer (Focus 3.6.2022). ↩︎
  34. Eine ausführliche Besprechung dieses Buches erfolgte im Spanienecho (Böhle 2024). ↩︎
  35. Im Original: »Aquell vespre Josep Pla i jo ens fèiem passar la set al celler de la Franziskaner Bräu […]. Deia, doncs, que aquell vespre, mentre Josep Pla i jo ens fèiem passar la set a la Franziskaner Bräu, en un altre celler de Munic ―el de la Hofbräu, si no vaig errat― passaven coses grosses. Efímeres, però grosses. Exactament, un cop d’Estat organitzat per una munió bigarrada de grups i grupets de dreta, públics i clandestins, al davant de la qual s’havien posat tres grans personatges: el general Ludendorff, primer lloctinent del mariscal Von Hindenburg du­rant la guerra, el cap del govern bavarès Von Kahr, i la jove estrella del patriotisme germànic delirant, Adolf Hit­ler. En ficar-nos al llit Josep Pla i jo, aquella nit del 9 de novembre era més aviat freda, ni ell ni jo no sospitàvem que fos històrica. Ho fou, segons llegírem als diaris de l’endemà d’una manera espectacular« (Xammar 1991, S. 265f.). ↩︎
  36. In der Arbeit von Gary Klein (1997) wird ein Kapitel dem Echo und der journalistischen Verarbeitung des Put­sches in drei Zeitungen nachgegangen: New York Times, Chicago Daily Tribune, Chicago Daily News. Nach Klein war Ludendorff weit mehr als Hitler dem schonungslosen Spott und Hohn der amerikanischen Presse aus­gesetzt (S. 18). In einer Karikatur wird dieser, nicht Hitler (wie bei Xammar) als »Diktator für einen Tag« aus­gemalt. Katherine Blunt (2015) untersuchte die Einschätzung Hitlers vonseiten der New York Times, The Chris­tian Science Monitor und The Washington Post vor und nach dem Hitlerputsch (1923-1924). Sie fand heraus, dass Hitler nach dem gescheiterten Putsch nicht mehr recht ernst genommen wurde und sein späterer Aufstieg umso überraschender für viele US-Amerikaner kam. ↩︎

Verwendete Literatur

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ders. Seixanta anys d’anar pel món: converses amb Josep Badia i Moret. Quaderns Crema: Barcelona 1991 (Wie­derauflage).
ders.: L’ou de la serp; presentació de Charo González Prada. Quaderns Crema: Barcelona 1998.
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Eugeni Xammar: Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922 – 1924.
Berenberg Verlag: Berlin 2007; ISBN: 9783937834238.

  • Der Putsch als Spektakel, S. 134f.
  • Adolf Hitler oder die entfesselte Dummheit, S. 145-148


Manuel Chaves Nogales: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes

Eine Momentaufnahme mit Tiefenschärfe. Wie ein spanischer Sonderkorrespondent die NS-Diktatur bereits im Mai 1933 durchschaute

Rezension von Knud Böhle


1. Die Reportage im Kontext

1.1 Erste Einordnung als frühe kritische Analyse der NS-Diktatur

Manuel Chaves, stellvertretender Direktor und Chefredakteur der Zeitung AHORA, war im Frühjahr 1933 als Sonderkorrespondent in Nazideutschland unterwegs.1 Seine Reportage aus Nazideutschland wenige Wochen nach der Machtergreifung ist ohne Frage dasjenige seiner Werke, welches ein deutsches Publikum heute noch direkt angeht.

Die Reportage bietet ein beeindruckend komplexes Bild der sich etablierenden Naziherrschaft und ihrer ideologischen und machtpolitischen Instrumente. Spezifisch kommt hinzu, dass der Autor seine Beobachtungen und Erkenntnisse mit journalistischen Mitteln so aufbereiten musste, dass seine spanischen LeserInnen seine Berichte als spannend, verständlich und überzeugend empfinden konnten.

Die meisten Einsichten haben noch heute Bestand. Es kommt aber gar nicht darauf an, ob Manuel Chaves bei allen Einschätzungen richtig lag. Der besondere Wert der Reportage liegt heute darin, dass sie eine authentische Momentaufnahme dessen bietet, was ein wacher Geist damals beobachten und schlussfolgern konnte. Sie ist als eine der frühen kritischen Analysen des gerade an die Macht gekommenen Nationalsozialismus zu bewerten.2

Die Reportage wirkt derart gut durchkomponiert, dass man bei der Lektüre des Buches leicht vergessen könnte, dass die Artikel zunächst Einzelstücke waren, die nach und nach während der mehrwöchigen Deutschlandreise entstanden. Technisch gesehen wurden die einzelnen Beiträge per Telefon an die Redaktion in Madrid übermittelt und dabei in Echtzeit von hoch professionellen Schreibkräften verschriftlicht. Anschließend erfolgte die satztechnische Bearbeitung und die Text-Bild-Integration (Gonzáles 2005, S. 21).

Was nun als Buch in deutscher Übersetzung vorliegt, war ursprünglich eine Folge von 13 Artikeln, die zwischen dem 14.5. und dem 28.5.1933 in der Madrider Tageszeitung AHORA. Diario gráfico abgedruckt wurden. AHORA, 1930 gegründet, war während der Zweiten Spanischen Republik (1931-1939) eine wichtige, bürgerlich-liberale Madrider Tageszeitung, die eine Leserschaft von etwa 100.000 erreichte. Sie stand den Ideen und der Politik des damaligen Regierungschefs, Manuel Azaña, nahe.3

Der Zusatz diario gráfico weist auf die zahlreichen Abbildungen im Tiefdruckverfahren hin, die zu den Besonderheiten der Zeitung gehörten. Text und Bild gehören zusammen. Das gilt auch für die Reportage von Manuel Chaves. Die Fotos, die der Autor zum Teil selbst schoss, die zum größeren Teil aber aus anderen Quellen stammen, beglaubigen und veranschaulichen, was im Text ausgeführt wird. Es ist ein Verdienst der vorliegenden deutschen Ausgabe, dass in ihr die meisten Fotos der Reportage enthalten sind. Etwas verallgemeinernd lässt sich sagen, dass eine typische Lieferung eine Doppelseite der Tageszeitung füllte. In den Text waren vier bis fünf Fotos mit erläuternden Bildunterschriften montiert.

Legende: Beispiel der Text-Bildintegration anhand des Artikels zur »conquista de la juventud« (Eroberung der Jugend). Quelle: AHORA, Ausgabe Nr. 761 vom 23. Mai 1933 (digitalisiert zugänglich in der Biblioteca Digital Memoria de Madrid (siehe Anmerkung 3).

1.2 Journalistische Qualitäten der Reportage

Mit journalistischem Spürsinn, innerer Distanz zur Nazi-Ideologie und der Außenperspektive eines demokratischen Beobachters gelingt es Manuel Chaves, wesentliche Erfolgsbedingungen und Funktionsprinzipien der sich etablierenden Diktatur zu durchschauen und anschaulich erzählend zum Ausdruck zu bringen. Manuel Chaves wirkt nie belehrend, prahlt nicht mit seinem Wissen, argumentiert nicht theoretisch, sondern stets aus der beobachtbaren Praxis und seinen Erfahrungen heraus.4

Zu den zurückliegenden Erfahrungen, die seinen Blick für die Verhältnisse in Deutschland geschärft haben, gehören die Jahre der Diktatur in Spanien unter General Primo de Rivera in Spanien (1923-1930) und die auf Reisen erworbenen Kenntnisse über die politischen Verhältnisse in der Sowjetunion und im Italien Mussolinis.

