Un aporte a la representación histórica de una epopeya casi olvidada
Reseña de Knud Böhle (Spanienecho de 02.11.2022), traducción de Pascual Riesco Chueca (Spanienecho de 18.11.2022)
1. Introducción
Johannes Meerwald es el autor de la primera monografía en lengua alemana sobre los españoles encarcelados en el campo de concentración de Dachau. La obra ha sido publicada en octubre de 2022 por Wallstein Verlag, en la «Serie pequeña» del Instituto Fritz Bauer. El libro es una versión revisada de su tesis de máster, que recibió en 2021 el premio de investigación Stanislav Zámecník del Comité International de Dachau (CID). El estudio se basa en una ambiciosa exploración de los archivos españoles y alemanes, así como en el examen de la literatura científica secundaria, de las memorias publicadas por prisioneros españoles de Dachau, y por prisioneros de otras naciones que aportan datos sobre los presos españoles.
2. Una primera ojeada
Antes de entrar en detalles sobre la obra, conviene exponer brevemente, a partir del material aportado por Meerwald, las etapas de la odisea y los hechos históricos más destacables. Al menos 659 de los españoles que huyeron a Francia al final de la Guerra Civil fueron deportados al campo de concentración de Dachau (p. 105). Dachau era un campo de hombres. Para las pocas mujeres españolas que llegaron a Dachau, este campo constituyó tan solo una breve etapa, de camino hacia otro campo de concentración (cf. p. 50 y ss.). Un total de 130 españoles murieron en Dachau. A fines de abril de 1945, el campo de concentración fue liberado por las tropas estadounidenses (ver p. 107).
Da comienzo esta odisea con la salida de aproximadamente medio millón de mujeres, niños y hombres, huidos a Francia ante el avance victorioso de las tropas de Franco. Para sugerir la magnitud del éxodo puede señalarse que, a finales de 1939, todavía quedaban unos 200.000 exiliados españoles en suelo francés, muchos de ellos recluidos, en lamentables condiciones, en los campos de internamiento del sur de Francia (cf. p. 15). A los hombres capacitados para la lucha armada se les brindaba una oportunidad para salir de los campos, la de ponerse a disposición del ejército francés. Las opciones eran: incorporarse a la Legión Extranjera, a los RMVE (Régiments de Marche de Volontaires Étrangers), o a las CTE (Compagnies de Travailleurs Étrangers).
Los españoles presos en el campo de concentración de Dachau entre 1940 y 1943 eran en su mayoría prisioneros de guerra capturados a raíz de la derrota de Francia por la Wehrmacht alemana. La mayor parte de ellos había participado anteriormente, entre 1939 y 1940, en la defensa de la Tercera República francesa. Unos 50.000 españoles, se estima, fueron desplegados para reforzar la línea Maginot (ver p. 16).
En cuanto a los quinientos españoles, aproximadamente, que fueron deportados en 1944 a Dachau, en su mayoría pertenecen a la resistencia contra el régimen de Vichy y contra la ocupación alemana. Procedentes de cárceles francesas, campos de internamiento y campos de concentración franceses, fueron trasladados al campo de Dachau y su satélite Allach, para ser subsecuentemente usados como trabajadores forzados en la industria armamentística alemana (ver p. 40). Por supuesto, constituyen solo una pequeña fracción de las personas españolas que, activas en la Resistencia, terminaron deportadas en los campos nazis.
Tras la liberación de los campos de concentración en 1945, muchos de los españoles supervivientes regresaron nuevamente al exilio en Francia, ya que el régimen franquista no fue derrocado por los Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, siendo incluso cada vez más reconocido internacionalmente durante el transcurso de la Guerra Fría. Para la mayoría de los exprisioneros de los campos de concentración, regresar a España conllevaba un riesgo elevado de ser nuevamente perseguidos, encarcelados o incluso asesinados. Por su parte, el estado francés prestó «en general poca atención a la crítica situación de los supervivientes españoles» (p. 90). El apoyo estatal a los exprisioneros de los campos de concentración se limitó a quienes habían luchado previamente con el ejército francés. Los combatientes de la Resistencia que sobrevivieron al campo de concentración de Dachau se vieron excluidos de las subvenciones gubernamentales (p. 95). Para muchos, el exilio forzado solo terminó con la muerte del dictador en 1975. Entre tanto, ya han ido muriendo todos los españoles, testigos supervivientes del campo de concentración de Dachau (p. 109).
3. Algunos detalles y algunas cuestiones abiertas
3.1 Deportación al campo de concentración de Mauthausen y traslado de algunos prisioneros a Dachau
La pérdida de la guerra contra Alemania supuso a Francia más de un millón de prisioneros de guerra. La mayoría de ellos fueron destinados a trabajos forzados. Los prisioneros de guerra españoles, por su parte, fueron deportados al campo de concentración de Mauthausen-Gusen. Las condiciones del trabajo forzado, la mala alimentación, la violencia de los guardianes, encuadrados en las SS, y la práctica deliberada de asesinatos se confabularon para que pocos de ellos pudieran sobrevivir el internamiento. Hasta finales de 1941 habían sido llevados 7.200 españoles a este complejo de campos de concentración, de los cuales, casi dos terceras partes habían muerto a finales de 1943 (cf. p. 17 y ss.). Un número relativamente pequeño de prisioneros españoles fue trasladado desde Mauthausen-Gusen entre 1940 y 1943 al campo de Dachau.
Algunas preguntas en torno a este escenario, planteadas por Meerwald, no han sido completamente resueltas aún por la investigación. ¿Por qué los prisioneros de guerra españoles no fueron tratados como tales, según derecho de guerra, sino deportados a Mauthausen como apátridas? ¿Por qué todos los prisioneros de guerra españoles fueron deportados a Mauthausen? ¿Cuáles fueron los motivos del traslado de presos españoles desde Mauthausen a Dachau? Hay una hipótesis plausible para la primera pregunta: uno de los objetivos de Franco era la aniquilación de los españoles republicanos, tanto en el interior como en el extranjero; incluso tras la victoria en la Guerra Civil, el dictador no desistió de este propósito. A sus cálculos le convenía la deportación de prisioneros de guerra españoles a campos de concentración alemanes. En ese momento, la Alemania nazi todavía esperaba que España luchara a su lado en la Segunda Guerra Mundial. Pero la investigación actual no ha conseguido poner totalmente en claro cuál fue el acuerdo entre ambas dictaduras sobre cómo tratar a los españoles prisioneros en Alemania (cf. p. 17).
3.2 Trabajos forzados, disolución de los campos de concentración, y detención en Francia
En el apogeo de la guerra, el trabajo forzado fue adquiriendo cada vez más importancia para la industria armamentista alemana, y ello se reflejó también en los campos de concentración. Meerwald ve en Albert Speer la «fuerza impulsora tras el radical giro economicista del sistema de campos de concentración, iniciado en 1942» (p. 54). En el curso de esta reorientación, el «rojo español» (Rotspanier en alemán), políticamente peligroso, pasó a ser considerado un útil trabajador forzoso (ver p. 106). El interés por gestionar esta mano de obra conllevó ciertas mejoras en la manutención de los presos.
No pocos de los españoles residentes por entonces en Francia se negaban a enrolarse en las brigadas de trabajo del régimen de Vichy, los Groupements de travailleurs étrangers, o en la OT, la Organización Todt. Prefirieron pasar a la clandestinidad y participar activamente en la resistencia contra el régimen de Vichy y los ocupantes alemanes (ver p. 38 y ss.). En caso de ser capturados, generalmente eran enviados a campos y prisiones franceses.
En el curso de varias mortíferas expediciones, en 1944, fueron transportados en tren, junto a muchos otros presos, a Alemania. En el desplazamiento desde el campo de concentración francés Royallieu a Dachau, del 29 de junio de 1944, el tristemente famoso train de la mort, 984 de los 2.162 deportados (entre ellos, 65 españoles) encontraron la muerte (cf. pp. 43-45). Al deseo de racionalizar la economía de guerra se contraponía, manifiestamente, una inhumana voluntad aniquiladora. Ante un transporte de presos tal como es documentado por Meerwald, ciertamente cabe dudar de que su finalidad principal fuese el aprovisionamiento con trabajadores forzados de la industria bélica. Dado el ineluctable avance de los Aliados, parece haber pasado a un primer plano el objetivo de disolver los campos y prisiones, sin tener en cuenta el coste en vida humana.
3.3 Sobre las condiciones de supervivencia de los presos españoles en Dachau
Meerwald también explora las condiciones de supervivencia de los prisioneros españoles en Dachau. Tres factores mejoraron la situación: en primer lugar, el apoyo y solidaridad de los numerosos interbrigadistas ―voluntarios que habían luchado del lado de la Segunda República Española en la Guerra Civil en las Brigadas Internacionales― fue de excepcional importancia. Al igual que los españoles presos en Dachau, los brigadistas fueron catalogados como «españoles rojos». Para trazar una imagen completa de la situación de los españoles en Dachau, hubiera sido de gran interés contar con más información sobre el número y la composición política y social de los interbrigadistas recluidos en el campo, dada su capital importancia para los presos españoles.
En segundo lugar, los españoles lograron establecer una red secreta de comunicación y ayuda en el campo de concentración. El médico de presos Vicente Parra Bordetas fue de extraordinaria importancia para esta red, en su condición de médico, que le permitió salvar muchas vidas, y como cabeza de la red (ver p. 72).
En tercer lugar, «se esfumaron las diferencias» entre las distintas organizaciones políticas (comunistas estalinistas, marxistas antiestalinistas, socialistas, anarcosindicalistas) dentro del campo de concentración (ver p. 63). No está claro en este punto qué peso relativo tenían los diferentes grupos. Dado que la República Española fue apoyada no solo por fuerzas revolucionarias de izquierda, sino también por partidarios de la democracia burguesa y por militares leales, sería apropiado discutir hasta qué punto las posiciones republicanas no izquierdistas tuvieron presencia entre los presos de campos de concentración.