Anders als zahlreiche Beobachter zu der Zeit, nimmt er zwei lange vor der Machtergreifung schon artikulierte Ziele Hitlers und des Nationalsozialismus ernst: Krieg und Eliminierung der Juden. Von daher kommt bei seinen Recherchen dem Sammeln von Nachweisen für die Aufrüstung und Kriegsvorbereitung sowie für die beginnende »methodische Ausrottung der Juden« eine zentrale Bedeutung zu.

Den weiteren Bezugsrahmen seines Erkenntnisinteresses bildet der sichtbare Vormarsch und der Erfolg faschistischer Bewegungen in Europa und die damit verbundene Frage, ob darin eine Bedrohung für die 1931 ausgerufene spanische Republik liegt. Vor Augen zu führen, was ein Leben im Zeichen des Hakenkreuzes als Leben in einem totalitären System bedeutet, dürfte auf die meisten LeserInnen der AHORA abschreckend gewirkt haben. Dabei ist im Hinterkopf zu behalten, dass es in Spanien zu der Zeit schon eine rechte und rechtsextreme Presse gab, die ein durchaus anderes Bild des Nationalsozialismus zeichnete.

Bei seiner Reportage zieht Manuel Chaves alle Register des Journalismus: mal dominieren Fotos den Text, mal werden akribisch Zahlen und Daten zusammengetragen, dann wieder wird eine Anekdote oder eine anrührende Szene geschildert. Die Begehung eines Lagers von Arbeitsfreiwilligen wird minutiös dokumentiert und reflektiert. Zitate aus Gesprächen mit »durchschnittlichen Deutschen« und ranghohen Funktionsträgern sowie öffentliche Aussagen von Nazi-Größen werden eingeflochten. Ein Interview mit Joseph Goebbels steht im Mittelpunkt eines anderen Artikels. Reflexionen über den Charakter der Deutschen werden angestellt und verschiedentlich eingestreut, ein dystopisches Szenario einer nationalsozialistischen Zukunft mit in Serie gefertigten kleinen Ariern wird entworfen. Vergleiche Deutschlands mit Spanien werden in Form von Gedankenspielen durchexerziert: Was würde diese oder jene Maßnahme, auf die spanischen Verhältnisse übertragen, konkret bedeuten. Zudem werden damals aktuelle deutsch-spanische Themen, die die spanische Öffentlichkeit bewegten, aufgegriffen (z.B., ob es heimlich Waffenlieferungen an Nazideutschland gab oder wie sich die spanische Botschaft in Berlin gegenüber deutschen Juden verhielt, die emigrieren wollten).

1.3 Der Beitrag von Eugeni Xammar

AHORA hatte seit 1930, ihrem Gründungsjahr, einen ständigen Auslandskorrespondenten mit Sitz in Berlin: Eugeni Xammar. Er war seit 1922 schon als Korrespondent für unterschiedliche Zeitungen in Deutschland tätig gewesen (González Prada 2005, S. 20). Xammar, übrigens seit 1922 mit der aus Neumünster stammenden Amanda Fürstenwerth verheiratet, war nachweislich ein ausgezeichneter Kenner der deutschen Geschichte und Politik. Er war zudem Presseattaché der spanischen Botschaft und Vizepräsident des Vereins der Auslandspresse in Deutschland (VAP).5

Xammars genaue Kenntnisse der Anfänge und des Aufstiegs der NSDAP und ihrer Politik seit der Machtergreifung, sein persönliches Netzwerk sowie die Kontakte über die spanische Botschaft und den VAP sind Ressourcen, die Manuel Chaves nutzen konnte. Dazu kommen Xammars perfekte Deutschkenntnisse. 1951 erschien übrigens, was als Beleg gelten mag, seine Übersetzung des Dr. Faustus von Thomas Mann ins Spanische (Buenos Aires Ed. Sudamericana), die bis heute immer wieder neu aufgelegt wurde. Manuel Chaves dagegen verfügte bestenfalls über rudimentäre Deutschkenntnisse, »… und es ist ganz und gar rätselhaft, wie er mit der Bevölkerung in Kontakt trat, konnte er doch überhaupt kein Deutsch – das wäre jedenfalls neu« (Henseleit 2022, S. 21). Xammar wird zumindest bei einigen Terminen, die Chaves wahrnahm, dabei gewesen sein. Auch das Zustandekommen des Interviews mit Goebbels, einer der auch historisch relevanten Höhepunkte der Reise, ist ohne die Mitwirkung Xammars kaum denkbar. Beide Journalisten schätzten sich, und eine gemeinsame Reise ins faschistische Italien lag gerade erst zurück (González Prada 2005, S. 21). Die Leser der AHORA profitierten von dieser Zusammenarbeit. Sie wurden durch Xammar und Manuel Chaves über Vorgänge in Nazideutschland informiert: durchgehend über die Kolumne Xammars und im Mai 1933 zusätzlich durch die mehrteilige Reportage von Manuel Chaves.

1.4 Relevanz der Reportage für die Geschichtswissenschaft

Das Buch ist aus drei Gründen für die Geschichtswissenschaft interessant. Erstens als Zeitzeugendokument und Augenzeugenbericht, etwa vom Besuch des FAD-Lagers Biesenthal (FAD = Freiwilliger Arbeitsdienst; den Reichsarbeitsdienst, RAD, gab es erst ab Juni 1935) nordöstlich von Berlin, dessen Militarisierung durch die Nazis Manuel Chaves dokumentierte. Zweitens enthält die Berichterstattung aus Deutschland in der Nr. 760 der Zeitung vom 21. Mai ein Interview mit dem Reichsminister für Volksaufklärung und Propaganda Joseph Goebbels (dazu unten mehr). Drittens lässt sich in jüngerer Zeit in der Forschung zum Nationalsozialismus ein verstärktes Interesse am Umgang der NS-Diktatur mit der internationalen Öffentlichkeit, zu der die Auslandskorrespondenten an prominenter Stelle gehören, feststellen. Auch in diesem Zusammenhang verdienten die Artikel von Xammar und Chaves über Nazideutschland Interesse. Der nationalsozialistischen Diktatur war es keineswegs egal, wie über sie gedacht und berichtet wurde.6

Zur besseren Einordnung der Reportage, lohnt es sich, den historischen Moment und Kontext, dem sie zugehört ‒ bezogen auf Deutschland und Spanien ‒, kurz aufzurufen.

1.5 Der politische Kontext in Deutschland

Ausgehend von einer Zeitangabe, die Manuel Chaves macht (S. 57), erscheint es plausibel, dass er Mitte April 1933 nach Deutschland einreiste. Zu dem Zeitpunkt waren bereits wichtige Maßnahmen gegen die Gegner des Nationalsozialismus und die Anhänger der Weimarer Republik erfolgt und die Errichtung der totalitären Diktatur war in vollem Gang. Darüber waren die an Deutschland interessierten LeserInnen der AHORA über die Artikel Xammars im Bilde.7

  • 30. Januar: Machtergreifung = Ernennung Adolf Hitlers zum Reichskanzler durch den Reichspräsidenten Paul von Hindenburg;
  • 4. Februar: Verordnung des Reichspräsidenten zum Schutze des Deutschen Volkes (setzt verfassungsmäßige Grundrechte der Versammlungs- und Pressefreiheit weitgehend außer Kraft);
  • 28. Februar: Reichstagsbrand / Verordnung des Reichspräsidenten zum Schutz von Volk und Staat;
  • 5. März: Reichstagswahl;
  • 13. März 1933: Einrichtung des Reichsministeriums für Volksaufklärung und Propaganda;
  • 20./21. März: Konzentrationslager für politische Gefangene in Dachau und Sachsenhausen eingerichtet;
  • 23. März: Ermächtigungsgesetz (uneingeschränkte Gesetzgebungsbefugnisse für die Regierung);
  • 1. April: Aufruf zum planmäßigen Boykott jüdischer Waren, jüdischer Ärzte und jüdischer Rechtsanwälte;
  • 7. April: Gesetz zur Wiederherstellung des Berufsbeamtentums (Ziel, Menschen jüdischer Herkunft, politische Gegner und andere missliebige Personen aus dem öffentlichen Dienst zu entfernen und ihnen die Existenzgrundlage zu entziehen. Das bedeutet gleichzeitig NSDAP-Mitglieder und andere Nazis mit Stellen und Posten versorgen zu können);
  • 11. April: Einführung des »Ariernachweises«.

In der Zeit, die Manuel Chaves in Deutschland war, gab es zum einen die Umsetzung und die Folgen der genannten Maßnahmen zu beobachten. Zum anderen gab es weitere einschneidende Ereignisse, die der Journalist direkt miterlebten konnte:

  • 1. Mai: Tag der nationalen Arbeit als Massenveranstaltung mit Gewerkschaftsunterstützung;
  • 2. Mai: Zerschlagung der Gewerkschaften;
  • 10. Mai: Einsetzen der Deutschen Arbeitsfront (DAF);
  • 10. Mai/11. Mai: Bücherverbrennung in Berlin auf dem ehemaligen Berliner Opernplatz, dem Höhepunkt der »Aktion wider den undeutschen Geist«, die im März 1933 begonnen hatte; Bücherverbrennungen fanden an mindestens 18 weiteren deutschen Universitätsstandorten noch bis in den Oktober statt.

Gegen Ende seiner Reise muss Manuel Chaves konstatieren: »Die Gegner des Nationalsozialismus sind besiegt« (S. 141); entweder sind sie zu den Nationalsozialisten übergelaufen, wurden inhaftiert, hatten sich umgebracht oder waren ins Ausland geflohen »auf der Suche nach der Freiheit, die das germanische Volk für überflüssig erklärt hat« (S. 142).

1.6 Der politische Kontext in Spanien

Die politische Lage in Spanien im Mai 1933 lässt sich folgendermaßen skizzieren: Die Diktatur des Generals Miguel Primo de Rivera (1923 bis 1930), den manche Zeitgenossen den spanischen Mussolini nannten, lag noch gar nicht lange zurück. Am 14. April 1931 war dann nach einem Zwischenspiel die Zweite Spanische Republik proklamiert worden. Der Monarch, Alfonso XIII, verließ Spanien wenige Tage später am 17. April. Nach den Wahlen vom 28. Juni 1931, noch ohne aktives Wahlrecht für Frauen, formierte sich eine Koalition aus bürgerlichen Parteien und der PSOE (Partido Socialista Obrero Español). Erster Ministerpräsident war Manuel Azaña, den Manuel Chaves persönlich kannte. Im April/Mai 1933 regierte eine Koalition aus linken republikanischen Parteien und den Sozialisten (PSOE). Zum Zeitpunkt der Deutschlandreise gab es im Parlament weder einen Abgeordneten der KP Spaniens noch ein Mitglied einer faschistischen Partei. Die später wichtige faschistische Partei Falange war da noch gar nicht gegründet. Dazu kam es erst Ende Oktober 1933. Aber es gab bereits die spanischen Faschisten der JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista), die sich wesentlich vom deutschen Nationalsozialismus und dem italienischen Faschismus hatten inspirieren lassen. 1934 sollten sich die Falange und die JONS dann zusammenschließen. Außerdem gab es schon das am 4. März 1933 gegründete national-katholisch bis faschistische Parteienbündnis CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).

Erste Zeichen einer beginnenden Radikalisierung auf Seiten der politischen Rechten und der Linken (Anarchosyndikalisten, Sozialisten, Kommunisten) waren nicht zu übersehen. Ein Putschversuch des Generals José Sanjurjo am 10. August 1932 war zwar gescheitert, aber ein Aufstand anti-republikanischer Militärs war damit als Möglichkeit markiert. Von der anarchistischen Gewerkschaft CNT beförderte Erhebungen der Anarchosyndikalisten kennzeichneten den Januar 1933. Eine folgenschwerere Krise der Regierung folgte auf einen dieser Aufstände. Im Ort Casas Viejas in der andalusischen Provinz Cádiz gelegen, hatten anarcho-syndikalistische Bauern revoltiert und den freiheitlichen Kommunismus ausgerufen. Das Einschreiten der Guardia Civil und der Guardia de Asalto (beides paramilitärische Polizeiverbände) endete in einem Gewaltexzess vonseiten der Ordnungskräfte mit 28 getöteten Bauern und drei toten Polizisten (zu dem Massaker siehe Brey und Gutiérrez 2010, für die Turbulenzen der Zweiten Republik insgesamt Bernecker 2010, S. 119ff.). Die aus den Ereignissen und ihrer Deutung resultierende Krise trug zum vorzeitigen Ende der Legislaturperiode bei. Bei den Parlamentswahlen im November 1933 wurde die CEDA stärkste Kraft. Nach diesen Wahlen war die Frage, ob der Faschismus in Spanien an die Macht gelangen könne, nicht mehr nur eine der Theorie, sondern eine Frage der praktischen politischen Auseinandersetzung.

2. Zu den Inhalten

2.1 Kurzvorstellung des Themenspektrums

Eindrucksvoll ist, wie Manuel Chaves auf doch relativ wenigen Seiten ein thematisch riesiges Spektrum abgedeckt hat. Anders als viele Beobachter des Aufstiegs und der Machtübernahme der Nationalsozialisten, ist er sich im April/Mai 1933 schon sicher – und kann das belegen –, dass die nationalsozialistische Herrschaft Krieg und die Eliminierung der Juden in Deutschland bedeutet. Er sammelt Belege für Aufrüstung und Kriegsvorbereitung, er belegt die gerade beginnende »methodische Ausrottung der Juden« vom planmäßigen Boykott bis zu den antijüdischen Gesetzen, die den Juden in Deutschland gezielt ihre Lebensgrundlage entziehen, was Manuel Chaves grauen Terror nennt.

Wenn Kriegsvorbereitung und Vernichtungsantisemitismus die Eckpfeiler des Nationalsozialismus bilden, so sind damit viele spezifischere Fragen des Machtaufbaus, Machterhalts und des Machtausbaus noch offen. Manuel Chaves interessiert insbesondere, wie die Nationalsozialisten die Frauen und die Jugend für sich gewinnen konnten, wie die Indoktrination in den Bildungseinrichtungen Einzug hält. Er kommentiert die modernen Methoden der Public Relations und der Propaganda der Nazis sowie die Gleichschaltung der Presse. Er zeigt, wie die NS-Ideologie den Arbeitern einerseits die Revolution und den Großunternehmen andererseits Ordnung und gute Geschäfte verspricht. Er thematisiert die Zerschlagung der nicht ausreichend widerstandsfähigen Gewerkschaften, bemerkt die entstehende Doppelstruktur von Partei und staatlichen Institutionen, und weist auf totalitäre Eingriffe in vormals private Entscheidungsbereiche hin. Fast ganz nebenbei wird über Zitate auch der zynische Charakter eines Goebbels oder Görings deutlich. Aber auch ein leicht entsetztes Staunen des spanischen Reporters ist zu vernehmen angesichts des deutschen Wesens mit seiner obrigkeitshörigen Neigung zu gehorchen, der Überbetonung von Arbeit (»Der Deutsche braucht die tägliche Arbeit. Mensch zu sein heißt arbeiten«), dem Ersatz von Vernunft durch Weltanschauung und einer Mentalität, die geistig im Mittelalter verblieben sei. Und das sind noch nicht einmal alle Themen. Dabei muss Manuel Chaves bei der Darstellung seine spanische Leserschaft stets vor Augen haben, die verstehen soll, was in Deutschland passiert. Damit das gelingen kann, werden in die Reportage durchgängig aktuelle und historische Bezüge zu und Vergleiche mit Spanien hergestellt.8