3.4 Exilio
Después de la reclusión, durante el exilio en Francia, la mencionada unidad se rompió de nuevo. Ello se refleja en la gran cantidad de asociaciones de sobrevivientes que se fundaron en el exilio. La FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos) fue la asociación más potente. Los comunistas españoles crearon su propia asociación, que hubo de hacer frente a la línea oficial del PCE (Partido Comunista de España), desde el exilio en Moscú, que acusaba a los supervivientes de los campos de concentración de haber colaborado con los alemanes (cf. p. 94).
En contraste, presenta Meerwald un benigno pasaje de la historia del exilio, que tiene lugar en Múnich. No todos los presos españoles fueron a Francia tras su liberación. Hubo algunos que terminaron en Múnich. Allí residía en el Palacio Municipal de Nymphenburg la princesa española María de la Paz de Borbón y Borbón (casada con Luis Fernando de Baviera), de inclinaciones filantrópicas y caritativas. Algunos supervivientes españoles de Dachau acudieron a ella con una petición de socorro, que les fue concedida. A cambio, los «españoles rojos» repararon el palacio, dañado por las bombas, y «encontraron un nuevo hogar nada menos que en la residencia muniquesa de la familia Wittelsbach» (p. 85). Con la muerte de la infanta, a los 84 años, termina esta memorable historia el 3 de diciembre de 1946.
4. Resumen: contra el olvido
El libro llena un vacío en la investigación sobre los campos de concentración nazis y proporciona una pieza adicional de la historia acerca de las víctimas de la dictadura franquista, que sufrieron la fuga, los campos de internamiento, el trabajo forzado, el campo de Dachau y el exilio. El conocimiento de los hechos históricos y las anotaciones personales de los exprisioneros del campo de concentración se entrelazan en la obra de tal manera que se evita recluir a los prisioneros en un papel de meras víctimas. Por un lado, esto se consigue gracias a mencionar, siempre que es posible, los nombres de los presos y dar relieve a «las voces de los perseguidos» (p. 14) por medio de citas a propósito. A ello se suma el hecho de que se abarque toda la epopeya de los presos, incluyendo la historia antes y después del encarcelamiento en el campo de concentración. Todo ello contribuye a caracterizar a los presos como personas activas que hicieron una importante contribución a la defensa de la Tercera República francesa y a la resistencia contra las dictaduras que los oprimían.
Meerwald escribe con objetividad y detalle. Quizá justamente porque el autor prescinde del heroísmo y victimismo es por lo que esta historia nos sigue tocando hoy en día y haciendo aflorar algo no acabado ni resuelto. Traer a la memoria, con criterio histórico, un episodio casi olvidado del «siglo de los campos» (Zygmunt Bauman) es abrir vías de conexión con el presente. Esto es lo que consigue Meerwald con su estudio.
Johannes Meerwald: Spanische Häftlinge in Dachau. Bürgerkrieg, KZ-Haft und Exil. Reihe: Kleine Reihe zur Geschichte und Wirkung des Holocaust; Bd. 4. Wallstein Verlag: Göttingen 2022, ISBN 978-3-8353-5320-6 (Oktober 2022) [Presos españoles en Dachau. Guerra Civil, campo de concentración y exilio. Serie pequeña sobre la historia y efectos del holocausto. Vol. 4. Gotinga: Wallstein Verlag 2022, ISBN 978-3-8353-5320-6 (octubre de 2022)]
Ein Beitrag zur historischen Vergegenwärtigung einer fast vergessenen Odyssee
Rezension von Knud Böhle
1. Einleitung
Johannes Meerwald hat die erste deutschsprachige Monographie zu den im KZ Dachau inhaftierten Spaniern vorgelegt. Die Arbeit ist im Oktober 2022 im Wallstein Verlag, in der «Kleinen Reihe» des Fritz Bauer Instituts, erschienen. Das Buch ist die überarbeitete Fassung seiner Masterarbeit, die 2021 mit dem Stanislav Zámecník-Studienpreis des Comité International de Dachau (CID) ausgezeichnet worden war. Die Studie beruht auf intensiver Arbeit in den einschlägigen spanischen und deutschen Archiven, einer Auswertung der wissenschaftlichen Sekundärliteratur sowie der publizierten Erinnerungen der spanischen Häftlinge und anderer KZ-Häftlinge, die sich zu den Spaniern im KZ geäußert haben.
2. Ein erster Überblick
Bevor auf Details der Arbeit eingegangen wird, werden zunächst auf Basis des von Meerwald ausgebreiteten Materials die Etappen der Odyssee und die relevanten historischen Ereignisse in knapper Form angesprochen: Mindestens 659 der am Ende des spanischen Bürgerkriegs nach Frankreich geflohenen Spanier wurden in das KZ Dachau deportiert (S. 105). Dachau war ein Männerlager. Für die Spanierinnen, die nach Dachau kamen, war dieses KZ nur eine kurze Zwischenstation auf dem Weg in ein anderes KZ (vgl. S. 50f.). Insgesamt starben 130 Spanier im KZ Dachau. Ende April 1945 wurde das KZ von US-amerikanischen Truppen befreit (vgl. S. 107).
Am Anfang der Odyssee stand die Flucht von geschätzt einer halben Million Frauen, Kindern und Männern vor den im Bürgerkrieg siegreichen Truppen Francos nach Frankreich. Ende 1939 befanden sich, um die Größenordnung zu verdeutlichen, noch etwa 200.000 Spanierinnen und Spanier im französischen Exil ‒ viele davon waren unter erbärmlichen Bedingungen in Internierungslagern im Süden Frankreichs untergebracht (vgl. S. 15). Den wehrfähigen Männer eröffnete sich die Möglichkeit, sich der französischen Armee zur Verfügung zu stellen, um den Lagern zu entkommen. Die Optionen waren: Eintritt in die Fremdenlegion, in die RMVE (Régiments de Marche de Volontaires Étrangers) oder in die CTE (Compagnies de Travailleurs Étrangers).
Die Spanier, die zwischen 1940 und 1943 im KZ-Dachau inhaftiert wurden, gehörten überwiegend zu den Kriegsgefangen nach dem Sieg der Deutschen Wehrmacht über Frankreich. In der Mehrzahl hatten sie in den Jahren 1939 und 1940 zur Verteidigung der Dritten Französischen Republik beigetragen. An der Befestigung der Maginot-Linie kamen geschätzt 50.000 Spanier zum Einsatz (vgl. S. 16).
Die circa 500 Spanier, die 1944 nach Dachau deportiert wurden, sind in ihrer Mehrzahl dem Widerstand gegen das Vichy-Regime und gegen die deutsche Besatzung zuzurechnen. Sie wurden aus französischen Gefängnissen, Internierungslagern und französischen KZs in das KZ Dachau und das Außenlager Allach verschleppt, wo sie dann als Zwangsarbeiter für die deutsche Rüstungsindustrie eingesetzt wurden (vgl. S. 40). Sie machen selbstverständlich nur einen kleinen Teil der spanischen Frauen und Männer aus, die im Widerstand aktiv waren und in nationalsozialistische Konzentrationslager deportiert wurden.
Nach der Befreiung der Konzentrationslager 1945 schloss sich für viele der überlebenden Spanier erneut eine Zeit des Exils in Frankreich an, da das Franco-Regime von den Alliierten am Ende des II. Weltkriegs nicht gestürzt wurde und im Zuge des Kalten Krieges international sogar zunehmend aufgewertet wurde. Eine Rückkehr nach Spanien war für die meisten der ehemaligen KZ-Häftlinge mit einem hohen Risiko verbunden, erneut verfolgt, inhaftiert oder sogar ermordet zu werden. Der französische Staat seinerseits schenkte der «Notlage der spanischen Überlebenden insgesamt nur wenig Aufmerksamkeit» (S. 90). Die staatliche Unterstützung ehemaliger KZ-Häftlinge beschränkte sich auf die, die zuvor für die französische Armee tätig gewesen waren. Die Widerstandskämpfer, die das KZ Dachau überlebten, waren von staatlichen Zuwendungen ausgeschlossen (S. 95). Für viele endete das erzwungene Exil erst mit dem Tod des Diktators im Jahre 1975. Inzwischen sind alle spanischen Zeitzeugen, die das KZ Dachau überlebten, verstorben (S. 109).
3. Einige Details und einige offene Fragen
3.1 Verschleppung in das KZ Mauthausen und Verlegung einiger Häftlinge nach Dachau
Der gegen Deutschland verlorene Krieg bedeutete weit mehr als eine Million französische Kriegsgefangene. Die meisten davon wurden zur Zwangsarbeit herangezogen. Die spanischen Kriegsgefangenen hingegen wurden in den KZ-Komplex Mauthausen-Gusen deportiert. Die Bedingungen der Zwangsarbeit, die schlechte Versorgung, die Gewalttätigkeit der SS-Aufseher und gezielte Mordaktionen sind dafür verantwortlich, dass so wenige Menschen das Lager überlebten. Bis Ende 1941 wurden 7.200 Spanier in diesen KZ-Komplex verschleppt, von denen bis Ende 1943 beinahe zwei Drittel verstarben (vgl. S. 17f.). Eine vergleichsweise kleine Anzahl spanischer Häftlinge wurde zwischen 1940 und 1943 aus Mauthausen-Gusen in das KZ Dachau verlegt.