Im Folgenden wird versucht, exemplarisch aufzuzeigen, wie Manuel Chaves Themen behandelt und wie er schreibt. Markante Formulierungen, von denen einige hier aufgerufen werden, sind dabei ein (wichtiges) Stilmittel unter anderen. Auf vier Themen wird hier näher eingegangen: erstens das Thema Militarisierung und Aufrüstung. Interessant ist, dass Chaves das Thema nicht nur in einem Artikel abhandelt, sondern immer wieder darauf mit jeweils spezifischer Akzentsetzung zurückkommt. Beim zweiten Thema Judenverfolgung und -unterdrückung wird wiederum über Zitate deutlich, wie Chaves das Irrationale, Groteske und Aberwitzige der antisemitischen Nazi-Politik einerseits sarkastisch und andererseits mitfühlend behandelt. Beim dritten Thema der Eroberung der Jugend durch die Nazis lässt sich besonders gut erkennen, dass es Manuel Chaves wichtig ist, auf die grundlegenden Unterschiede zwischen den Verhältnissen in Deutschland und denen in Spanien aufmerksam zu machen. Schließlich wird der Artikel, in dessen Zentrum das Interview mit Goebbels zu Propaganda und Gegenpropaganda steht, herangezogen. Dabei spielt wieder, allerdings weniger offensichtlich, der Bezug zu der politischen Lage in Spanien eine große Rolle. Außerdem lässt sich an diesem Artikel auch die Wichtigkeit des ständigen Korrespondenten der Zeitung AHORA in Berlin, Eugeni Xammar, erkennen.

2.2 Themenfeld: Aufrüstung, Militarisierung und Kriegsvorbereitung

Die Überzeugung des Journalisten, dass Deutschland den Krieg will, untermauert er mit Belegen. Das Thema wird in mehreren Artikeln unter je spezifischem Aspekt behandelt. In der zweiten Lieferung der Artikelserie vom 16. Mai 1933 wird den LeserInnen mitgeteilt:

Um die Situation in Deutschland begreifen zu können, muss man ein paar Gemeinplätze über Bord werfen und diskutieren, was nicht einmal die Deutschen offen zu sagen wagen: Deutschland will den Krieg; es wird ihn beginnen, sobald es dazu in der Lage ist (S. 56).

Unter der Überschrift »Wie denkt der durchschnittliche Deutsche« sammelt Manuel Chaves Aussagen von Deutschen, mit denen er zu tun hatte. Ein nicht ganz unwichtiger Topos wiederholt sich: ein Bekenntnis zum Militarismus:

[…] Der Militarismus ist unser Ideal. Die Südländer erschrecken ob des Bekenntnisses, weil sie nicht in der Lage sind, den Militarismus als freien Willen und Abbild ihres Daseins zu verstehen (S. 61).

In der nächsten Lieferung (17. Mai 1933) wird gefragt, wie viele Soldaten Deutschland denn wirklich habe:

Während sie in Genf diskutieren, ob die Reichswehr in Wirklichkeit einhunderttausend Männer oder einhunderttausend und einen haben, würde jeder, der ein paar Tage durch Deutschland gereist ist und die Umzüge in den Straßen und die Paraden der Nazis und Stahlhelme gesehen hat, unschwer hochrechnen, dass in Deutschlands Reihen circa eine Million Männer stehen (S. 67).

Auf der nächsten Seite folgt dem eine differenzierte Aufstellung der unterschiedlichen militärischen und paramilitärischen Truppen, die sich zu 1,1 Million Mann addieren.

In zwei weiteren Artikeln der Serie beschreibt Manuel Chaves seinen Besuch im Lager Biesenthal, einem Lager für Arbeitsfreiwillige unweit von Berlin. Morgens sieht er »wie die Arbeiter ein Moor austrocknen« (S. 81); nachmittags steht Gymnastik auf dem Programm und das bedeutet im Klartext für ihn nichts anderes als »militärischer Drill von Rekruten« (S. 86). Er schlussfolgert: »Alle Arbeiten, die diese ‚Freiwilligen‘ hier verrichten, sind für ein Heer im Gefecht nützlich«. Sein Fazit: »’Freiwillige Arbeit‘ = Pflicht zum Militärdienst« (S. 86).

Die Kriegsausrichtung macht sich auch in der Frauenpolitik bemerkbar. Den Frauen wird nahegelegt, »Kinder zu gebären, weil man den Moment kommen sieht, da man sie benötigt. Viele, sehr viele Söhne deutscher Mütter wird der Führer brauchen. Und alle werden noch zu wenig sein« (S. 117).

2.3 Themenfeld: Die methodische Ausrottung der Juden

Manuel Chaves überschreibt einen seiner Artikel »die methodische Ausrottung der Juden« und weist darauf hin, dass die Rede von der Ausrottung von Hitler selbst stamme und die »radikale Ausrottung der Juden« zum Fundament der Nationalsozialisten gehört. Zu dem Zeitpunkt im April/Mai 1933 hält er den, wie er sagt, grauen Terror für entscheidend: Das wirklich Erwähnenswerte und Entscheidende ist »die unerbittliche Haltung eines Regimes wie dem nationalsozialistischen gegen eine große Anzahl seiner Bürger, die gemäß öffentlich zugänglicher Zahlen bei etwa siebenhunderttausend liegt« (S. 130).

Er erläutert dann die Folgen der anti-jüdischen Gesetze und Verordnungen, die Professoren, Anwälte, kleine Läden und große Unternehmen wie Pressehäuser und Kaufhäuser betrifft, dazu Einrichtungen der jüdischen Wohlfahrt, aber auch Hausangestellte und selbst noch den Weichenstellern bei der Bahn die Erwerbsgrundlage entzieht. Sein Fazit:

Nein, weder schneidet man »den Juden« die Ohren ab, noch reißt man ihnen die Haare aus, ihnen wird lediglich jede Lebensgrundlage genommen (S. 131).

Auf einer halben Seite demontiert Chaves mit leichter Hand und einer Dosis Sarkasmus die ideologische Basisunterscheidung der Nationalsozialisten Arier/Semit.

»Die Rasse der Arier« taucht auf der Erde um 1830 auf. … Dies entnimmt man den von Hitler in Kraft gesetzten Normen, die uns wissen lassen, wer »reiner Deutscher« und wer »Jude« ist (S. 133).

Ein einziger nicht christlich getaufter Großvater in den vier letzten Generationen macht in Nazi-Deutschland aus einem Menschen einen Semiten, wohingegen eine blütenreine jüdische Abstammung über Jahrhunderte nicht daran hindert, den Status eines reinen Ariers zu erhalten ‒ wenn nur  die letzten vier Großväter zum Christentum konvertierten.

Das ist ein bisschen grotesk, nicht wahr? Dennoch, mit dieser Auffassung […] unterteilt Hitler seine Untergebenen in solche, die das Recht zu leben haben, und in Bürger, die zu sterben haben, weil sie keine andere Wahl haben werden, als zu sterben (S. 133).

Die jüdischen Bürger wissen, dass es um ihr Leben geht, und haben die Botschaft verstanden. Emigration wird für die meisten keine Lösung sein, nur für die, die das Geld haben (S. 133).

Die deutschen Juden sind derart terrorisiert, dass sie sich allem fügen und nach allen erlittenen Schikanen nur noch darum bitten, dass man ihnen das Recht zu leben lasse (S.135).

Als extremen Einzelbeleg führt er einen jüdischen Intellektuellen an, der sich mit einer schockierenden Klage an die Nazis wandte.

[…] Letzte wissenschaftliche Experimente haben bewiesen, dass man einen Hund bis auf den letzten Tropfen ausbluten lassen kann, um seine Venen mit dem Blut einer anderen Hunderasse zu füllen; macht das mit uns, wenn ihr nicht wollt, dass wir jüdisches Blut haben, aber lasst uns leben. Oder lasst uns fortziehen (S. 135).

Leider lässt uns der Autor, der als Augenzeuge dabei war, im Unklaren über die konkrete Situation und die Personen, die an ihr beteiligt waren.

Im folgenden Teil der Artikelserie wird ein anderer Auswuchs des gewalttätigen Regimes in den Mittelpunkt gestellt. Es geht um Masse und Macht, die Überschrift dazu lautet »Das Volk – der Großinquisitor«. Der graue Terror der Gesetze und Verordnungen wird ergänzt um die unerbittliche Jagd von Menschen auf Menschen. Die Gejagten sind hier nicht nur die Juden, sondern auch die Reste der politisch linken Opposition und letztlich alle missliebigen Personen. Chaves führt Beispiele an. Seine zentrale Einsicht:

Der Druck einer Menschenmasse, nachdem man sie hinsichtlich ihrer hasserfüllten Instinkte und ihrer Rachlust in eine günstige Richtung gelenkt hat, ist um vieles effektiver als jeder erdenkliche Polizeiapparat (S.141).

Gegen den Hass einer solchen Mehrheit ist kein Kampf möglich. »Die Gegner des Nationalsozialismus sind besiegt« (S. 141).

2.4 Themenfeld: Die Eroberung der Jugend

Das Kapitel über die »Eroberung der Jugend« beginnt mit dem Satz:

In Zukunft werden alle Kinder, die in Deutschland geboren werden, mit dem Hakenkreuz am Bauchnabel zur Welt kommen. Ich zweifle nicht daran, dass deutsche Wissenschaftler das genetische Muster des Nationalsozialismus entschlüsseln und eine Methode entwickeln werden, wie man es Schwangeren injizieren kann (S. 103).

und etwas weiter im Text:

Die Deutschen platzen vor Stolz und sind prahlerisch schon bei dem Gedanken, was dieses Kind einst erreichen wird, wie sie es in Serie produzieren werden (S. 104).

Der Vorteil wäre: Das Regime müsste sich nicht mehr mit Umerziehung oder Vernichtung plagen, wenn die Kinder »bereits umerzogen auf die Welt kommen«. Dennoch sind diese Kinder zu bedauern, »die überhaupt niemals zu einer wirklichen menschlichen Regung fähig sein werden« – im Unterschied zu den armen Rabauken aus den Bergen Galiciens oder den Sümpfen Andalusiens, von denen Manuel Chaves spricht, die trotz ihrer Armut »das Gefühl der Freiheit, der Gerechtigkeit, des Friedens, der Menschlichkeit in sich« bewahren.

Die sarkastisch angelegte Dystopie verstellt indes nicht den Blick auf die umfänglichen Maßnahmen der Nazis, die Jugend auf ihre Seite zu ziehen: Indoktrination in den Schulen, die Propaganda, »ein riesiges Reklame-Netz in den Straßen und über Land«, Musikumzüge, Fahnen, Uniformen, militaristisches Spielzeug, Sammelbilder, Sport und Kino.

Manuel Chaves sieht ganz klar, dass die radikalen, gewalttätigen und brutalen Züge der Bewegung viele Jugendliche ansprechen.

Sämtliche Gewaltbereitschaft der Jugend und ihr Wagemut sind für Hitlers Sturmtrupps von Nutzen. … Einen gewaltigen Schub für die Eroberung der Macht hat Hitler zweifelsohne von der Jugend erhalten. Täuschen wir uns nicht: Die rebellische Jugend Deutschlands steht zum Führer (S. 107f.).

Darin liegt ein gravierender Unterschied zu den Verhältnissen in Spanien:

Der Nationalsozialismus ist ohne jeden Zweifel eine reaktionäre Bewegung, aber keine, wie sie sich die spanischen Reaktionäre vorstellen … [Sie] würden sich zu Tode erschrecken, wenn sie das demagogische Gerüst verstünden, das diese jugendlichen Anhänger Hitlers im Kopf haben. … Die Vergangenheit? Ein Geflecht von Irrtümern. Kaiser Wilhelm? Ein alter Schisser, der Angst vor dem Krieg hatte (S. 124).

2.5 Das Interview mit dem Minister für Propaganda Joseph Goebbels

Das Interview, das am 21. Mai in AHORA publiziert wird, ist vorab vom Propagandaministerium auf drei Fragen und dazu drei Antworten beschränkt worden, die wortwörtlich abzudrucken seien »Ihre Frage – seine Antwort direkt im Anschluss« (S. 97).9

Das Interview wird den Lesern der AHORA angekündigt als wende sich Goebbels ganz speziell an sie. Das strikte, ein echtes Gespräch ausschließende, starre Frage-Antwort-Schema, lässt den Rezensenten vermuten, dass Manuel Chaves sich nicht mit Goebbels persönlich getroffen hat. Gut vorstellbar ist, dass Manuel Chaves oder Eugeni Xammar die drei Fragen schriftlich einreichten und irgendwann später die Antworten darauf ebenfalls schriftlich bekamen. Gegen eine Kommunikation unter Anwesenden spricht zudem, dass Manuel Chaves, ganz untypisch für ihn, keinen Satz über den Ort, die Art der Begrüßung oder andere Details verliert.

Was er stattdessen dem Interview beigibt, ist eine ätzende Typisierung des Dr. Goebbels, die ähnlich lang ausfällt wie das ganze Interview. Goebbels wird dabei als »Typ des gekränkten Irren: verbissen und unversöhnlich« charakterisiert oder an anderer Stelle verglichen mit einem Sektierer »dem sein Ideal befiehlt, den Vater an die Wand zu stellen und erschießen zu lassen, wenn er sich ihm in den Weg stellt«, und er schließt seine Personenbeschreibung mit einem Satz zum besseren Verständnis für sein spanisches Publikum: »Mit Ausnahme von ein paar wenigen karlistischen Geistlichen kennen wir diesen Typus in Spanien nicht« (S. 99).

Die große Überschrift über die ganze Breite einer Zeitungsseite lautet: »Wird es in Spanien Faschismus geben?«. Die beiden ersten Fragen, die Goebbels gestellt werden, haben allerdings noch einen engen Bezug zum Ressort des Propagandaministers. Die erste Frage bezieht sich auf die antideutsche Auslandspropaganda emigrierter Juden und wie dieser Einhalt geboten werden soll. Die zweite Frage lautet, welche Methoden der Propaganda das Ministerium außerhalb Deutschlands anzuwenden gedenkt. Die dritte Frage, ob der Propagandaminister glaubt, dass die nationalsozialistische Doktrin in anderen Ländern verstanden und ein Echo haben wird, lässt einen Bezug zu der übergeordneten Frage erkennen, ob es in Spanien Faschismus geben wird.