Einige Fragen in diesem Zusammenhang, die Meerwald anspricht, sind in der Forschung noch nicht ganz geklärt. Warum wurden die spanischen Kriegsgefangenen nicht entsprechend dem Kriegsgefangenenrecht behandelt, sondern als Staatenlose nach Mauthausen deportiert? Warum wurden alle spanischen Kriegsgefangenen nach Mauthausen deportiert? Was waren die Gründe, spanische Häftlinge von Mauthausen nach Dachau zu verlegen? Für die erste Frage gibt es eine plausible Annahme: Die Vernichtung republikanischer Spanier im Inland und im Ausland war ein Ziel Francos, das er auch nach dem Sieg im Bürgerkrieg weiter verfolgte. Die Verschleppung der spanischen Kriegsgefangenen in deutsche KZs entsprach diesem Interesse. Zu dem Zeitpunkt erwartete Nazi-Deutschland noch, Spanien würde an seiner Seite in den Zweiten Weltkrieg eintreten. Wie genau der Verständigungsprozess zwischen den Diktaturen über den Umgang mit den Spaniern in deutscher Kriegsgefangenschaft ablief, ist wissenschaftlich noch nicht gänzlich geklärt (vgl. S. 17.).
3.2 Zwangsarbeit und Auflösung der Lager und Gefängnisse in Frankreich
Auf dem Höhepunkt des Krieges wurde Zwangsarbeit für die deutsche Rüstungsindustrie immer wichtiger, und das hatte auch Auswirkungen auf die KZs. Meerwald sieht Albert Speer als «treibende Kraft hinter der seit 1942 radikal betriebenen Ökonomisierung des KZ-Systems» (S. 54). Im Zuge dieser Neuausrichtung wurde der politisch gefährliche «Rotspanier» zum nützlichen Zwangsarbeiter umgedeutet (vgl. S. 106). Das Interesse am Erhalt der Arbeitskraft brachte eine gewisse Verbesserung der Versorgung der Häftlinge mit sich.
Nicht wenige Spanierinnen und Spanier, die sich zu diesem Zeitpunkt in Frankreich aufhielten, wollten weder in den Arbeitsbrigaden des Vichy-Regimes, den Groupements de travailleurs étrangers, arbeiten, noch für die OT, die Organisation Todt. Sie zogen es vor, in den Untergrund zu gehen und im Widerstand gegen das Vichy-Regime und die deutschen Besatzer aktiv zu werden (vgl. S. 38f.). Wurden sie gefasst, kamen sie in der Regel in französische Lager und Gefängnisse.
In mehreren mörderischen Transporten wurden sie (mit vielen anderen) 1944 mit Zügen nach Deutschland verschleppt. Bei dem Transport aus dem französischen KZ Royallieu nach Dachau am 29.6.1944, dem traurig berühmten train de la mort, kamen von den 2.162 Deportierten (darunter 65 Spanier) 984 während des Transports um (vgl. S. 43-45). Der Rationalisierungswille der Kriegswirtschaft wurde offenkundig durch menschenverachtenden Vernichtungswillen konterkariert. Es kann bezweifelt werden, dass die bei Meerwald dokumentierten Transporte noch primär der Zufuhr von Zwangsarbeitern für die Rüstungsindustrie dienten. Angesichts des unabweisbaren Vorrückens der Alliierten war die Auflösung der Lager und Gefängnisse, ohne Rücksicht auf Menschenleben, womöglich zum vorrangigen Ziel geworden.
3.3 Zu den Überlebensbedingungen der spanischen Häftlinge in Dachau
Meerwald geht auch auf die Überlebensbedingungen der spanischen Häftlinge in Dachau ein. Drei Faktoren verbesserten die Lage: von außerordentlicher Bedeutung war erstens die Unterstützung und Solidarität der zahlreichen Interbrigadisten, also der Freiwilligen, die an der Seite der II. Spanischen Republik im Bürgerkrieg in den Internationalen Brigaden gekämpft hatten. Die Interbrigadisten wurden ebenso wie die Spanier im KZ Dachau als «Rotspanier» kategorisiert. Zusätzliche Informationen zur Anzahl sowie der politischen und sozialen Zusammensetzung der für die Spanier so wichtigen Interbrigadisten im KZ Dachau zu erhalten, wären für das Gesamtbild der Lage der Spanier im KZ Dachau durchaus interesssant gewesen.
Den Spaniern gelang es zweitens im KZ, ein geheimes Kommunikations- und Hilfsnetzwerk zu unterhalten. Der Häftlingsarzt Vicente Parra Bordetas war von außerordentlicher Bedeutung für dieses Netzwerk – als Arzt, der viele Leben retten konnte, und als Kopf des Netzwerks (vgl. S. 72).
Drittens «verflüchtigten sich die Differenzen» der unterschiedlichen politischen Organisationen (stalinistische Kommunisten, antistalinistische Marxisten, Sozialisten, Anarcho-Syndikalisten) im KZ (vgl. S. 63). Unklar bleibt an dieser Stelle, wie groß die einzelnen Gruppen jeweils waren. Da die spanische Republik nicht nur von revolutionären, linken Kräften verteidigt wurde, sondern auch von Anhängern bürgerlicher Positionen und von loyalen Militärs, wäre eine Erörterung der Frage, inwieweit auch nicht-linke republikanische Positionen unter den KZ-Häftlingen vertreten waren, durchaus sinnvoll.
3.4 Exil
Nach der Haft, im französischen Exil, löste sich die angesprochene Einigkeit wieder auf. Das spiegelt sich in der Vielzahl der Überlebendenverbände, die im Exil gegründet wurden. Die FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos) war der stärkste der Verbände. Die spanischen Kommunisten gründeten einen eigenen Verband, der sich mit der Linie des PCE (Partido Comunista de España) im Moskauer Exil auseinandersetzen musste, die den Überlebenden der KZs unterstellte, mit den Deutschen kollaboriert zu haben (vgl. S. 94).
Eine dem gegenüber versöhnliche Exil-Geschichte, die Meerwald aufgreift, spielt in München. Nicht alle befreiten spanischen Häftlinge gingen nach Frankreich. Einige verschlug es auch nach München. Dort im Nymphenburger Stadtschloss residierte damals die philanthropisch und karitativ eingestellte spanische Prinzessin María de la Paz von Bourbón und zu Borbón (verheiratet mit Ludwig Ferdinand von Bayern). Einige spanische Überlebende des KZ Dachau gingen auf sie zu mit der Bitte um Unterstützung, die ihnen auch gewährt wurde. Im Gegenzug reparierten die «Rotspanier» das bombengeschädigte Stadtschloss und fanden «ausgerechnet in der Münchener Residenz der Wittelsbacher eine neue Heimat» (S. 85). Nach dem Tod der 84-jährigen Infantin am 3.12.1946 endet diese denkwürdige Geschichte (vgl. S. 84-86).
4. Fazit ‒ Gegen das Vergessen
Das Buch füllt eine Lücke in der Forschung zu den nationalsozialistischen Konzentrationslagern und liefert einen weiteren Mosaikstein für die historische Erinnerung an die Opfer der Franco-Diktatur, die Flucht, Internierungslager, Zwangsarbeit, KZ Dachau und Exil erlitten. Geschichtliches Faktenwissen und persönliche Aufzeichnungen der ehemaligen KZ-Häftlinge werden in der Arbeit so verwoben, dass einer Reduzierung der Häftlinge auf eine reine Opferrolle entgegengewirkt wird. Das gelingt zum einen dadurch, dass die Namen der Häftlinge nach Möglichkeit genannt werden und «den Stimmen der Verfolgten» (S. 14) über entsprechende Zitate Präsenz verschafft wird. Das gelingt zum anderen dadurch, dass die gesamte Odyssee betrachtet wird samt Vor- und Nachgeschichte der Haft im KZ. Das unterstützt die Charakterisierung der Häftlinge als handelnde Personen, die Erhebliches zur Verteidigung der III. Französischen Republik und im Widerstand gegen die sie bedrängenden Diktaturen geleistet haben.
Meerwald schreibt sachlich und detailreich. Vielleicht liegt es gerade daran, dass er auf Heroismus und Victimismo verzichtet, dass diese Geschichte heute noch berührt und als noch nicht abgegolten deutlich wird. Eine fast vergessene Episode aus dem «Jahrhundert der Lager» (Zygmunt Bauman) historisch zu vergegenwärtigen, bedeutet Anschlussmöglichkeiten in der Gegenwart zu eröffnen. Das leistet Meerwald mit der vorliegenden Studie.
Johannes Meerwald: Spanische Häftlinge in Dachau. Bürgerkrieg, KZ-Haft und Exil. Reihe: Kleine Reihe zur Geschichte und Wirkung des Holocaust; Bd. 4. Wallstein Verlag: Göttingen 2022, ISBN 978-3-8353-5320-6 (Oktober 2022)
Gegen den Strich und gegen den Mainstream: neue Perspektiven, neue Einsichten
Rezension von Knud Böhle
1. Was zum Autor und seinem Buch eingangs zu sagen ist
Die vorliegende Geschichte der spanischen Literatur ist ein sehr persönliches Buch geworden. In gewisser Weise bietet es eine Summa der Lese-, Lehr- und Lebenserfahrungen eines Literaturwissenschaftlers, der mehr als 50 Jahre zur spanischen Literatur geforscht und gelehrt hat. Zuletzt, von 1995 bis zu seiner Emeritierung 2017, lehrte er spanischsprachige Literaturwissenschaft an der Humboldt-Universität Berlin. Mehrere Jahre war er zudem Präsident des Deutschen Hispanistenverbandes. Viele spanische Autoren und Autorinnen lernte er persönlich kennen, darunter Juan Goytisolo, «der kreativste Autor des 20./frühen 21. Jahrhunderts» (S. 336), und die hoch geschätzte, 2021 verstorbene Erfolgsautorin Almudena Grandes. Auf beide kommt Ingenschay mehrfach ausführlich zu sprechen.