Nach Einschätzung des Rezensenten konnten sich Chaves und Xammar die Antworten, die sie erhalten würden, ungefähr schon denken. Es ging ihnen womöglich um zweierlei: zum einen um die Trophäe, es geschafft zu haben, einen der wichtigsten Minister der neuen deutschen Regierung für ein Interview für die eigene Zeitung gewonnen zu haben, und zum anderen sollten die Antworten den LeserInnen der AHORA klar machen, wes Geistes Kind dieser Goebbels ist.

Die Antwort von Goebbels auf die erste Frage, was gegen antideutsche Propaganda emigrierter Juden zu tun sei, lautet im Kern: den Druck auf die Juden in Deutschland erhöhen. Der Boykott gegen die Juden von Anfang April habe gezeigt, dass dieser Ansatz funktioniere. Mit einem Satz, aus dem die Niedertracht Goebbels spricht, endet die Beantwortung der ersten Frage: »In Zukunft werden wir darauf achten, dass die in Deutschland lebenden Juden die strikte Pflicht einhalten und das Land in dem sie leben, davor bewahren, diffamiert zu werden» (S. 99). Der Bezug zu dem Boykott erschließt sich vielleicht nicht jedem sofort, aber einem aufmerksamen Leser der AHORA schon.

Denn in einem Artikel Xammars zum Boykottaufruf, der am 1. April 1933 in der AHORA erschienen war, wurde Goebbels bereits mit den Worten zitiert: »allein die Ankündigung des Boykotts habe schon ausgereicht, um die Gewaltsamkeit der antideutschen Kampagne in der ausländischen Presse merklich zu verringern« (Xammar 2005, S. 126; Übersetzung KB). Genau diese Aussage von Goebbels wird durch die erste Frage der Interviewer erneut provoziert und in ihrer ganzen Drastik den LeserInnen der Zeitung vor Augen geführt.

Auf die zweite Frage nach der Propaganda im Ausland antwortet Goebbels im Wesentlichen: »Es wird keine Propaganda geben. Wir werden nur darauf achten, dass die Wahrheit über Deutschland in der ganzen Welt verstanden wird.« Im Klartext ist das wohl deutlich so zu verstehen, dass das Nazi-Regime unliebsame Medienberichterstattung im Ausland nicht hinnehmen wird. Was das in der Praxis bedeutete, hatte die spanische Presse im März schmerzlich erfahren. Xammar hatte darüber in AHORA berichtet. Dieser Vorfall dürfte beiden Seiten zum Zeitpunkt des Interviews noch vor Augen gestanden haben. Konkret hatte die Zeitung El Socialista am 19 März 1933 geschrieben, Ernst Thälmann sei von den Nazis ermordet worden. Der KPD-Chef Thälmann war zu dem Zeitpunkt zwar in Haft, aber er lebte. In der Tat nahmen die Nazis diese Falschmeldung zum Anlass, eine groß angelegte politisch-mediale Inszenierung zu veranstalten.10

Die Antwort auf die dritte Frage lautet, dass der Nationalsozialismus kein Exportartikel sei, dass jedoch eine »geistige Transformation Europas« stattfände in deren Rahmen jedes Volk gemäß der Natur seiner nationalen Eigenart die für es passende Form finden werde (S.100). Auch diese Antwort konnten die weitgereisten Journalisten erwarten, denen klar gewesen sein dürfte, dass in der Ideologie eines übersteigerten Nationalismus für Internationalismus kein Platz ist. Bezieht man die Antwort Goebbels auf den Obertitel »Wird es in Spanien Faschismus geben?«, dann war seine Einschätzung insofern zutreffend als die spätere Franco-Diktatur durchaus ihre nationalen Eigenarten hatte. Der Sieg Francos im spanischen Bürgerkrieg, aus dem die spanische Variante einer faschistischen Diktatur hervorging, war allerdings alles andere als eine nationale Angelegenheit, und ohne die tatkräftige militärische Unterstützung durch die faschistischen Staaten Italien und Deutschland nicht zu denken.

3. Schluss

Der immer noch beeindruckenden Reportage vom Mai 1933 gelingt es, ein lebendiges und komplexes Bild Deutschlands kurz nach der Machtergreifung zu zeichnen. Auf die Bedeutung von Eugeni Xammar, dem ständigen Auslandskorrespondenten der Zeitung AHORA in Berlin, für das Gelingen der Reportage, wurde im Text hingewiesen. Trotz des zeitlichen Abstandes wirkt nichts an der Artikelserie abgestanden. Sie hält einen Moment auf dem Weg Deutschlands in die nationalsozialistische Barbarei fest und zeigt, wie im Höllentempo zivilisatorische Standards, demokratische Werte und Menschenrechte von den Nazis ausgehebelt wurden. Noch einmal Originalton Manuel Chaves: »Was wir als barbarische Taten bezeichnen, sind für sie [die Nazis] keine … Wir nennen es dennoch barbarisch, auch wenn sie es anders nennen« (S. 137).

Manuel Chaves schreibt über Nazideutschland, aber er tut das vor dem Hintergrund der politischen Lage in Spanien. Wenn er über den Nationalsozialismus schreibt, weiß er, dass sich seine Sicht gegen andere Bilder behaupten muss, die von der reaktionären und rechten Presse einerseits und andererseits von der Presse der nicht-bürgerlichen Linken in Umlauf gebracht werden. Im Mai 1933 lässt sich der Glaube an das Gelingen des demokratischen Experiments Zweite Republik noch aufrecht halten, aber die Euphorie des Anfangs ist schon verflogen. Die politische Großwetterlage mit dem europäischen Faschismus im Aufwind hat sich geändert und spiegelt sich in der Radikalisierung von reaktionären, anti-republikanischen Kräften einerseits und von der Republik enttäuschten Linken andererseits. Vor diesem Hintergrund ist die Reportage über Nazideutschland und das Leben im Zeichen des Hakenkreuzes auch als bewusster Versuch der Abschreckung und Warnung vor dem Faschismus/Nationalsozialismus zu lesen und zu verstehen.

Zum Schluss seien wieder die professionellen HistorikerInnen angesprochen, die das Thema Nationalsozialismus und internationale Öffentlichkeit interessiert. Wie sahen die Arbeitsweise und Berichterstattung der in Berlin akkreditierten spanischen Auslandskorrespondenten aus? Welche Kontakte und Netzwerke waren für sie wichtig? Gab es Verstrickungen in die NS-Diktatur? Welche Bedeutung maß das NS-Regime der Beeinflussung und Instrumentailisierung der spanischen (weiter: spanischsprachigen) Auslandspresse bei? Norman Domeier hat mit seinem Opus Weltöffentlichkeit und Diktatur eine eindrucksvolle Vorlage geschaffen, sich aber primär auf amerikanische Journalisten bezogen und folglich spanische Auslandskorrespondenten praktisch nicht einbezogen.

Eine Untersuchung zu den spanischen Auslandskorrespondenten in Nazideutschland käme nicht umhin, sich mit Eugeni Xammar zu befassen. Das könnte ein Anfang sein. Welche interessanten Kontakte gab es in seinem privaten Umfeld, welche Kontakte zu anderen Korrespondenten pflegte er, mit welchen einflussreichen deutschen Persönlichkeiten und Politikern der Weimarer Republik und später des Nationalsozialismus hatte er zu tun? Wie gelang es ihm bis 1936 seine Stellung zu halten? Sicher scheint, dass Xammar die hohe Kunst, auf der Rasierklinge zu reiten, beherrschte. Das heißt, in einer Diktatur informativ über diese Diktatur für das Ausland zu schreiben ‒ ohne den Kopf zu verlieren. Das Ende seines Aufenthalts in Deutschland im Jahre 1936 dürfte den engen Beziehungen zwischen Nazideutschland und dem Franco-Lager seit Beginn des Bürgerkriegs im Juli 1936 geschuldet gewesen sein.