Die Grundstimmung des Buches ähnelt atmosphärisch einem Kamingespräch, bei dem ein erfahrener Hispanist seine Ansichten und Einsichten in nicht zu strenger Form, darum Anekdotisches und Privates einflechtend, weitergeben möchte. Susanne Zepp, derzeit Vorsitzende des Deutschen Hispanistenverbandes, spricht in ihrem kurzen Vorwort vom «biographisch-reflexiven Ansatz» des Autors (S. V). Angesprochen fühlen dürfen sich alle Leserinnen und Leser jedweden Geschlechts, die sich für die Literatur Spaniens – auch jenseits von «Höhenkamm-Literatur» (S. 4) und Mainstream – interessieren.
Auf der persönlichen Website des Verfassers ist zu erfahren, dass er sich in seinen Forschungen besonders mit zeitgenössischer Literatur, dem Themenfeld Gender Studies/ Gay Studies/ LGBTIQ+ Studies, dem Thema Großstadtliteratur sowie theaterästhetischen Problemen befasst hat. Als Hochschullehrer ist er selbstverständlich auch bestens mit der Barockliteratur des «goldenen Zeitalters» vertraut. Das spezialisierte Fachwissen kommt in seiner Literaturgeschichte entsprechend stark zum Tragen.
2. Was den Ansatz des Buches und seine Struktur ausmacht
Eine auf Vollständigkeit abzielende Geschichte der spanischen Literatur vorlegen zu wollen, zumal als Einzelperson, wäre ein vermessenes Unterfangen. Daraus hatte Hans Ulrich Gumbrecht, übrigens einer der Gutachter der Dissertation von Ingenschay, bereits 1990 die Konsequenz gezogen, und bewusst «Eine Geschichte der spanischen Literatur» vorgelegt. Der Vorteil einer solchen Einschränkung liegt auf der Hand: die eigenen Vorlieben, Forschungsperspektiven und Interessenschwerpunkte, also das wovon er oder sie am meisten versteht, können in den Vordergrund rücken. Der Nachteil, der dafür in Kauf zu nehmen ist, liegt zwangsläufig bei einem Verlust an Systematik und Abdeckungsgrad. Etwa 30 Jahre nach der Literaturgeschichte von Gumbrecht, und wieder kurz vor einer Buchmesse mit Spanien als Ehrengast und entsprechendem Schwerpunkt, wurde nun «Eine andere Geschichte der spanischen Literatur» veröffentlicht.
In der Einleitung verdeutlicht der Verfasser sein besonderes Interesse an der Überschreitung (Transgression). Ihm ist daran gelegen, die konventionellen Perspektiven, Herangehensweisen und Interpretationsmuster zu hinterfragen und Alternativen anzubieten:
Die allgemeinste Formel, welche die Kapitel eint, ist die der Transgression, einer Transgression, die oft von einer Lektüre «gegen den Strich» ausgeht, nicht nur gegen den Strich des literarischen Höhenkamms, sondern insgesamt gegen den Strich herkömmlicher Betrachtungsweisen der spanischen Literatur (S. 3).
Ingenschay präzisiert weiter, worauf es ihm ankommt:
Es kann natürlich nicht darum gehen, historische Achsen oder Entwicklungslinien zu leugnen, sondern darum, unentdeckte Bezüge aufzuzeigen, subjektive Sichtweisen vorzuschlagen und andere Prioritäten, alternative Verbindungslinien als die des chronologischen Verlaufs zu unterstreichen, etwa die der transgressiven Artikulation ästhetischer Sachverhalte, die zentrale Rolle der Fragen von Gender und Macht, oder die Interdependenz von Politik und literarischem Diskurs (S. 10).
Die zehn Kapitel (siehe die Hauptüberschriften in Tabelle 1) können für sich stehend als Essays gelesen werden. Erst über das Netz an übergreifenden Bezügen jedoch, wird daraus eine Literaturgeschichte.
Ein Land voller Poesie. Lyrik vor und nach und während der «Generation von 1927»
Cervantes und die Transgressionen
Krisen und Chancen: von 1898 zu 2010
Der Bürgerkrieg und seine Traumata. Historisches Gedächtnis und Erinnerungspraxis
Von Madrid zum Himmel? Madrid-Literatur zwischen madrileñismo und Gesellschaftskritik (Pérez Galdós, Cela, Grandes)
Begehren und Aufbegehren. Literarische Dokumente des Transgressiven
Lorca und die Missverständnisse
Verunsicherte Geschlechterordnung und zweifelhafte (Mannes)-Ehre im Barockdrama (Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tirso de Molina)
Literatur aus und in den autonomen Regionen – zur Diversität der spanischen Literatur und zur Frage nach dem Ort jüdisch-spanischen Schreibens heute
LGBTIQ+-Themen in der spanischen Literatur
Literaturverzeichnis
Namensregister
Tabelle 1: Oberste Ebene des Inhaltsverzeichnises.
Bei der Deutschen Bibliothek ist das detaillierte Inhaltsverzeichnis abrufbar: https://d-nb.info/1249017742/04
Die sich durchziehenden Fäden werden über Autoren, intertextuelle Bezüge und Themen zu einem Netz gespannt. Beispielsweise werden Werke von Almudena Grandes in mehreren Kapiteln erörtert: in Kap. 6, in dem es um Begehren und Aufbegehren in der von Frauen geschriebenen Literatur geht, in Kap. 5 zur Madrid-Literatur und in Kap. 4, das die Bürgerkriegsliteratur behandelt. Von Juan Goytisolo kommt im Bürgerkriegskapitel ein Werk zur Sprache und in Kap. 10 zur LGBQTI+-Literatur ein anderes.
Ein intertextueller Pfad geht z.B. von dem in Spanien bekannten, katholisch-mystisch-erotisch geprägten Barockgedicht des Johannes vom Kreuz (1542-1591) «En una noche oscura…» aus.
In einer dunklen Nacht / mit sehnsuchtsvollem Bangen in Liebe entflammt / o glückliches Geschick! / ging ich hinaus, unbemerkt / da mein Haus schon in Ruhe dalag. […] O Nacht, die du vereintest / Geliebten mit Geliebter / Geliebte in den Geliebten verwandelt! […] (vgl. S. 36).
Dieser Pfad führt zunächst weiter zu einer parodistisch homoerotischen Variante des Gedichts von Jaime Gil de Biedma. Diese war 1983 im Kontext der movida entstanden, also jener zum Teil schrillen kulturellen Explosion Spaniens nach Francos Tod. Bei Juan Goytisolo findet sich der Ausgangsstoff wenige Jahre später wieder in dem Roman «Die Reise zum Vogel Simurgh» (dt. 2012, Orig.: Las virtudes del pájaro solitario, 1988). Die Zeiten haben sich geändert. AIDS kursiert. Im Licht von Eros und Thanatos und im Geiste von San Juan de la Cruz hat Goytisolo den Stoff neu durch- und umgearbeitet. Thematisch geht es bei Ingenschay immer wieder, von Cervantes bis zur Gegenwart, um sexuelles und insbesondere um nicht-heterosexuelles Begehren.
Im Rückblick auf die 10 Kapitel des Buches insgesamt, lassen sich zwei Hauptachsen unterscheiden. Die erste Achse dreht sich um das Aufbegehren gegen das Konforme, gegen die herrschenden gesellschaftliche Normen. Die Aufmerksamkeit gilt sexuellem Begehren, Transgressionen und gender trouble. Es geht komplementär aber auch um den gesellschaftlichen Umgang mit Abweichungen von der Norm, und das bedeutet im besten Fall die Anerkennung von Diversität. Am «Don Quijote» des Miguel de Cervantes wird die humanistische Toleranz dann konkret aufgezeigt.
Diversität in einem weiten Sinne verstanden als das Einbeziehen des von der dominanten Kultur Ausgegrenzten bedeutet für die vorliegende Literaturgeschichte unter anderem, dass Literatur von Frauen stark vertreten ist (namentlich im Kap. 6 mit Emilia Pardo Bazáns, Carmen de Burgos, Almudena Grandes, Najat El Hachmi, Rosa Montero). Im LGBTIQ+Kapitel (Kap. 10) sind es dann insbesondere Werke nicht-heterosexueller Autoren, die vorgestellt werden (Juan Goytisolo, Álvaro Pombo, Eduardo Mendicutti, Luis Antonio de Villena, Terenci Moix, Luisgé Martín). In diesem Kapitel findet auch die so genannte dekadente Literatur der Jahrhundertwende ihren Platz.
Diversität zeigt sich auf einer anderen Ebene darin, dass die Literaturen Kataloniens, des Baskenlandes und Galiziens sowie die sephardische Literatur extra behandelt werden (Kap. 9). Sephardische Literatur meint hier sowohl die Werke, die in der sephardischen Diaspora entstanden als auch spanische Literatur mit jüdischer Thematik (z.B. die historischen Romane von Carme Riera zur Vertreibung der Juden aus Spanien) und schließlich auch die Arbeiten aktueller spanischer Autoren mit sephardischem Hintergrund.
Bei der zweiten Achse geht es um die Verarbeitung von politisch-gesellschaftlichen Krisen und Traumata in der spanischen Literatur (Kap. 3 und 4). Ingenschay geht auf die Krise nach dem Verlust der Kolonien 1898 (Kuba und Philippinen) und den zugehörigen Diskurs der «Generation von 98» (la Generación de 98) ein. Aber auch das literarische Echo der jüngeren Krisen, Katastrophen und Konflikte nach dem Ende der Franco-Diktatur wird aufgegriffen (versuchter Staatsstreich vom 23. Februar 1981, islamistisches Attentat auf die Madrider Vorortzüge am 11. März 2004 und die Finanz- und Bankenkrise mit ihren sozialen Folgen ab 2008).
Dem Bürgerkrieg und seinen Traumata wird ein eigenes Kapitel gewidmet, das von den Jahren des Bürgerkriegs (1936-1939) über Exil und «inneres Exil» im Franquismus bis in unsere Tage reicht. Den Boom der neueren spanischen Bürgerkriegsliteratur sieht Ingenschay zwischen 1985 und 2010, mit einem Höhepunkt ab dem Jahr 2000 mit mehr als 100 Buchtiteln (vgl. S. 141f.). In den jüngeren Publikationen wird das Themenfeld Krieg und Diktatur häufig vor dem Hintergrund der politischen Debatte um die Vergangenheitsbewältigung bearbeitet, und die dabei entstehenden Werke werden selbst Teil des Streits um das historische Gedächtnis und eine angemessene Erinnerungspolitik.
3. Was diese Geschichte der spanischen Literatur so gut lesbar macht
Die andere spanische Literaturgeschichte ist außerordentlich gut lesbar. Dafür gibt es eine Reihe an Gründen. Erstens schreibt Ingenschay allgemeinverständlich und findet oft prägnante Formulierungen, etwa wenn er vermerkt: «Das Thema des gender trouble, des cross-dressing, der bärtigen Frauen und der allzu sanften Männer hat im spanischen Barock Konjunktur» (S. 318).
Es gelingt ihm, zahlreiche (gefühlt mehr als 100) komplexe Werke auf wenigen Seiten, manchmal in nur wenigen Absätzen, zu resümieren und auf den Punkt zu bringen, an dem die Interpretation ansetzen kann. Weil so viele Titel besprochen werden, kann das Buch auch als anregender Literatur(ver)führer dienen. Berücksichtigt werden häufig AutorInnen, deren Werke ins Deutsche übersetzt wurden. Für ein deutsches Publikum ist es ein nützlicher Service, dass die deutschsprachigen Ausgaben im Literaturverzeichnis ausgewiesen sind. Um hier einige der in Deutschland bekannteren noch lebenden AutorInnen aufzurufen, mit deren Werken sich das Buch befasst: Fernando Aramburu, Bernardo Atxaga, Najat El Hachmi, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Carme Riera, Manuel Rivas, Isaac Rosa.
Was die AutorInnen angeht, werden häufig biografische Details und Anekdotisches eingearbeitet. Als kleines Beispiel sei eine Passage über Álvaro Retana (1890–1970) gewählt, der ein herausragender Vertreter der dekadenten Literatur Spaniens war.
Sich selbst bezeichnete der Autor, der gern einen rosafarben bestickten Umhang trug, gelegentlich als den «schönsten Romancier der Welt» (el novelista más guapo del mundo). Auch er stand im Bürgerkrieg dezidiert auf republikanischer Seite (und schaffte sich einen seidenen Blaumann an, um sich ein arbeiter-affines outfit zu geben). Prompt wurde er (wegen des Besitzes katholischer Kultgegenstände) verhaftet und verurteilt, und nur Papst Pius XII., Hochhuths notorischer «Stellvertreter», konnte eine Umwandlung der Todesstrafe in einen Haftaufenthalt bewirken, der bis 1948 dauerte (S. 379).
Dass Ingenschay persönliche Erfahrungen und Begegnungen, angenehmer und weniger angenehmer Art, mit Schriftsteller*innen und Fachkollegen einfließen lässt, ist ein weiteres Stilmittel.
Ein anderes belebendes Element ist die hin und wieder bewusst kontrastierende Auswahl der besprochenen Werke. So wird z.B. im Zusammenhang mit dem Staatsstreichversuch vom 23. Februar 1981 einmal das Geschehen aus dem Erleben eines Transvestiten heraus beschrieben, der sich vor der Rückkehr der Diktatur fürchtet (Eduardo Mendicutti: Una mala noche la tiene cualquiera, 1982). Dem wird eine dokumentarisch-fiktionale Darstellung entgegengesetzt, bei der führende Politiker der transición die Hauptpersonen sind (Javier Cercas: Anatomía de un instante, 2009; dt. Anatomie eines Augenblicks, 2009). Ein zweites Beispiel stammt aus dem Abschnitt über die katalanische Literatur: Eine Dreiecks- bzw. Ehebruchgeschichte von Montserrat Roig, bei der eine aus Andalusien stammende Frau eines katalanischen Metzgers sich in einen katalanistischen Aktivisten verliebt, wird kontrastiert mit einem Roman von Juan Marsé, in dem eine Katalanin mit katalanischem Gatten, diesen mit einem Andalusier betrügt (vgl. S. 341).
Der deutschen Leserschaft entgegenkommend werden zwei Deutsche mit starkem Spanienbezug über zwei kleine Exkurse ins Spiel gebracht. Ingenschay zeigt, dass der Versuch über die Jukebox von Peter Handke eine veritable Hommage an den Dichter Antonio Machado enthält. Ein zweiter Exkurs greift den Streit um Enrique Beck auf, den über viele Jahre allein autorisierten Übersetzer Lorcas ins Deutsche (ab 1946), dessen Übertragungen häufig kritisiert wurden, wie etwa in dem Hans-Magnus Enzensberger zugeschriebenem Urteil deutlich wird: «Lorca sei in der Beck’schen Version eine ‹Art Zigeunerbaron aus Granada›» (vgl. S. 286).
Nebenher wird auch noch hispanistisches Grundwissen vermittelt. Das nötige Fachvokabluar wird im jeweiligen Kontext knapp erläutert (einschlägig: gruegería, tremendismo, esperpento, costumbrismo,madrileñismo, Krausismo, Generación del 98, Generación del 27). Bei den Werkinterpretationen geht Ingenschay häufig von anerkannten Interpretationen anderer Hispanisten aus und stellt diesen seine Sicht entgegen, ‒ aber ohne sich dabei zu sehr auf seine Meinung zu versteifen, und ohne die Leserinnen und Leser zu sehr in Fachkontroversen oder Theorienstreit hineinzuziehen.
4. Exemplarische Befunde aus vier Kapiteln zeigen, was diese Literaturgeschichte leisten kann
Aus der Fülle der in den zehn Kapiteln gebotenen Informationen und Befunde werden in diesem Abschnitt nur einige wenige Beispiele herausgezogen und kurz besprochen: aus dem Kapitel über Cervantes (Kap. 2) werden Einsichten zu den «Exemplarischen Novellen» vorgestellt, aus dem Kapitel über das Drama im Barock (Kap. 8) werden Erkenntnisse zum «Ehrbegriff» wiedergegeben, aus dem Kapitel zu Federico Garcia Lorca (Kap. 7) werden Hinweise auf dessen Innovativität als Lyriker und Bühnendichter aufgegriffen und bei dem Kapitel zur Madrid-Literatur (Kap. 5) wird das Augenmerk auf den jeweiligen Einbezug der Stadt Madrid in den Romanen vom Realismus bis zur Postmoderne gelegt.
4.1 Zu den «Exemplarischen Novellen»
Im Kapitel über Cervantes, das dankenswerterweise alle Werke anspricht und keineswegs nur den Quijote, zeigt die Analyse der «Exemplarischen Novellen», wie ergiebig eine Lektüre gegen den Strich sein kann. Liest man nämlich diese Erzählungen genauer, so findet man «[…] nicht nur etwas ‹Unmoralisches› in jeder von ihnen, sondern nahezu eine Orgie der Transgressionen, der Tabuverletzungen, Elemente allesamt, die ich – vor der Folie der zeitgenössischen Werteskalen – als unerhört klassifizieren musste» (S. 92). Das Attribut exemplarisch diente folglich nur dazu, «den für die Gattung, besonders bei Boccaccio, konstitutiven, sexuell konnotierten Skandal hinter einer Fassade moralischer Vorbildlichkeit zu verstecken» (S. 94). Ingenschay sieht hier eine «zentrale diskursive Strategie» des Autors. Offen bleibt, inwieweit es damals gängige Praxis war, den Anschein der politisch-moralischen Korrektheit zu wahren, um sich dann gewisse Freiheiten herausnehmen zu können.
4.2 Zum Konzept der Ehre im Barockdrama
Zum Konzept der Ehre im Barockdrama bietet Ingenschay, gestützt auf einschlägige neuere Forschungsarbeiten, überraschende Einsichten. Meistens gilt, dass Männer sich gegenüber Frauen so ziemlich alles erlauben können, ohne Kritik oder Strafe befürchten zu müssen. So wird etwa in dem, üblicherweise Tirso de Molina zugeschriebenem Don-Juan Drama von 1619 «Don Juan oder der Verführer von Sevilla und der steinerne Gast» dem Don Juan nicht der Garaus gemacht, wegen seines verwerflichen Umgangs mit Frauen («… und das größte / Vergnügen, das ich kenne / ist, eine Frau zu verführen / und sie ohne Ehre zurückzulassen», zitiert auf S. 331). Es ist am Ende das Vergehen der Gotteslästerei, das den Himmel einschreiten lässt und Don Juan mit dem Tod bestraft (vgl. ebd.).
Zeitgleich taucht in dem berühmten Stück von Lope de Vega «Fuente Ovejuna» (1619; dt.: Das Dorf Fuente Ovejuna / Sein ist Schein) ein erstaunlicher Fall auf, in dem ein Adliger sich nicht mehr alles erlauben kann. Eine junge Frau wird durch den adligen Komtur des Ortes bedrängt. Durch eine flammende Rede an die Männer des Dorfes erreicht sie, dass der adlige Frauenschänder gelyncht wird. In Vergegenwärtigung des zeitgeschichtlichen Hintergrunds verschiebt sich die Sicht auf diese emanzipiert wirkende weibliche Protagonistin. Es wird gezeigt, dass insbesondere nach dem Trienter Konzil die Frage der Ehre mit der limpieza de sangre (der Reinheit des Blutes) kurzgeschlossen wurde. Dadurch wurde eine Konstellation möglich, bei der die Leute vom Lande als christliche Altspanier ihre Ehre auf Blutreinheit gründen und gleichzeitig dem Adel seine mögliche Mischung mit jüdischem oder maurischem Blut vorhalten konnten. «So geht es in Fuente Ovejuna in zeitgenössischer Perspektive nicht primär um Fragen von Emanzipation und Frauenehre in einem heutigen Sinne, sondern um eine Darstellung der Folgen des neu institutionalisierten Antisemitismus und der Islamfeindlichkeit im Anschluss an die Zwangskonversion oder Vertreibung der Juden nach 1492» (S. 324).