Bleibt zu wünschen, dass sich ein deutscher Verlag findet, der die Artikel, die Xammar zwischen 1930 und 1936 für die AHORA schrieb (Xammar 2005), veröffentlicht. Das wäre gut für alle, die eine erhellende Sicht von außen auf die Weimarer Republik und den Nationalsozialismus interessiert und gut für die, die zu den spanischen Auslandskorrespondenten in Deutschland (vor und im Franquismus) forschen.

Anmerkungen

  1. Die Einführung von Frank Henseleit, dem Verleger und Übersetzer der Reportage, enthält nützliche Angaben zum Leben und Schaffen des Autors. Einen guten ersten Überblick bietet auch der Eintrag zu Chaves Nogales in der Wikipedia. Ausführlich ist die zweibändige Biografie von Cintas Guillén (2021). Texte unterschiedlicher Autoren über Manuel Chaves versammeln Torrente und Suberviola (2013). Für die letzten Lebensjahre im englischen Exil (1940-1944) siehe Morató (2023). Es gibt zwei spanische Werkausgaben: Cintas Guillén (Hg.) 2009 und 2013 sowie Garmendia (Hg.) 2020. Von der deutschen Werkausgabe im Kupido Literaturverlag liegen Anfang 2024 vier Bände vor. ↩︎
  2. Für frühe kritische Analysen des Nationalsozialismus deutscher Publizisten siehe ausführlich Belke (1993). Nach der Machtergreifung konnten sich in Deutschland verbliebene regimekritische AutorenInnen nur noch unter Gefahr für Leib und Leben äußern. Die damalige Lage und Entscheidungssituation zeichnet Uwe Wittstock (2022) in seinem Buch Februar 33 über einige bekannte Literaturschaffende nach. Wesentlich besser, aber trotzdem nicht ohne Risiko, war die Lage der Auslandskorrespondenten. Auf zwei bekannte Beispiele kritischer Reportagen amerikanischer Korrespondenten sei kurz hingewiesen. Im Januar 1933 hatte Edgar A. Mowrer, der für die Chicago Daily News schrieb und zugleich Vorsitzender des VAP (Verein der Ausländischen Presse in Deutschland) war, sein mit dem Pulitzer-Preis gekröntes Buch Germany Puts The Clock Back (Mowrer 1931) veröffentlicht. Erwähnt sei zweitens Leland Stowe, der ebenfalls schon im Jahr 1933, jedoch vier Monate später als Manuel Chaves, Deutschland bereiste (im September/Oktober). Seine Beobachtungen und Analysen wurden im Januar 1934 als Buch veröffentlicht: Nazi Means War (Stowe 1934). Eine geplante frühere Veröffentlichung der Reportage im New York Herald Tribune war nicht zustande gekommen, weil man dort den Inhalt für zu alarmistisch hielt. Die Feindschaft der Nationalsozialisten bekamen sowohl Edgar A. Mowrer als auch Manuel Chaves zu spüren. Mowrer wurde unter Druck gesetzt und gezwungen, Deutschland wenige Monate nach seiner kritischen Veröffentlichung zu verlassen (Domeier 2021, S. 127f.). Manuel Chaves kam wegen seiner Reportage auf eine Todesliste der Gestapo (Henseleit 2022, S. 17). Er war dadurch gezwungen 1940, nach der deutschen Besetzung Frankreichs, aus dem französischen Exil nach England zu fliehen. ↩︎
  3. Als selbständige Publikation ist die Reportage 2012 auf Spanisch erschienen (Chaves Nogales 2012). Über die Biblioteca Digital Memoria de Madrid sind alle Ausgaben der Zeitung AHORA online einzusehen [überprüft am 26.1.2024] und als pdf-Dateien abrufbar – also auch die mehrteilige Reportage von Manuel Chaves aus Deutschland. ↩︎
  4. Eine ausführliche Erörterung und Einordnung seines journalistischen Stils hat Maria Isabel Cintas Guillén vorgenommen (2013, S. IX-XXIX und 2021, S. 258-263). Lesenswert ist ebenfalls die literarische Einordnung, die Andrés Trapiello (2020) vornimmt. Eine knappe Charakterisierung des Stils findet sich im Spanienecho in der Besprechung seiner Reportage Ifni, Spaniens letztes koloniale Abenteuer (Böhle 2021). ↩︎
  5. Die Artikel, die er von 1930 bis 1936 aus Deutschland für AHORA schrieb, wurden 2005 auf Spanisch als Buch veröffentlicht (Xammar 2005). In der Einleitung zu dieser Artikelsammlung werden Xammar als Person und sein Lebensweg ausführlich beschrieben (González Prada 2005). Auf Deutsch liegt eine Auswahl früherer Artikel aus den Jahren 1922-1924 vor (Xammar 2007). In der Einleitung dieses Bandes von Heinrich von Berenberg finden sich auch einige Angaben zu Xammar (Berenburg 2007). Eine im Gespräch mit Josep Badia i Moret entstandene, in Katalanisch verfasste Autobiografie, liegt ebenfalls vor (Xammar 1991). Die Biografie von Quim Torra (2008) interessiert sich besonders für Xammar als katalanischer Nationalist; auf die Jahre, die Xammar in Berlin tätig war, wird dort kaum eingegangen. ↩︎
  6. Es leuchtet sofort ein, dass die Beziehung zwischen freier Presse und Diktatur kompliziert und konfliktträchtig ist. Auf der einen Seite stehen die JournalistInnen, die aus erster Hand Informationen von wichtigen Persönlichkeiten, meistens Politikern, erhalten wollen. Dafür nehmen sie eventuell in Kauf, sich zu verbiegen und Grenzen der journalistischen Berufsethik zu überschreiten. Auf der anderen Seite stehen die Politiker und Politikerinnen, die die Korrespondenten für eine ihren Absichten dienende Berichterstattung instrumentalisieren möchten. Um die Welt der Auslandskorrespondenten in Nazideutschland kennenzulernen, ist die Arbeit von Norman Domeier (Weltöffentlichkeit und Diktatur 2021) außerordentlich hilfreich. Für das Interesse der Historiker an diesem Thema siehe neben Domeier etwa auch Martin Herzer (2012) und den Bericht zur Tagung »Nationalsozialismus und internationale Öffentlichkeit« von Marlene Friedrich (2023). Für Ende 2024 ist ein Buch von Lutz Hachmeister angekündigt, das sich speziell mit den Interviews, die Hitler der Auslandspresse gab, befasst. ↩︎
  7. Für einen chronologischen Überblick der Ereignisse seit Januar 1933 siehe die Jahreschronik 1933 des Online-Portals zur deutschen Geschichte LeMO – Lebendiges Museum Online sowie die Liste antijüdischer Rechtsvorschriften im Deutschen Reich 1933–1945 in der Wikipedia  [Bearbeitungsstand: 9. November 2023, abgerufen: 14. Januar 2024]. ↩︎
  8. An drei Stellen geht es um damals aktuelle Deutsch-Spanische Berührungspunkte: Manuel Chaves berichtet von dem Gerücht, die Nazis bezögen ihre Pistolen aus Spanien, und er erhofft sich, dass die spanische Regierung dem Gerücht entschiedener entgegenträte (S. 72f.). Er kommt auf die zunehmende Zahl der Personen zu sprechen, die in Folge der anti-jüdischen Gesetzgebung bei der spanischen Botschaft, oft mit illusorischen Hoffnungen, vorstellig werden. Er begrüßt ausdrücklich, dass die spanische Regierung unverzüglich die Visavergabe erhöhte (S. 133-135). Drittens legt er sich mit den spanischen Sozialisten an, die mit der Erfindung der »Legende um den Tod von Thälmann« vor allem den Nazis genützt hätten (S. 140; siehe zur Legende ausführlich Abschnitt 2.5). ↩︎
  9. Das Interview ist online verfügbar. Es wurde von der Zeitung Die Welt am 23. September 2022 (Nr. 186, S. 16) abgedruckt und ist hinter einer Paywall online erhältlich. Der Zusatz der Zeitung »Hier ist das Gespräch erstmals auf Deutsch zu lesen« ist insofern falsch als die Übersetzung aus dem hier besprochenem Buch stammt. Über den kupido-Verlag ist der Interviewtext uneingeschränkt online einsehbar (dem Link folgen und dann den Button »Die Welt (20.09.2022)« drücken). Eine Frage für die Historiker wäre, ob sich der vermutlich deutsche Urtext des Interviews in irgendeiner Form noch erhalten hat. ↩︎
  10. Im Völkischen Beobachter und der Berliner Börsen-Zeitung wurden die spanische Republik und der spanische Botschafter in Berlin, Luis Araquistáin (März 1932 – Mai 1933), beschimpft. Auf diplomatischer Ebene traten der deutsche Botschafter in Madrid, Johannes von Welczeck, und der Außenminister Konstantin von Neurath (NSDAP) in Aktion. Des Weiteren wurde vom Propagandaministerium ein Besuch einiger Häftlinge durch eine Gruppe der Auslandspresse, zu der auch Xammar gehörte, organisiert. Im Polizeipräsidium Alexanderplatz konnte Xammar mit Ernst Thälmann, Ludwig Renn, Ernst Torgler, Werner Hirsch und mit Carl von Ossietzky sprechen, und feststellen, dass es nicht zu offensichtlichen Misshandlungen der Verhafteten gekommen war (Xammar 2005, S. 116-125 aus der AHORA vom 28. März 1933). ↩︎