4.3 Zu Garcia Lorca und seinem Werk
Das Kapitel über Federico Garcia Lorca (1898-1936) ist nicht zuletzt deshalb lohnend, weil es Ordnung schafft. Es behandelt die gesamte Lyrik und die Theaterproduktion und umfasst sowohl die zu Lebzeiten als auch die posthum veröffentlichten oder auf die Bühne gebrachten Werke. Gerade die späten, selten aufgeführten Werke haben «allesamt stark experimentellen Charakter» und zeigen, «dass Lorca im Kontext der ästhetischen Wandlungsprozesse der späten 1920er Jahre eine grundlegende Erneuerung der zeitgenössischen Dramatik anstrebte» (S. 283). Im Bereich der Lyrik sieht Ingenschay die 220 Verse lange Klage auf den Torero, Weltmann, Dandy und Schriftsteller Ignacio Sánchez Mejías, den Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, «in ihrer spezifischen Mischung traditioneller lyrischer Figuren und innovativer, idiosynkratischer Elemente als Summa der lyrischen Praxis Lorcas» (S. 292). Leben und Werk Lorcas werden außerdem auch mit Blick auf die Homosexualität des Autors analysiert: die mal offenere, mal versteckte Präsenz der Homosexualität in den Texten, die Schwierigkeit Lorcas, seine Homosexualität zu leben und die Schwierigkeiten seines damaligen Umfeldes, aber auch der Nachwelt der Erben, Rechteverwerter und der spanischen Gesellschaft, offen mit der Homosexualität des Dichters umzugehen – ohne ihn im anderen Extrem gleich zur «schwulen Ikone» (vgl. S. 299ff.) hochzustilisieren.
4.4 Zur Entwicklung des Madrid-Romans
Das Kapitel über die Madrid-Literatur ist nicht nur das längste und das facettenreichste, es ist auch besonders gut durchkomponiert. Man sieht die Entwicklung der Stadt Madrid förmlich in der Literatur nachvollzogen. Benito Pérez Galdós, dem Realismus zugerechnet, steht am Anfang, und er steht gleichzeitig auch für den costumbrismo vieler Madrid-Romane, also mit Ingenschay für die «Literalisierung des stets etwas provinziell anmutenden städtischen Alltagslebens mit seinen Sitten und Gebräuchen» (S. 185). Das Überschreiten der Grenzen von Stadtvierteln wird für die Personen des Romans (aufgezeigt z.B. an dem Roman «Fortunata y Jacinta» aus dem Jahre 1887) ein Überschreiten sozialer Grenzen.
Der moderne Großstadtroman im engeren Sinn, «La colmena», stammt von Camilo José Cela und wurde zuerst 1951 in Argentinien und dann 1955 auch in Spanien veröffentlicht (dt.: Der Bienenstock, 1964). Ingenschay betrachtet diesen Roman als den «‹Nullpunkt› der modernen Aneignung Madrids» mit der charakteristischen Vereinzelung und Anonymität ihrer Bewohner.
In einer späteren Phase verlagert sich die Aufmerksamkeit dann zunehmend vom Zentrum in die Peripherie der Armenviertel. In dem 1961 erschienenen fulminanten Roman «Tiempo de silencio» von Luis Martín-Santos (dt.: Schweigen über Madrid, 1991) werden Zentrum und Peripherie bereits in Beziehung gesetzt. In späteren Romanen wie «Madrid 650» (1985) von Francisco Umbral dominiert dann die Peripherie. Umbral hat sich in diesem Roman «von einer Stadtsemiotik, die auf die Zentralität eines innerstädtischen Kerns setzt, verabschiedet» (S. 650).
Im Madrid-Roman «Ciudad rayada» (1998, «Die Stadt mit den Streifen») von José Ángel Mañas trifft man einen neumodernen madrileñismo an. Dem madrileñista «bedeutet die Hauptstadt nicht nur Lebensmittelpunkt, sondern Quelle der Inspiration und Objekt der Bewunderung» (S. 200). Protagonist ist ein junger Student, der vom Drogenhandel lebt. «Die Stadt dient ihm als ästhetische Inspiration, zumal er sich in seiner Freizeit Technomusik widmet. In seine Stücke hinein mischt er den Sound, der das postmoderne Madrid am besten repräsentiert: den Lärm der Stadtautobahn M 30. Dies lässt sich als heimliches Leitmotiv der postmodernen Anverwandlung Madrids bezeichnen» (S. 218).
Von einem begrünten Abraumhügel im Süden Madrids schaut der Student mit seiner Freundin auf die Stadt:
Es war, als ob das ein großer Bienenkorb von Irren wäre, und wir oben drauf wären und die Welt kontrollierten […] Die Wolken sahen lila aus, und die letzten Sonnenstrahlen ähnelten den Lasern in der Diskothek. Wir sahen das Planetarium von Atocha, und die M 30, schon erleuchtet… (Ausschnitt aus dem Zitat bei Ingenschay, S. 219).
Ingenschay reflektiert daran anschließend «die Unterschiede zwischen der Bienenstock-Metapher bei Galdós, Cela und Mañas» (S. 219), und das macht den Wandel von Stadt und Lebensgefühl noch einmal deutlich: «Während Galdós (in seinem Roman Misericordia) eine Zeile aufgereihter Wohnungen in einem armen Viertel nahe der Ronda de Toledo konkret als ‹Bienenstock› bezeichnet, drückt Cela mit dieser Metapher die ‹essenzielle› Entfremdung der verlorenen ‹Bienen› aus – in seinem Roman laufen alle Menschen gesenkten Hauptes. Mañas dagegen bedient sich des Tricks der erhabenen Perspektive, um sich Madrid hedonistisch anzuverwandeln. Mañas reinterpretiert die Bienen-Metapher also ästhetisch, unter Beimischung einer ordentlichen Prise postmoderner Stadterfahrung» (S. 219).
5. Anmerkungen zur Behandlung der Krisenliteratur bei Ingenschay
Ohne «Mut zur Lücke» (S. 3) hätte die andere Geschichte der spanischen Literatur gar nicht geschrieben werden können. Das schließt nicht aus, dass manche Leserin und mancher Leser, die eine oder andere Lücke bedauerlich findet. Auf solche Lücken wird im Folgenden aufmerksam gemacht. Außerdem wird hinterfragt, in wieweit der selbst gesetzte Anspruch, «die Interdependenz von Politik und literarischem Diskurs» (S. 10) aufzuklären, in den Kapiteln, die sich mit den Krisen, Katastrophen und Traumata der spanischen Geschichte befassen, eingelöst wird.
5.1 Krisendiskurs in Spanien Anfang des 20. Jahrhunderts nach dem Verlust der Kolonien
Nach dem Verlust der Kolonien, Kubas und der Philippinen, 1898 im spanisch-US-amerikanischen Krieg war eine Krisenstimmung entstanden, die intellektuell verarbeitet wurde. Dieser Kontext wird gut und ausführlich beschrieben. Dazu gehört auch die Genese der «Generation der 98er», zu der meistens die prominenten Schriftsteller Miguel de Unamuno, Enrique de Mesa, Ramiro de Maeztu, Azorín, Antonio Machado, Pío Baroja und Ramón del Valle-Inclán und nicht zuletzt Ángel Ganivet (als Vorläufer) gerechnet werden. Ingenschay steht auf der Seite der Literaturwissenschaftler, die in der Rede von der Generation der 98er eine Zuschreibung von außen sehen, ein Label unter dem man sehr unterschiedlich denkende und schreibende Personen «zwangsvereint» (vgl. S. 111) hat, die sich nicht einmal selbst als Gruppe verstanden.
Unabhängig davon, ob das nun eine Gruppe war oder nicht, kann doch davon ausgegangen werden, dass im ersten Drittel des 20. Jahrhunderts ein langfristig wirkmächtiges Narrativ entstand, dessen Kern «das kollektive Lamentieren angesichts einer ‹nationalen Katastrophe›» (S. 110) war. Dieser Diskurs wird jedoch in dieser Literaturgeschichte nicht weiter durch Werkanalysen untermauert. Das mag damit zu tun haben, dass der stark auf die Interpretation einzelner erzählerischer Werke ausgerichtete Ansatz Ingenschays die Essayistik, die typische Form für die literarische Reflexion von Geschichte und Politik, von Krisen und Katastrophen, weitgehend ausspart. Überraschend ist eher, dass die Romane von Azorín, Unamuno und Pio Baroja, die konkret vorgestellt werden, offenkundig ausgesucht wurden, weil sie literarisch interessant sind. Die Chance, die Wechselbeziehung von Belletristik und öffentlich-politischem Diskurs anhand exemplarischer Werke zu klären, wird so vergeben.
Vermisst wird auch ein Hinweis darauf, dass das pessimistische, nationalistische, die spanische Identität suchende, jeglicher Diversität abholde Narrativ jener Jahre schon damals von liberal und pluralistisch denkenden Zeitgenossen wie dem Schriftsteller und Politiker Manuel Azaña durchschaut und kritisiert wurde (vgl. dazu etwa den Essay von Juan Goytisolo «El lucernario. La pasión crítica de Manuel Azaña», 2004). Insgesamt hätte etwas mehr Aufmerksamkeit für die literarische Produktion liberaler, linksliberaler und linker Schriftsteller dem Kapitel gut getan.
5.2 Krisendiskurs Anfang des 21. Jahrhunderts
Bei den Krisenerfahrungen nach 1975 und ihrem Niederschlag in der Literatur widmet Ingenschay sich der Literatur zum versuchten Staatsstreich vom 23. Februar 1981, dem islamistischen Anschlag auf die Madrider Vorortzüge vom 11. März 2004 und der Krise nach 2008, in der vielfältige wirtschaftliche (Bankenkrise, Immobilienkrise, Arbeitslosigkeit …) und politische Probleme (Parteiensystem, Korruption, Katalonienkrise, Vergangenheitsbewältigung …) zusammenkamen.
Die fetten Jahre sind vorbei und «es entsteht eine wuchernde Literatur der Krise» (S. 132). Rafael Chirbes wird dabei zu Recht als «der Wegbereiter und Hauptvertreter des Krisenromans» (S. 133) herausgestellt. Zu den Krisenerfahrungen gehört auch der sich verschärfende Katalonienkonflikt, der bei Ingenschay leider nicht verhandelt wird, obwohl es nicht wenige Romane gibt, die den katalanischen Nationalismus befeuern oder hoch reflektiert sich des komplexen Verhältnisses zwischen Spanien und Katalonien angenommen haben.
5.3 Boom der Bürgerkriegsliteratur
Auch bei der Behandlung der unüberschaubaren Bürgerkriegsliteratur vom Beginn des Krieges bis heute, ist der Mut zur Lücke unvermeidlich. Das gilt umso mehr als Ingenschay den Bezugsrahmen weit fasst. Außer der Literatur zum Bürgerkrieg im engeren Sinn (1936-1939) bezieht er auch die zu den ersten zwei Jahrzehnten der Franco-Diktatur (und des Widerstands dagegen) mit ein. Letztlich schließt er sogar alle Literatur mit ein, die mit der historischen Erinnerung an den Bürgerkrieg zu tun hat, auch wenn ihre Handlung in der Gegenwart angesiedelt ist. Für die Struktur des Kapitels ist die Entstehungszeit entscheidend: (1) Bürgerkriegsliteratur, die während des Krieges entstand, (2) Literatur, die während des Franquismus im Exil oder im «inneren Exil» bei waltender Zensur verfasst wurde und (3) die Werke, die nach Francos Tod verfasst wurden ‒ bis zur Jahrtausendwende (3a) und die des Booms danach (3b).
Bezogen auf «die Interdependenz von Politik und literarischem Diskurs» (S. 10) ist die Unterscheidung in die Romane, die bis Ende der 1990er Jahre geschrieben wurden (Phase 3a) und die des Booms ab 2000 interessant. In den Romanen der Phase 3a ist bestenfalls und «eher zaghaft eine Revision des historischen Gedächtnisses» anzutreffen (vgl. S. 164), während die Diskussionslage in der Phase 3b durch weitreichende und lautstarke Forderungen nach einer systematischen Aufarbeitung der Vergangenheit gekennzeichnet ist.
Bei der Behandlung der Boom-Literatur nach 2000 bespricht Ingenschay wieder verschiedene Werke ausführlich. Der Roman von Javier Cercas (*1962) «Soldados de Salamina» von 2001 (dt.: Soldaten von Salamis, 2002) gehört dazu (vgl. S. 166-172; ausführliche Inhaltsangabe in der Wikipedia). Bis 2007 wurden über eine Million Exemplare davon in Spanien verkauft (vgl. S. 165). Ohne hier ins Detail zu gehen, lässt sich festhalten, dass man es, um es einmal so zu nennen, mit einem «invertierten Schlussstrich-Roman» zu tun hat. Besiegte, Gegner oder Opfer des Franquismus sind in diesen Romanen bereit, die Vergangenheit ruhen zu lassen. Kritik an der mangelnden politischen Aufarbeitung der Vergangenheit in der Demokratie wird nur sehr leise vorgebracht.
Ingenschay unterzieht den Roman einer harschen Kritik und entdeckt in dem Werk «Skandalöses», «Schräges» und «Frauenfeindliches». Die Kritik ist eine doppelte: der Roman wird als schlecht und dazu politisch fragwüdig, sein Autor als unzureichend sensibilisiert für Fragen des historischen Gedächtnisses eingeschätzt (vgl. S. 169). Das Merkwürdige und Frappierende ist, dass Ingenschay ausgerechnet einen Roman als Musterbeispiel der Boom-Phase nach 2000 ausgewählt hat, der offenbar noch gänzlich unberührt von der neuen Diskussionslage verfasst wurde. Er ist von daher völlig ungeeignet, das Neue der Literatur in der Phase 3b zu belegen.
Mehrere Entwicklungen, um das kurz zu erläutern, haben zu dem unbestreitbaren Wandel der Erinnerungskultur beigetragen (vgl. grundlegend dazu die höchst lesenswerte Studie von Walther. L. Bernecker und Sören Brinkmann: Kampf der Erinnerungen. Nettersheim 2008). Die Geschichtswissenschaft lieferte zunehmend Evidenz für das ungeheure Ausmaß der Repression im franquistischen Unrechtsregime; die «Gesellschaft zur Wiedererlangung des historischen Gedächtnisses» und andere Initiativen zeigten mit der Entdeckung der zahlreichen anonymen Massengräber aus der Franco-Diktatur, dass die Vergangenheit keineswegs abgeschlossen war. Nachdem die Sozialistische Arbeiterpartei (PSOE – Partido Socialista Obrero Español) die Regierungsmacht an die Volkspartei (PP – Partido Popular) hatte abgeben müssen, die ab dem Jahr 2000 mit absoluter Mehrheit regierte, begann die Linke verstärkt die Kontinuität des Franquismus in Gestalt des PP und in den staatlichen Institutionen zu kritisieren. In der Auseinandersetzung mit dem politischen Gegner wurde nun auch der Erinnerungspolitik und der Aufarbeitung der Vergangenheit ein größerer Stellenwert beigemessen. Nach Wiedererlangung der Regierungsmacht durch den PSOE, mit dem Ministerpräsidenten José Luis Zapatero an der Spitze, wurde das «Gesetz zur Wiedererlangung des historischen Gedächtnisses» (Ley de la memoria histórica) im Jahr 2007 verabschiedet.
«Invertierte Schlussstrich-Romane», so die Vermutung des Rezensenten, waren Phänomene des Übergangs. Das Narrativ von der vorbildlichen Demokratisierung nach 1975 kam langsam an sein Ende, der neue Krisendiskurs nahm erst allmählich Fahrt auf. Der sich verändernde politisch-öffentliche Diskurs nach dem Jahr 2000 und die veränderte politische Gesamtlage in Spanien nach 2008, lassen in der Tat keine «invertierten Schlussstrich-Romane» mehr erwarten. Erklärungsbedürftig bleibt, warum Romane dieses Typs so spät auftauchen – erst über 20 Jahre nach der Verabschiedung der demokratischen Verfassung Spaniens im Jahr 1978. Das könnte so gedeutet werden, dass sie eine provisorische Form darstellen, das politisch gewollte Schweigen der ersten zwanzig Jahre nach Francos Tod zu überwinden bei gleichzeitiger Aufweichung des dichotomen «Zwei-Spanien-Motivs» (rechts-links, gut-böse, Verlierer-Sieger, Täter-Opfer). Sicher ist, dass in diesen Romanen nicht über die Vergangenheit geschwiegen wird. Ebenso sicher ist aber auch, dass sie die Vergangenheit noch nicht vom Standpunkt der verallgemeinerten Krise, zu der auch die verschleppte Vergangenheitsbewältigung gehört, betrachten.
Eine letzte Anmerkung zu diesem Kapitel: Ein Strang der Bürgerkriegsliteratur, der sich von den 30iger Jahren bis heute nachzeichnen ließe, wird leider nicht berücksichtigt. Es geht um die Anti-Kriegs-Literatur, die sich weniger für die Kriegsparteien und mehr für die Sinnlosigkeit, Grausamkeit und Entmenschlichung, die Krieg bedeutet, interessiert. Darunter finden sich nicht wenige beeindruckende Arbeiten, die auch ins Deutsche übersetzt vorliegen (z.B. Manuel Chaves Nogales 1937: A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España; dt.: ¡Blut und Feuer! Helden, Bestien und Märtyrer im Spanischen Bürgerkrieg 2022; Joan Sales: Incerta Glòria, katalanisches Original 1956 noch unter Zensurbedingungen, endgültige Fassung 1971; dt.: Flüchtiger Glanz, 2015; Mercè Rodoreda: Quanta, quanta guerra, katalanisches Original 1980; dt. Weil Krieg ist, 2007) oder Alberto Méndez: 2004: Los girasoles ciegos; dt.: Die blinden Sonnenblumen, 2005).
6. Fazit
Wer sich für die spanische Kultur, die spanische Literatur und ihre Geschichte interessiert, wird von diesem Buch nicht enttäuscht. Es bietet einen Gang durch 1000 Jahre spanischer Literaturproduktion und weckt dabei Interesse an einer Vielzahl von Werken und AutorInnen. Es macht andere Geschichten der spanischen Literatur zwar nicht überflüssig, zeigt aber neue Perspektiven der Betrachtung und Interpretation auf, holt vergessene oder verdrängte Teile der Literaturproduktion ans Licht und erweitert so das sichtbare Spektrum. Das Interesse an den Grenzüberschreitungen geht bei Ingenschay einher mit dem, wenn man so will cervantinischem Leitbild einer inklusiven Gesellschaft und der Anerkennung von Diversität. Der Schreibstil ist publikumsorientiert, klar und didaktisch durchdacht. Dass der Text auch kostenlos elektronisch zur Verfügung steht, ist ein weiteres Plus.
Dieter Ingenschay: Eine andere Geschichte der spanischen Literatur: Von Cervantes bis zur Gegenwart. Berlin, Boston: De Gruyter 2022; https://doi.org/10.1515/9783110747171
Der neueste Versuch, die Defizite der spanischen Demokratie aufzuzeigen, krankt an mangelnder journalistischer Sorgfalt
Rezension von Knud Böhle | 06.07.2020 (einige Typos am 27.7.2020 korrigiert)
Ein journalistisch gut geschriebenes, leicht lesbares Sachbuch, das einem breiteren Publikum die gegenwärtigen politischen Defizite und Probleme der spanischen Demokratie mit Rückgriff auf die Erbschaft des Franquismus erläuterte, wäre eine gute Sache. Genau das scheint der im März dieses Jahres erschienene Titel: „Francos langer Schatten. Diktatur und Demokratie in Spanien“ zu versprechen.