Literaturhinweise

  • Belke, Ingrid: Publizisten warnen vor Hitler. Frühe Analysen des Nationalsozialismus. In: H. Horch & H. Denkler (Ed.), Teil 3 Judentum, Antisemitismus und deutschsprachige Literatur vom Ersten Weltkrieg bis 1933/1938. Max Niemeyer Verlag: Berlin, New York 1993, S. 116-176.
  • Berenberg, Heinrich von: Einleitung in: Xammar, Eugeni: Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922- 1924, Berenberg Verlag: Berlin 2007, S. 7- 13.
  • Bernecker, Walther L.: Geschichte Spaniens im 20. Jahrhundert. C.H.Beck: München 2010.
  • Böhle, Knud: Rezension von »Manuel Chaves Nogales: Ifni, Spaniens letztes koloniale Abenteuer«. In: Spanienecho vom 24. April 2022.
  • Brey, Gérard und Gutiérrez Molina, Gutiérrez Molina, José Luis (coord.): Los sucesos de Casas Viejas en la historia, la literatura y la prensa (1933-2008). Fundación Casas Viejas: Cádiz 2010.
  • Chaves Nogales, Manuel: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes. Kupido: Köln 2022.
  • ders.: Bajo el signo de la esvástica. Almuzara: Córdoba 2012.
  • Cintas Guillén, María Isabel: Manuel Chaves Nogales. Andar y contar. Band I und II. Almería: Confluencias 2021.
  • dies. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Narrativa Completa (2 Bände). Diputación de Sevilla: Sevilla 2009 (Wiederauflage)
  • dies.: Epílogo. In: Cintas Guillén, María Isabel: Manuel Chaves Nogales. Andar y contar II. Confluencias: Almería 2021, S. 239-265.
  • dies.: Introducción. In: Manuel Chaves Nogales: Obra Periodística, Band 1, hrsg. v. Cintas Guillén, María Isabel. Sevilla: Diputación de Sevilla 2001, S. IX–CCXLVI.
  • dies. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Periodística (neue, erweiterte Ausgabe, 3 Bände). Diputación de Sevilla: Sevilla 2013.
  • dies.: Nota Introductoria a esta edición de la obra periodística. In: Manuel Chaves Nogales. Obra Periodística I. Centro de Estudios Andaluces, Diputación de Sevilla: Sevilla 2013, S. IX-XXIX.
  • Domeier, Norman: Weltöffentlichkeit und Diktatur. Die amerikanischen Auslandskorrespondenten im »Dritten Reich«. Wallstein: Göttingen 2021.
  • Friedrich, Marlene: Tagungsbericht: Nationalsozialismus und internationale Öffentlichkeit. In: H-Soz-Kult vom 17.02.2023.
  • Garmendia, Ignacio F. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Completa (5 Bände). Libros del Asteroide: Barcelona 2020.
  • González Prada, Charo: Introducción. In: Xammar, Eugeni: Crónicas desde Berlín (1930-1936). El Acantilado: Barcelona 2005, S. 13-39.
  • Hachmeister, Lutz: Hitlers Interviews. Der Diktator und die Journalisten. Kiepenheuer&Witsch: Köln 2024 (angekündigt für November 2024).
  • Henseleit, Frank: Einführung zur ersten deutschsprachigen Ausgabe. In: Chaves Nogales, Manuel: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes. Kupido: Köln 2022, S. 7-39.
  • Herzer, Martin: Auslandskorrespondenten und auswärtige Pressepolitik im Dritten Reich. Böhlau-Verlag: Köln, Weimar, Wien 2012.
  • Morató, Yolanda: Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (Londres, 1940-1944). Renacimiento: Valencia 2023.
  • Mowrer, Edgar A.: Germany Puts The Clock Back. Lane: London 1933 (erste Ausgabe im Januar 1933); eine elektronische Fassung ist im Internet Archive verfügbar.
  • Stowe, Leland: Nazi Means War. McGraw-Hill: New York 1934; eine elektronische Fassung ist im Internet Archive verfügbar.
  • Torra i Pla, Quim: Periodisme? Permetin! La vida i els articles d’Eugeni Xammar. Símbol Editors: Barcelona 2008.
  • Torrente, Luis Felipe und Suberviola, Daniel: El hombre que estaba allí, libro-documental, Libros.com, 2013.
  • Trapiello, Andrés: Retrato literario de Chaves Nogales. In: Garmendia, Ignacio F. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Completa. Libros del Asteroide: Barcelona 2020, Band 1, S. XXVII–XXXIV.
  • Wittstock, Uwe: Februar 33: Der Winter der Literatur. Beck C. H.: München 2021.
  • Xammar, Eugeni: Crónicas desde Berlín (1930-1936). Acantilado: Barcelona 2005.
  • ders.: El huevo de la serpiente; traducció d’Ana Prieto Nadal; presentació de Charo González Prada. Barcelona: El Acantilado, 2005.
  • ders.: Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922 – 1924. Aus dem Katalanischen von Kirsten Brandt. Berenberg Verlag: Berlin 2007.
  • ders.: Seixanta anys d’anar pel món: converses amb Josep Badia i Moret. Barcelona: Quaderns Crema 1991.

Manuel Chaves Nogales: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes. Kupido Literaturverlag: Köln 2022; ISBN 978-3-96675-150-6