Der Autor, Hannes Bahrmann, setzt bei der Vorgeschichte des Spanischen Bürgerkriegs ein, behandelt kursorisch das Kriegsgeschehen und widmet sich dann ausführlicher der Entwicklung der Franco-Diktatur nach 1939 mit Akzentsetzungen bei der Diskriminierung, Ausgrenzung und systematischen Repression der „Verlierer“ und beim antifranquistischen Widerstand. Des Weiteren werden der wirtschaftliche Aufschwung Spaniens in den 60er Jahren (dank Auslandsinvestitionen, Rücksendungen der Arbeitsemigranten, der Tourismusindustrie, des Baubooms) sowie anschließend der Niedergang der Diktatur skizziert. Es folgt ein Abriss der Transición, also des Übergangs von der Diktatur zu einer parlamentarischen Demokratie. Mit dem gescheiterten Putschversuch vom 23. Februar 1981 und dem Wahlsieg der Sozialisten (der PSOE, dem Partido Socialista Obrero Español) 1982 gilt nach verbreiteter Lesart diese Übergangsphase als beendet. Die zwischen Franquisten und Anti-Franquisten „paktierte Demokratie“ schloss einen „Pakt des Vergessens“ ein.
Tatsächlich, wie Bahrmann plausibel machen kann, sind einige Grundübel franquistischer Herrschaft noch lange nicht überwunden: das endemische Übel der Korruption grassiert weiter und erfasst nicht nur den rechten Partido Popular (PP), sondern auch den PSOE und weitere Parteien. Mit der Korruption einher geht ein zweites Übel, nämlich der ausgeprägte Wunsch vieler Personen in führenden Positionen, sich zu bereichern. Dies galt schon für den Diktator und seine Familie, gilt weiter für Politiker unterschiedlichster Couleur, aber auch für die Königsfamilie. So sei der König Juan Carlos I nicht zuletzt wegen seiner guten Beziehungen zum saudischen Königshaus bereits vor seiner Abdankung zum Milliardär geworden. Bahrmann: „Mit jedem Supertanker, der zwischen 1,4 und 1,6 Millionen Fässer transportierte, erhöhte sich das Vermögen des Monarchen um etwa zwei Millionen Dollar“ (S. 222). Angemerkt sei, dass die Korruptionsanfälligkeit durchaus noch weiter zurückreichende Wurzeln hat.
Der fehlende politische Wille, die Vergangenheit aufzuarbeiten, also den im Bürgerkrieg von beiden Seiten begangenen Verbrechen, und den unter der Diktatur von franquistischer Seite begangenen politischen und staatsterroristschen Verbrechen nachzugehen, nützt und schützt nach dem Tod Francos vor allem seine Anhänger und Mittäter. Dieser Missstand wird von Bahrmann ausführlich behandelt. Mit dem Amnestiegesetz von 1977 wurde der „Pakt des Vergessens“ quasi formalisiert. An dem Tabu wurde erst mit der Jahrtausendwende gerüttelt. Damals wurde mit der Exhumierung der in Massengräbern verscharrten Ermordeten durch Angehörige und zivilgesellschaftliche Vereinigungen (insbesondere dem Verein zur Wiedererlangung der Historischen Erinnerung, ARMH) begonnen. Parallel dazu gewann eine juristische Neubewertung an Boden, wonach die Verfolgung von Verbrechen gegen die Menschlichkeit nicht durch ein Amnestiegesetz ausgehebelt werden könne. Die Erfahrung des Ermittlungsrichters Baltazar Garzón, der Anklage gegen Franco und 44 Mitverschwörer erhoben hatte, dann aber deshalb selbst wegen Rechtsbeugung auf der Anklagebank landete und von seinem Amt suspendiert wurde, zeigt die wirksame Schutzfunktion des Amnestiegesetzes für Franquisten. Die mangelhafte staatliche Unterstützung bei den Bemühungen, die Massengräber zu lokalisieren, die Toten zu identifizieren und würdig zu bestatten, zeigt wie sich die wechselnden Regierungen selbst mit einer humanitären Selbstverständlichkeit schwer tun. In der Tat: beide Vorgänge sind keine Ruhmesblätter der spanischen Demokratie.
Dennoch ist dem apodiktischen Urteil des Autors über die spanische Demokratie energisch zu widersprechen, wenn es heißt: „Die Demokratie in Spanien steht auf dem Fundament der faschistischen Diktatur. Der alte Apparat der Diktatur wurde nie angetastet“ (S. 268). Hier werden die mehr oder weniger gut funktionierenden demokratischen Institutionen in Spanien schlicht ausgeblendet. Selbst die harten juristischen Urteile in vielen Korruptionsfällen kommen nicht als Fortschritte gegenüber der Zeit der Diktatur in den Blick. Immerhin brachte die nachgewiesene illegale Parteienfinanzierung der Partido Popular 2018 das Ende der damaligen PP-Regierung; auch wurde die Korruption im Königshaus geahndet. Iñaki Urdangarin, Schwiegersohn von Juan Carlos I, wurde wegen Korruption zu einer langjährigen Haftstrafe und einer empfindlichen Geldstrafe verurteilt.
Es ist nicht allein der einseitige Blick auf die Demokratie in Spanien, der unangenehm auffällt. Dazu kommen journalistische Mängel, die das Lesen vermiesen. Zwar kann dem Buch bescheinigt werden, dass es viele wissenswerte Details und interessante Anekdoten enthält, an manchen Stellen geht die Nähe zum Stil der Regenbogenpresse jedoch zu weit, wenn etwa der Aufstieg eines der entscheidenden Reformpolitiker der Diktatur in den 60er-Jahren, Laureano López Rodó, auf die Dankbarkeit Carrero Blancos, des damaligen Leiters der Staatskanzlei, zurückgeführt wird, dem besagter López Rodó in einer Ehekrise geholfen haben soll (S. 138), oder wenn die den König Juan Carlos I belastenden Äußerungen von Corinna zu Sayn-Wittgenstein motivisch darauf zurückgeführt werden, dass er ihr die Ehe versprochen haben soll.
Zu den Schwachstellen des Buches zählen auch einige Falschinformationen, die leicht durch etwas Recherche hätten vermieden werden können. Zum Beispiel wird behauptet, die Spanier hätten den Staatsstreich vom 23. Februar 1981 live im Fernsehen verfolgen können (S. 191). Dem war aber nicht so. Erst einen Tag später wurde die Aufzeichnung des Putschversuchs ausgestrahlt. An anderer Stelle wird behauptet, Jorge Semprun habe sich nach seinem Ausschluss aus der Kommunistischen Partei Spaniens (1964) „ausschließlich seiner Arbeit als Schriftsteller“ gewidmet (S. 153). Dass Semprun zwischen 1988 und 1991 Minister in einer Regierung von Felipe González war, wird ignoriert.
Leichter Unmut kommt auf, wenn zu lesen ist, dass der bekannte spanische Forensiker, Francisco Etxeberria, der seinen Sachverstand auch bei der Exhumierung von Bürgerkriegsopfern einbringt, nachgewiesen habe, dass Salvador Allende von Pinochet-Leuten ermordet worden sei (S. 258). Das Gegenteil ist der Fall: die Kommission internationaler Experten, der Etxeberria angehörte, bestätigte die Suizid-These. Unverständlich bleibt auch, warum der Oberste Rat für wissenschaftliche Forschung, CSIC, der nach dem Bürgerkrieg eingerichtet wurde, als „Wissenschaftsrat des Ordens“, also des Opus Dei, vorgestellt wird (S. 140). Auch das ist nicht richtig: Die Institution war beim Erziehungsminister angesiedelt, der gleichzeitig Präsident des Rates war, aber selbst nicht dem Opus Dei angehörte. Dass der Einfluss des Opus Dei auf diese Institution beträchtlich war, steht auf einem anderen Blatt.
Mangelnde Sorgfalt zeigt sich auch im Umgang mit Namen: so wird uns Laureano Cerrada Santos, ein Urgestein des anarchistischen Gewerkschaftsverbundes CNT (Confederación Nacional del Trabajo)und unermüdlicher Widerstandskämpfer als „Unternehmer Laureano Cerrado Santos“ (S. 105)vorgestellt; aus der argentinischen Richterin Frau María Servini de Cubría, die internationale Haftbefehle wegen in Spanien begangener Verbrechen gegen die Menschlichkeit ausstellte, wird unversehens Frau Salvini (S. 251), aus Papst Paul VI, der wegen der Todesurteile im Prozess von Burgos bei Franco intervenierte, wird kurzerhand Pius VI (S. 157). Genug davon.
Kurzum: Das Buch ist leicht verständlich geschrieben. Wissenschaftlich ist es nicht, will es nicht und muss es auch nicht sein. Leider ist es als Sachbuch wegen seiner journalistischen Mängel nicht wirklich gelungen: zu wenig Belege, eine unverständliche Vernachlässigung der funktionierenden demokratischen Strukturen und Kräfte, zu viele Ungenauigkeiten und Fehler im Text. Das ist schade, weil mit mehr Sorgfalt des Autors bei der Recherche, einem verlässlichen Anmerkungsapparat und einem professionellen Lektorat ein deutlich besseres Ergebnis hätte erzielt werden können. Solch zusätzlichen Aufwand, wollte offenbar niemand treiben.
Hannes Bahrmann: Francos langer Schatten. Diktatur und Demokratie in Spanien. Ch. Links Verlag, Berlin 2020, ISBN 978-3-96289-077-3